Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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Córdoba y una mala noticia para Alberto…

La columna de Eugenio Paillet, corresponsal de La Nueva. en Casa Rosada.

   En medio de tanta malaria, del avance imparable de la segunda ola de coronavirus, de la inflación inmanejable y de los estragos de la economía, a la par de las durísimas internas desatadas en torno a si Martín Guzmán puede o no echar a uno de sus subsecretarios, Federico Basualdo, o el consiguiente desgaste de la autoridad presidencial, Alberto Fernández recibió la semana pasada una mala noticia proveniente de la provincia de Córdoba.

   Natalia de la Sota, con quien hace un mes atrás se había sacado una foto con toda la intención en su despacho de la Casa Rosada, le hizo saber por los carriles adecuados que no sacará los pies del plato en el más puro sentido de la liturgia peronista. La hija del fallecido José Manuel de la Sota seguirá junto al gobernador Juan Schiaretti, y encabezará casi con seguridad la lista de candidatos a diputados nacionales de Hacemos por Córdoba, la expresión del “cordobesismo” que en la provincia mediterránea reemplaza desde hace años al clásico “peronismo”.

   Para más datos, Natalia de la Sota, actual legisladora provincial del schiarettismo, iría a la cabeza de la boleta de Hacemos por Córdoba junto a la esposa del gobernador, Alejandra Vigo, que encabezará la lista de candidatos al Senado de la Nación.

   La necesidad de Fernández de sumar a Natalia a sus huestes para que encabezara la lista del Frente de Todos en la provincia, ya que se descuenta que habrá internas con Hacemos por Córdoba, se había convertido en una obsesión de la que fue depositario el senador Carlos Caserio, principal referente del “albertismo” en la provincia de Córdoba y responsable de llegar a un acuerdo con Schiaretti en pos de una lista de unidad.

   Lo hizo con un dato comprobable en sus manos que le acercaban una y otra vez las encuestas que encargó y que llegan casi semanalmente al ministerio del Interior: las elecciones de octubre no vienen bien para el peronismo en la provincia “más macrista del país”, donde se pronostica otro triunfo contundente de Juntos por el Cambio, mientras el Frente de Todos quedaría tercero detrás de Hacemos por Córdoba.

   Convencido Fernández que el apellido De la Sota podría torcer ese destino en las urnas, Caserio llevó adelante ese verdadero trabajo de zapa para convencer a la hija del “Gallego” junto a la dirigente de La Cámpora en Córdoba, la diputada nacional Gabriela Estévez.

   El senador cordobés se reunió en más de una oportunidad con Natalia, quien por otra parte según reconocen fuentes de la Casa Rosada viajó más veces de las que se conocen desde Córdoba a Buenos Aires para reunirse con el presidente Fernández. En una de esas visitas Presidencia distribuyó aquella foto en la que Alberto y Natalia posan sonrientes y tomados de la mano, cuando parecía que el pase de la legisladora al Frente de Todos era posible. Aunque ella, es verdad y lo reconocen en ambos bandos, nunca dio una palabra definitiva. “Se limitaba a escuchar”, recuerda ahora un confidente.

   De la Sota también tuvo contactos siempre dentro de la estrategia de sumarla como candidata con el ministro del Interior, Wado de Pedro, otro a los que el presidente le había encomendado buscar un acercamiento. La semana pasada, en una comunicación telefónica, Natalia cerró el capítulo con el titular de la cartera política, y avisó que definitivamente será candidata en las listas del gobernador Schiaretti.

   “Ella apoya al presidente pero está obligada a seguir al lado de Schiaretti porque también tiene aspiraciones de ser candidata a gobernadora en 2023, cuando el Gringo deberá retirarse porque no tiene reelección”, justifican el mal paso del albertismo en despachos de la Casa Rosada.

   A modo de premio consuelo, dicen en la Casa Rosada que perdidas las esperanzas con Natalia de la Sota, la lista del Frente de Todos para octubre (o noviembre) podría ser encabezada por la propia Estévez, que es la dirigente camporista que mejor mide en la provincia, secundada por otro dirigente de La Cámpora, Martín Fresneda, hijo de desaparecidos, de aceitados contactos con Máximo Kirchner y llegada directa al Instituto Patria.