Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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Los Vidal Ríos, el narcotráfico y un nuevo paradigma en Bahía Blanca

El fiscal federal Santiago Martínez, con vasta experiencia en la materia, explicó de qué manera se transformó el negocio de la droga en la ciudad y qué agravantes se observan hoy.

 

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   Audionota: Florencia Albanesi

   En enero de 2014, cuando la ciudad se conmocionaba por la detención de Juan Ignacio Suris en el departamento de su exnovia, la vedete Mónica Farro, el abogado Mariano Bernárndez, quien había asumido la defensa del bahiense, lanzaba una frase fuerte pero de verdad relativa: "Es una causa de drogas sin drogas".

   El fiscal federal Santiago Ulpiano Martínez cree que ese tipo de afirmaciones no hacen más que conformar un "slogan falso" que distorsiona la realidad que se vive en la lucha contra el narcotráfico.

   Con 30 años de experiencia en la materia, Martínez advierte que el negocio fue mutando y que hoy ya no es igual al del tiempo de Suris. Y que antes también era distinto.

Fiscal Santiago Ulpiano Martínez

   Para entender la problemática que hoy nos aqueja es necesario conocer cómo fue la evolución del mercado en las últimas décadas.

   "Hace muchos años, la mayoría de los casos que existían en Bahía eran de personas que tenían el estupefaciente con la necesidad de comercializarlo, de efectuar una venta al menudeo por lo general. Traían la droga de Mar del Plata o el Gran Buenos Aires y actuaban bajo una modalidad cuentapropista, con estructura muy precaria", explica el fiscal.

   Una segunda etapa marcó bandas "medianamente organizadas", cercanas a lo que hoy se conoce como "cartelización", lo cual incluye "fases de trabajo, estructura, logística y connivencia con fuerzas de seguridad".

Juan Ignacio Suris tiene que ser juzgado de vuelta por narcotráfico.

   "Esto lo hemos acreditado por primera vez con la causa de Suris e impone un trabajo mayor de valoración de prueba", afirma.

   Cuando se dice "causa de droga sin droga" se parte de una premisa incorrecta, remarca.

   "Quien está en la cúpula de la organización no es quien detenta la droga, ni tampoco los segundos. Generalmente se detecta en 'las bocas de expendio', que son las puntas más vulnerables. La droga no la vamos a encontrar en cabeza de los líderes, salvo que los sorprendamos en el preciso momento de descarga, siempre va a estar en los últimos eslabones", sostiene Martínez.

Con y sin arraigo

   La tercera etapa se advierte desde 2012 a la actualidad, con una mayor complejidad de acción criminal que se traduce en un fuerte impacto en los tejidos sociales más vulnerables.

   "Organizaciones como la de Suris, que se las puede denominar como cuasicartelizadas en el ámbito local, no tenían arraigo real, el negocio lo hicieron en dos años, como sucesores de otros, pero sin arraigo", explica Martínez.

Ricardo y Adrián Vidal Ríos. El primero fue detenido. Su hermano sigue prófugo.

   Con la investigación que se le sigue a los Vidal Ríos -amplía- comenzaron a ver definidamente lo que se denomina "cartelización con arraigo local".

   "En los últimos 8 años hubo un cambio claro de paradigma. Del cuentapropismo se pasó a un comercio con organización piramidal, de mandos intermedios y esto fue evolucionando hacia un arraigo", describe.

   Según el fiscal federal, está acreditado en la causa que los hermanos acusados -uno de ellos detenido en los últimos días y el otro prófugo- "se valieron de chicos jóvenes, de barrios de condición vulnerable, que consumen y luego se hacen 'trafiadictos' o 'soldaditos', es la mano de obra que usan como punteros, para vender la droga".

Cambio de abordaje

   El gran desafío hoy para los investigadores es acreditar el comercio. La tenencia de droga se puede probar con la mera posesión, pero la tenencia para comercializar -artículo 5 de la ley 23.737- tiene detrás una estructura más compleja que desentrañar.

   Por ese motivo, y como lo hicieron los narcotraficantes, también cambiaron algunas tácticas de trabajo, por las dificultades probatorias que se presentan.

   "Nos valemos de investigaciones de tiro más largo y con poca gente, con estricta reserva, para tratar de evitar filtraciones", explica.

   De todas maneras, en el caso de Vidal Ríos, al momento de los 29 allanamientos que se realizaron a fines de febrero, se cree que fueron alertados.

   "También tiene que ver con esa 'cartelización' que mencionamos. Fueron avisados y rápidamente ocultaron la droga, aunque hubo muchos procedimientos y algunos en lugares donde ellos pensaron que no íbamos a llegar", agrega.

   Para Martínez es necesario entender que, si se quiere abordar seriamente la problemática que se está dando en la ciudad, "el trabajo deberá ser mayor".
"Siempre vamos a encontrar droga en manos del puntero y no del cuadro jerárquico. Debemos enlazarlos a partir del flujograma de la organización, de los contactos, de la mecánica de acción, de la operatoria y con las tareas de inteligencia, escuchas telefónicas y otras herramientas que tenemos a mano", remarca Martínez.

"Hay vecinos silenciosos, aunque aplauden"

Reclutamiento. El fiscal federal asegura que advierten "miedo" en los barrios vulnerables donde el narcotráfico penetró y generó una "enorme problemática social". En el caso de los Vidal Ríos "lo pudimos advertir, con el reclutamiento de chicos".

Apoyo. "Hay vecinos que tienen temor de hablar, son silenciosos aunque, en el fondo, aplauden porque hay muchas madres que han visto a sus hijos en convertirse en adictos a las drogas y la falta de salidas laborales y de otras cuestiones hacen que sea tierra fertil para los narcos", opina el doctor Martínez. 

Trayectoria. Martínez, entre 1991 y 2009, fue secretario de instrucción en la Justicia Federal. Desde 2009 a 2015 fue juez federal subrogante de los dos juzgados locales y a partir de octubre de 2018 se desempeña como fiscal federal.