Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Trigo: Humedad a la siembra, buen precio y fertilización, las claves para superar la brecha

Adecuados manejos en tiempo y forma pueden incrementar —hasta en un 14 %— el rinde promedio y, además, potenciar la soja de segunda. Es una de las conclusiones del lanzamiento de Fertilizar Asociación Civil.

El trigo, el cultivo icónico del SOB. / Fotos: Emmanuel Briane y Rodrigo García-La Nueva.

Guillermo D. Rueda / grueda@lanueva.com

   “La humedad de los suelos a la siembra tiene un enorme impacto en la estabilidad de los rendimientos en trigo, ya que el primer ciclo se desarrolla en los meses más secos del año. No es un dato menor en la previa a la siembra para esta campaña”.

   La proyección la hizo el Ing. Agr. Jorge Bassi, vicepresidente segundo de Fertilizar Asociación Civil, antes de anticipar buenos precios para el cultivo, otro aspecto clave para la rentabilidad del ícono del sudoeste bonaerense.

   “Es importante que haya reservas de agua cuando se ingresa a la primavera. El piso ya se ha recuperado en casi toda la Pampa Húmeda; incluso, se pueden agregar algunas áreas de Córdoba, que el año pasado no habían llegado a sembrarse por falta de lluvias”, sostuvo.

Ing. Agr. Jorge Bassi, vicepresidente segundo de Fertilizar Asociación Civil.

   Bassi —en el encuentro con periodistas agropecuarios de todo el país— fue un poco más allá en el análisis.

   “Es importante empezar a considerar las brechas”, señaló, antes de asegurar: “El 23 % del trigo que se cosecha en la Argentina se hizo con aporte de fertilizante”.

   “Pero un diferencial del 14 % nos indica qué nos estamos perdiendo si fertilizáramos a fondo. Eso podemos ir a buscarlo sólo con mejorar la nutrición”, aseveró.

   En sus redes de ensayos, Fertilizar AC trabaja con cuatro tratamientos de fertilización en lotes de productores. Uno sin fertilizar; otro con un manejo frecuente, que representa el sistema de los productores; uno con recomendación de fertilización media y otro completo para lograr alto rendimiento.

   “En promedio podríamos llegar a (un rendimiento de) 4.536 kilos por hectárea. Sería con un alto nivel de insumos para que, incluso, queden nutrientes para la siembra posterior en los rendimientos de soja de segunda”, explicó.

   Hoy, ese promedio es de 3.641 kilos por hectárea.

   “La nutrición en trigo es la Doble Nelson (sic): logra efecto en el rendimiento del cultivo, pero también para la soja de segunda. Es algo que no todas las tecnologías lo consiguen ya que, por ejemplo, compiten con el agua”, dijo Bassi.

   “Por eso en trigo se puede ganar esa brecha de 895 kilos por hectárea, siempre teniendo en cuenta a la sustentabilidad en el manejo de los nutrientes”, aseguró.

“La nutrición en trigo es la Doble Nelson (sic): logra efecto en el rendimiento del cultivo, pero también para la soja de segunda”, dijo Jorge Bassi.

   “Es una relación que permite fertilizar con buena rentabilidad, pero que refuerza la necesidad de trabajar bien los diagnósticos por lote y ambientes para lograr el mejor retorno económico”, expresó.

   Bassi mostró que, tomando un valor del trigo puesto en campo a cierre de marzo, la relación insumo-producto (un kilo de trigo/un kilo de fertilizantes) se ubica hoy en 3,6 en el caso de la urea y en 4,4 en fosfato diamónico.

   También sostuvo que es una tecnología que permite mejorar el balance de nutrientes, ya que se deja una parte del fósforo para reponer en el suelo.

La senda de la nutrición

   Respecto del uso de fertilizantes, el nuevo presidente de FAC, Francisco Llambías, destacó el nivel récord alcanzado en el año 2020: 5,2 millones de toneladas respecto a las 4,7 M/T de 2019, para una suba del 13 %.

   Ese crecimiento se compone con 11 % más en el uso de nitrogenados; 15 % en fosfatos; 4 % en sulfatados y 38 % en potásicos.

   “En la última campaña, el trigo arrancó con un precio de entre 120 y 130 dólares (la tonelada), pero cuando terminó rondaba los U$S 200. Entonces, los precios de los fertilizantes se mantuvieron en bajos valores relativos y puede decirse que hubo una buena relación insumo-producto”, agregó.

   Comparando 2020 con 2014 (otro año en el que se registraron buenos precios), Llambías describió que en seis campañas hubo un aumento del 70 % en el volumen de fertilizantes: 95 % más en nitrogenados; 56 % en fosfatados y 53 % en azufrados.

   “Fue por una mejora en el manejo agronómico y en el uso de la tecnología de fertilización”, enfatizó.

   “El aporte de la tecnología ha sido determinante. Así, en estos años se dieron cambios en el esquema de los cultivos, ganando superficie en trigo, pero también en maíz. Es decir, cuando es mayor la proporción de gramíneas vs. las oleaginosas, aumenta la demanda de fertilizantes”, aclaró.

   Llambías reforzó que, por esa nueva relación de cultivos, se incrementaron un 31 % el área fertilizada y un 68 % las dosis.

La presentación en la era virtual: Roberto Rotondaro (izq.), María Fernanda González Sanjuan, Francisco Llambías, Andrés Grasso y Jorge Bassi.

   En trigo, el volumen de fertilizante utilizado en el período 2014/2020 ha aumentado el 178 %. Una comparación, para el mismo período, fue del 94 % en maíz.

   En tal sentido, Roberto Rotondaro, vicepresidente primero de FAC, agregó que, en una gramínea como el trigo, conocer la dotación de nutrientes es fundamental.

   “De allí la importancia de hacer análisis por lote para un uso más eficiente de nitrógeno y potenciar las respuestas de fósforo”, dijo.

   Rotondaro sostuvo, asimismo, que el análisis de suelo es una práctica que viene creciendo.

   “Hoy, más de 20 % de productores encuestados lo hace. Hace 4 o 5 campañas no llegaban a 15 %”, detalló.