Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Llegó la otra pandemia: ¿Por qué hay que fortalecer el sistema ambulatorio?

Para el cardiólogo Walter M. Zukerman existe una mortalidad enmascarada por los descuidos en el área de salud. “Nos dedicamos sólo a lo que nos teníamos que dedicar (por el Covid), pero eso ya tiene consecuencias”, aseguró.

El Dr. Zukerman se refirió a otra realidad: "La capacidad humana de enfermeros, técnicos y médicos tiene un límite". / Fotos: Emmanuel Briane y Pablo Presti-La Nueva. y Archivo LN.
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Guillermo D. Rueda / grueda@lanueva.com
Audionota: Malena Ruppel (LU2)

   —¿Retrocedimos casilleros?

   —Sí. La pandemia nos hizo retroceder varios. Por la baja cantidad de atención de pacientes descuidamos patologías cardiovasculares y oncológicas, así como enfermedades crónicas. El dato no es menor por la implicancia que conlleva en esta coyuntura.

   El doctor Walter M. Zukerman, especialista en cardiología, se refiere a la otra pandemia que transita la sociedad como consecuencia del coronavirus por el Covid-19.

   “¿Qué hay que hacer? Ahí están las decisiones de las cabezas de los sistemas de salud, pero yo prestaría mucha atención al sistema ambulatorio”, añadió.

   “Hay que fortalecerlo y no pensar sólo en las terapias intensivas o en el hospital de internación, sino en tener preparado el sistema ambulatorio para el control de estas patologías. Debemos trabajar en esto porque no sabemos por cuánto se extenderá la pandemia”, aseguró Zukerman, en diálogo con La Nueva.

   —¿Cuándo empezarán las dificultades?

   —Ya las vemos; están. No lo sabemos exactamente en cifras, pero me ha tocado encontrarme con patologías mucho más graves y agudas en el consultorio que antes no veía en un hospital.

   —¿Qué pasó?

   —Nos dedicamos a algo que nos teníamos que dedicar: el Covid. Y así preparamos los hospitales. Sin querer esa población de pacientes se descuidó.

   “Hoy existe una mortalidad enmascarada por descuido del sistema de salud hacia ellos y de ellos por no seguir, como corresponde, con los controles. No tener el sistema de salud completo también ha aumentado la mortalidad por patologías ajenas al Covid”.

   —¿Se está a tiempo para hacer adecuaciones?

   —Sí. El tema es que la capacidad humana de enfermeros, técnicos y médicos tiene un límite. Insisto: si uno agrega a los que se han enfermado, a los que son de riesgo, a quienes se toman licencias por contagios y, peor aún, a los compañeros que han fallecido, deduce que nos enfrentamos a un recurso acotado.

Los nuevos médicos

   —¿Cómo viene la nueva generación de médicos?

  —En Bahía Blanca estamos muy bien. Es una ciudad que, al tener una facultad de medicina y hospitales con residencia, que también captan a profesionales de la zona, posibilita que haya una importante población de médicos jóvenes y capacitados.

   “El problema, quizá, está en que van sólo hacia una orientación de especialidades y así otras quedan desprotegidas“.

   —¿Por ejemplo?

   —Las de áreas intensivas. Es decir, faltan médicos para terapia intensiva, para neonatología y para unidades de recuperación cardiovascular o coronaria.

  “Sucede porque la generación joven busca otras especialidades, acaso porque les sean más rentables o les representen otra calidad de vida.

“Faltan médicos para terapia intensiva, para neonatología y para unidades de recuperación cardiovascular o coronaria“.

   “Esta es una falencia y se tiene que modificar. Es un resorte de las autoridades poder hacerlo para estimular a que los nuevos capten esas necesidades de salud. El sistema debe estar completo en todos sus eslabones y no en los más cómodos o en los que menos inconvenientes eventuales genera”.

   —¿La pandemia provocará un replanteo de los sistemas sanitarios?

   —Sería lo ideal. Estas situaciones de crisis hacen que, tras el sopapo (sic), nos demos cuenta que por ahí estábamos equivocados. Hay que decir: ‘Es por acá’ y cambiar el rumbo.

   “Hay mucho para sacar de positivo de la pandemia. No puede decirse que le hizo bien a la salud, pero generará cambios en cuestiones que no advertíamos que las estábamos haciendo mal”.

   —¿Esto tiene que ver con políticas sanitarias o con inversiones económicas?

   —Van de la mano. La salud es, básicamente, una cuestión de política sanitaria donde es fundamental proteger a la población. En este sentido, los países más desarrollados, como Inglaterra por ejemplo, tienen un formato que cuida a todos de la misma manera.

   “Vos podrás tener una excepción, si tenés el recurso económico o una obra social determinada, pero en general se requiere de una cobertura homogénea. Eso es interesante de analizar para empezar a desarrollar acá”.

   —¿Cómo imaginás la pospandemia?

   —Espero que con un recuerdo de lo atravesado y no como sucede siempre en la Argentina, en que todo pasa y al final volvemos a las comodidades.

El Dr. Zukerman hizo la residencia de cardiología en la Fundación Favaloro, en CABA. Es médico Consultor en cardiología del Colegio Médico Provincia Buenos Aires.

   “Merece recordarse como un año durísimo, con grandes pérdidas de vida, con toda la gente encerrada y con un desastre en la faz económica por la pérdida de empleos”.

   —¿Cómo se transitó, y transita, en Bahía Blanca?

   —Pensé que íbamos a estar bien. Pero fuimos aprendiendo y nos fuimos equivocando, desde las autoridades hasta los que participamos del área de salud en los pasillos hospitalarios.

   —¿Se equivocaron más de lo que acertaron?

   —Sin dudas. En este tema sí. Incluso, porque la medicina también juega con el error.

   —¿Con el error?

   —El error está en las personas que hacen. Si veo a un solo paciente mi probabilidad de error (NdR: en la atención) será menor, pero si atiendo a veinte acaso sea un margen mayor. Pero no por eso voy a dejar de atender.

   “En este caso, pensamos que el germen iba a ir para un lado, y fue para otro. Nada es exacto en la medicina; ni seguro”.

Ciencia y tecnología 2021

   —La ciencia ha avanzado mucho en los últimos años; incluso, más de lo que se esperaba. ¿Qué pasó con el coronavirus? ¿Se lo subestimó?

   —No creo que sea tan así. Sí es cierto que la pandemia le pegó a los países más desarrollados, con más potencial en tecnología y con muchos más recursos humanos que nosotros, por ejemplo. ¿Qué quiero decir? Que cuando a veces suceden hechos de manera global, en medicina no podemos decir que a tal país le fue mejor que a otro ya que, en este caso, nos fue a todos más o menos parecido: mal.

   “Respecto de los tiempos hay una salvedad: nunca vi algo tan rápido en desarrollo de medicamentos como en este año. Para recetar un medicamento de los que tomamos a diario deben transcurrir muchos años. En este caso, la ciencia y los investigadores lograron que se comenzara con la vacunación.

Vacunación con Sinopharm en la UTN Bahía Blanca, este miércoles 10 de marzo.

   “Es cierto: estamos en la fase 3, falta la 4 y se podrán encontrar algunos efectos adversos, pero todo se hizo muy rápido. Para lo que es la medicina no fue lento; no se perdió tiempo, aunque admito que, para la ansiedad de la población en general, puede ser”.

   —¿Cuál es tu opinión respecto de los medicamentos que se han recetado para atacar el Covid?

  —Mi respuesta es clara: 'No'. Lo que no se hace con un rigor científico, con determinadas fases y demás, no se puede aceptar, ya que lo mágico es impredecible.

   —¿La ivermectina es un ejemplo?

   —Sí. Siempre voy al nivel de evidencia más alto. La medicación que te voy a dar para un caso puntual debe tener un consenso científico determinado para ser utilizada.

   “Lo que sucede es que, a veces, las evoluciones de los virus son favorables per se y se puede suponer que es por un medicamento. Un efecto típico sucede con los antibióticos.

   “También puede ser malo que se termine demostrando que alguna vacuna tiene problemas pero, al momento de hoy, es aplicable y debe ser dada porque reduce los riesgos”.

Sobre infartos y otros eventos cardíacos

   —En cuestiones cardiovasculares, ¿existe un ranking de los pacientes más expuestos al coronavirus?

   —Sí. Lo da la gravedad. No sólo para este germen, sino para cualquier otro, en un paciente que tiene el corazón deteriorado, dilatado, con mala función y que le cuesta en lo cotidiano por la falta de aire, el virus se muestra más agresivo.

   “Quien tiene un stent (NdR: dispositivos que se emplean para desobstruir las arterias que llevan sangre al corazón), un pequeño infarto y un evento cardíaco, y que su corazón está funcionando bien, tiene un riesgo mucho menor, casi equivalente a la población general que no haya tenido ninguna circunstancia en este sentido.

   “Hay una escala de patologías que nos determina si la persona puede ir a trabajar, a dar clases y hacer una vida cotidiana, sobre todo en algo tan prolongado. No se le puede decir a quien tenga una pequeña alteración en la válvula que no salga a desarrollar parte de sus obligaciones”.

   —¿Qué significa cuidarse en cuestiones cardiológicas?

   —El cuidado es el mismo que todos sabemos e insistimos. En este momento, distanciamiento de dos metros y el uso del barbijo, principalmente.

   —¿Cuál es la incidencia de la vacuna en cuestiones del corazón?

   —Lo que más nos beneficia a quienes ya nos vacunamos, y a quienes están en riesgo, es respecto de la tasa de complicaciones. El miedo de esta patología es llegar a la terapia intensiva y requerir alguna asistencia respiratoria mecánica; hay que tratar de evitar eso.

   “La vacuna baja muchísimo esta tasa. Es el beneficio más grande, porque estar vacunado no es ser inmune, sino que hay que seguir cuidándose porque los virus van mutando”.

   —Más allá de las vacunas, ¿deberemos cuidarnos en forma indefinida?

   —Es difícil saberlo porque son gérmenes que no conocemos. Sí habrá hábitos que cambiarán nuestra vida cotidiana y la forma de comportarnos por mucho tiempo.

   “Hasta el uso de barbijo en un consultorio, algo que antes yo no hacía, pero lo pienso dejar como un protocolo de por vida. También con el uso del alcohol en gel. Siempre hubo cuidados, pero ahora habrá más aún. Otro tema es el distanciamiento. Los latinos, en general, somos muy efusivos, de besos y abrazos, pero ahora cambió hasta la vida social”.