Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Un llamado de riesgo

   El riesgo de conducir utilizando el celular es comparable al de tener exceso de alcohol en sangre.

   Este diario recogió datos de distintas organizaciones que alertan sobre el importante crecimiento en el uso de celulares y otros métodos electrónicos mientras se está conduciendo un vehículo.

   Es notable el magnetismo que se le asigna al sonar del celular, al punto que todos aceptan como natural que es algo que se debe atender siempre, incluso interrumpiendo una charla, una reunión o cualquier actividad que se esté desarrollando.

   Sin embargo, hacerlo en determinadas circunstancias se ha convertido en un elemento de riesgo, ya que genera una desatención para concentrarse en ese llamado y su atención.

   Es el caso de la cantidad de accidentes viales causados por personas que hablan por teléfono mientras conducen.

   La atención que demanda la comunicación telefónica distrae al conductor y la tensión que puede provocar la llamada perturba su tarea de conducir, con la consecuente producción de demoras o errores en las acciones.

   Esto no se soluciona con un teléfono “manos libres”. La cuestión es tener la “mente libre” de cualquier otra preocupación. Por ello, la ley de tránsito prohíbe su uso durante la conducción.

   Según diversos estudios, el uso del teléfono móvil es un factor que multiplica por cuatro el riesgo de sufrir accidentes pues se pierde la capacidad de concentración necesaria para conducir.

   No se mantiene una velocidad, la distancia de seguridad no es suficiente con el vehículo que circula delante y el tiempo de reacción aumenta entre medio y dos segundos, dependiendo del conductor.

   Los especialistas indican que “tras minuto y medio de hablar por el móvil el conductor no percibe el 40% de las señales y se tarda más en reaccionar”.

   La peligrosidad puede llegar a ser equiparable a la conducción con exceso de alcohol. Tomar en serio esta conducta es, pues, una cuestión que pone en juego vidas, propias y ajenas.