El vandalismo, ese mal de siempre

Redacción de La Nueva.

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   La Real Academia de la Lengua Española define al vandalismo como aquel espíritu de destrucción que no respeta cosa alguna, sagrada ni profana.

   La palabra refiere a Los Vándalos, pueblo bárbaro de origen germánico que quedó en la historia como símbolo del salvajismo y la falta de civilidad. Por eso el término se utiliza para hacer mención a quienes cometen acciones propias de la gente salvaje.

   Vandalismo, por lo tanto, es una conducta destructiva que suele expresarse a través de la violencia. Es la hostilidad injustificada hacia posesiones de los demás. Suele manifestarse en el espacio público con ataques a monumentos, bancos, paredes, sea con la intención de transmitir un mensaje o por el simple hecho de destruir lo ajeno.

   En nuestra ciudad los hechos de vandalismo existen desde siempre, como también se verifican en todas las ciudades del planeta. Es un accionar que no es simple de calificar en cuanto a sus causas y muy complejo de evitar.

   El último fin de semana, por caso, en el parque de Mayo de Bahía Blanca se sucedieron varios de estos hechos, en las horas previas a una serie de festejos organizados desde el municipio y relacionados con la llegada de la primavera.

   Roturas de bolardos de hormigón, afectación de tableros eléctricos, y otros ataques fueron el saldo de ese accionar, los cuales en principio pueden relacionarse con los mencionados festejos o simplemente ser producto de mentes enfermizas.

   Es complejo evitar estas acciones. Pensar en guardias en un paseo tan amplio es una tarea casi imposible, la colocación de cámaras puede ayudar a prevenir.

   Pareciera que lo más adecuado es no promocionar esos actos, darle la menor visibilidad posible, tratar de detectar a los autores y no dejar que afecte el accionar de quienes trabajar y se ocupan de hacer las cosas de buena manera.