Bahía Blanca | Martes, 16 de abril

Bahía Blanca | Martes, 16 de abril

Bahía Blanca | Martes, 16 de abril

Tenía 2.700 troqueles de LSD y dijo que eran para consumo: lo condenaron

Martín Hernández Piaggio, quien fuera detenido en medio de la pandemia cuando circulaba por la ruta 51 hacia Viedma, recibió 4 años y 8 meses de prisión, que por ahora cumple bajo arresto domiciliario.

   Un joven de Viedma que el año pasado, en medio de la pandemia dura, fue noticia al ser detenido durante un control en la ruta 51 de acceso a nuestra ciudad, con más de 2.700 troqueles de LSD y otras drogas, recibió una condena de 4 años y 8 meses de prisión.

   Se trata de Martín Ignacio Hernández Piaggio, de 24 años, quien transportaba los estupefacientes en un Fiat Uno rojo, desde la Ciudad de Buenos Aires o La Plata hacia la capital de Río Negro y en compañía de otros dos jóvenes.

   Al ser indagado se hizo cargo solo de la tenencia del material ilegal pero dijo que -pese la cantidad- no lo iba a destinar a la venta sino al consumo personal, hecho que para la Justicia, lógicamente, era falso.

   Hernández Piaggio se encuentra actualmente bajo arresto domiciliario en Viedma y en esa condición continuará por ahora, aunque se ordenó que le coloquen una tobillera electrónica, para quedar bajo el Programa de Asistencia de de Personas Bajo Vigilancia Electrónica.

   El fallo fue dictado por el juez Ernesto Pedro Sebastián, del Tribunal Oral en lo Criminal Federal bahiense -por secretaría de la doctora Paula Pojomovsky-, y se dictó luego de un juicio abreviado con acuerdo entre el fiscal Gabriel González Da Silva, el defensor particular Hernán Pablo Silva y el imputado.

   El operativo que dio origen a esta causa tuvo trascedencia pública por la cantidad de droga secuestrada y porque se dio el 27 de junio del año pasado, cuando la sociedad se encontraba en cuarentena por el COVID-19 y la circulación estaba restringida.

   Fue sobre las 13.30, cuando el Fiat en el que circulaban los 3 jóvenes fue interceptado cuando ingresaba por la ruta 51, a la altura del puesto policial de Seguridad Vial.

   Al momento que una enfermera procedía a tomarle la temperatura a los viajeros, un oficial de Policía notó que uno de ellos, sentado en el asiento trasero, intentó esconder un cartón de papel para armar cigarrillos debajo de sus piernas.

   Cuando el uniformado lo consultó, el joven se puso nervioso y luego mostró una riñonera en la cual llevaba tabaco, aunque también tenía un tubo con semillas de marihuana.

   En esas circunstancias se ordenó una requisa de los ocupantes y se descubrió que Hernández Piaggio tenía en una campera 2.768 unidades de LSD en troqueles de papel aluminio, 20.510 pesos y hojas de coca.

   También secuestraron 9 pastillas de éxtasis amarillas, cogollos de marihuana, un triturador para esa droga y 400 dólares.

   "De la conjunción de los distintos peritajes producidos en el expediente se puede extraer que el material sometido al análisis (...) se encuentra alcanzado por las prescripciones penales establecidas por el artículo 77 del Código Penal", referido a "estupefacientes" y su posibilidad de producir dependencia física o psíquica, detalló el juez en el fallo.

"No quería hacer eso"

   Al ser indagado, el joven condenado dijo que para esa época vivía en La Plata y trabajaba en una empresa de servicios industriales, aunque por la pandemia decidió renunciar y volver a Viedma.

   Aseguró que con el dinero que le dieron -fondo de desempleo de la UOCRA-, el aguinaldo y vacaciones no gozadas, tenía la idea de montar un emprendimiento propio.

   "Ese era el dinero que tenía en la lata, una parte me la pagaron en negro, porque no estoy 100% blanqueado, entonces no tengo un recibo de eso pero se puede corroborar yendo a la empresa", dijo.

   En cuanto a las drogas, reconoció que es consumidor de "LSD y marihuana".

   "Decidí llevármelas para Viedma para consumirlas allá. Eso no tenía fin de comercialización solamente era para consumir.

   Sé que eran muchas dosis, pero no quería hacer eso", agregó.

   También aclaró Hernández Piaggio que "todo era mío, los chicos (por sus acompañantes) no sabían nada de esto".

   Para el juez, las excusas dadas en su declaración "carecen de todo sustento objetivo" y se tratan de "un vano intento de mejorar su situación procesal".

Diálogos comprometedores

   Los mensajes que tenía en su celular dan cuenta de su relación con la venta de estupefacientes.

   Uno fue el 29 de abril, entre Hernández Piaggio y un NN:

- "Perroski, colgué en pedirte las pepas, yo salgo en un toque para Capi. Las tenés muy escondidas? como para que Mai me las alcance, sino no pasa nada...".
-"Sí, las tengo acobachadas, jajajaja. Ya salís vos? Sino esperame hasta las 4 si querés", le respondió el procesado.

   El 12 de junio, en tanto, el joven se comunicó con alguien que tiene agendado como "Tobi":

-"Amigo, escuchame, me vendés un gramo, te lo pago tiki taka, jaja, por favor Bbito, vos decís amigo?"
-"Jaja, sí amigo si podés pasá ahora q ya me estoy yendo a casa con Agus y el Alan".
"Estas conversaciones desvirtúan el descargo" y descarta la finalidad de "consumo personal", concluyó el juez.

En el auto del abuelo

Restitución. En la investigación quedó acreditado que el Fiat Uno, dominio HMI 361, era del abuelo del joven. La Justicia ordenó la remisión del vehículo a su titular.

Tránsito. El juez Sebastián explicó que el delito de transporte de drogas no se configura solo si la mercadería llega a destino, sino que también se da cuando se descubre "en tránsito", como en este caso.

Atenuantes. Para atenuar la pena, se tuvo en cuenta la falta de antecedentes penales de Hernández Piaggio, su corta edad y el buen concepto informado.

Agravantes. La cantidad y especie de material estupefaciente secuestrado y su dañosidad a la salud humana (especialmente las 9 pastillas de éxtasis y los troqueles de LSD) se tomaron como agravantes de su conducta.