Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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La apuesta de Trump: de una Corte Suprema conservadora a una ultraconservadora

Podrían eliminar la reforma de salud de Barack Obama, revertir la legalización del aborto y numerosas protecciones laborales, ambientales y civiles.

Foto: El Español

   La Corte Suprema de Estados Unidos ya tenía una mayoría conservadora de 5-4 con jueces nominados por presidentes republicanos, pero la reciente muerte de uno de los mayores íconos feministas del país, la magistrada Ruth Bader Ginsburg, abrió la puerta a una mayoría conservadora más extrema y dispuesta a eliminar la reforma de salud de Barack Obama, revertir la legalización del aborto y, una a una, numerosas protecciones laborales, ambientales y civiles.

   "Nada demuestra mejor la importancia que tiene el reemplazo de Ginsburg y lo que está en juego con esa nominación que el sistema de salud. En medio de una pandemia y apenas una semana después de la elección, la Corte Suprema escuchará los argumentos orales de un caso que definirá si la Ley de Cuidado de Salud Accesible (la reforma de Obama) será invalidada o no", alertó el director legal de la organización Alianza para la Justicia, Daniel Goldberg.

   "Está en juego si las personas con enfermedades preexistentes tendrán acceso a un sistema de salud de calidad, si se mantiene la expansión de Medicaid", agregó, en referencia al programa de salud pública para los más pobres.

   En 2012, la Corte Suprema falló 5-4 a favor de ratificar la Ley de Cuidado de Salud Accesible y el voto decisivo fue el del presidente del tribunal John Roberts, un juez nominado por George Bush hijo.

   Hoy, con los nombramientos de los últimos dos jueces que hizo el presidente Donald Trump, Neil Gorsuch y Brett Kavanaugh, esta mayoría ya es imposible. En el estado actual de la corte, Goldberg cree que el fallo sería 4-4, lo que mantendría el fallo de la corte de apelaciones e invalidaría por completo la reforma de Obama.

   Hace tiempo que Roberts se convirtió en el voto del desempate, pero en este último año y especialmente tras el nuevo impulso ultraconservador que buscaron imprimir Gorsuch y Kavanaugh, votó con la minoría de magistrados nominados por los demócratas en casos sensibles, por ejemplo, en contra de la restricción del derecho al aborto y a favor de la igualdad de derechos laborales para la comunidad LGBTIQ+.

   Las voces más conservadoras en Washington, que tras la difícil ratificación de Kanavaugh habían celebrado la primera corte de mayoría conservadora en décadas, ya no escondían su malestar con Roberts y comenzaron a acusarlo en público "de hacer política" desde el tribunal.

   Por eso, la muerte de Ginsburg, a menos de dos meses de unas elecciones en las que ni la reelección de Trump ni la reedición de la mayoría republicana en el Senado parecen aseguradas, revitalizó al movimiento conservador, que entiende que esta puede ser la última oportunidad de volcar la Corte Suprema hacia la derecha, pero no una derecha moderada, sino una radical, que se declara "originalista" en su interpretación de la Constitución y rechaza analizar el texto a partir de las categorías sociales y realidades políticas y económicas actuales.

   Por eso, los principales centros de pensamientos y organizaciones conservadores lanzaron una batalla para convencer a los estadounidenses de que la nominación de Trump y su ratificación en el Senado en tiempo récord es una de esas batallas que se dan a veces una sola vez en la vida.

   "Este es un tema que puede sacudir a un país. Se trata de una Corte Suprema que definirá temas como el aborto, pero no solo cuestiones sociales, sino también económicas y algo central para la política como posibles cuestionamientos a la nueva asignación del número de bancas en el Congreso a partir del reciente censo", explicó Lee Edwards, profesor distinguido del Instituto Feulner de la Fundación Heritage, una de las organizaciones conservadoras más influyentes de Washington.

   "Además, no hay dudas de que habrá cuestionamientos legales de alguna de las dos partes a los resultados electorales y es posible que estos cuestionamientos lleguen a la Corte Suprema", agregó, en referencia a las elecciones generales de este noviembre y recordando al fallo del máximo tribunal que legitimó la primera victoria presidencial de George Bush hijo en el año 2000.

   Los republicanos ya tienen los votos necesarios para ratificar a la nominada de Trump y, tras décadas deseando una mayoría conservadora de jueces, es poco probable que cedan ante las amenazas de algunos opositores de ampliar la Corte Suprema si arrasan en las elecciones en noviembre.

   Su temor ahora es cuánto puede afectar este tenso y polarizado debate a las elecciones en el Senado en las que sus candidatos poseen una ventaja muy pequeña, enfrentan un empate técnico o hasta la posibilidad de perder su banca, según las últimas encuestas.

   Los republicanos poseen hoy una mayoría de 53-47 en el Senado y el 3 de noviembre se jugarán 35 bancas, 23 en manos de ellos y 12, de los demócratas.

   Pero aún si los demócratas ganan de nuevo la cámara alta del Congreso, no será fácil aprobar una ley que cambie el número de jueces de la Corte Suprema, algo que no sucede desde 1869.

   Solo en el Senado, los demócratas necesitarán una mayoría de 60 bancas para evitar el filibustero, una herramienta institucional de obstrucción.

   Por eso, la Alianza por la Justicia, ACLU y otras organizaciones de derechos civiles piden dar la pelea ahora para no ratificar a la nominada de Trump.

   "Las protecciones legales de los derechos civiles están en juego, básicamente. La Corte Suprema tiene casos pendientes que podrían definir si revierte Roe contra Wade (el fallo que legalizó el aborto en 1973) y protecciones centrales para las mujeres, trabajadores, consumidores y para garantizar un ambiente y agua limpia", explicó Goldberg.

   "Los derechos civiles literalmente se juegan en las urnas", sentenció el abogado y agregó: "El sistema de salud es solo la punta del iceberg. Se trata de debilitar la capacidad del Estado federal de responder a temas centrales como derechos civiles y de las mujeres, y protecciones laborales y ambientales". (Télam)