Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

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Trabajo infantil en Bahía: disminuyó en los últimos años pero temen a la pospandemia

En 2017 había 34 chicos en esa situación y a fines del año pasado eran alrededor de 12.

Fotos ilustrativas: Pablo Presti-La Nueva.

Por Belén Uriarte / buriarte@lanueva.com

 

   El trabajo infantil en Bahía Blanca disminuyó en los últimos años. El pico se dio entre 2003 y 2004, luego de la crisis de 2001, cuando se contabilizaron 178 chicos en esa situación.

   Desde ahí, empezó a bajar y en los últimos tres años se redujo a más de la mitad: en enero de 2017 había 34 chicos en situación de trabajo infantil y a fines de 2019 —último registro oficial— eran unos 12, "específicamente en la zona céntrica".

   Los datos fueron otorgados por Elmo Fantino, coordinador de "Sueño de Barrilete", la casa de día que desde hace 30 años atiende la problemática del trabajo infantil en Bahía. 

   Tal como indica Fantino, desde el año pasado vienen poniendo el énfasis en un grupo de chicos de la comunidad bahiense que realiza venta ambulante. Algunos de ellos también fueron denunciados por comercios del microcentro, quienes se quejaron por episodios violentos.

   —La venta ambulante era acompañada de cierto grado de violencia, no por parte de todos pero sí de un grupo de 5 o 6 de ellos, con agresiones a ocasionales clientes. Por esa razón, hemos tenido reuniones de las cuales ha participado la Corporación del Comercio, inclusive con participación de gente de tribunales.

   Fantino explica que se elaboró un plan de intervención con la guardia de Niñez, "pero esta situación de pandemia abortó absolutamente todo". De hecho iban a tener una nueva reunión con la Corporación para evaluar las estrategias de abordaje a implementar.

   —Con la reapertura de los comercios hay operadores que, por esta cuestión de la emergencia, están acompañando en tareas institucionales, así que de a poco estamos haciendo nuevamente un chequeo para actualizar la información y ver con qué nos encontramos. Lo que más nos preocupa es el día después. Uno tiene en mente, en tantos años de abordaje de la problemática, situaciones que ocasionaron un derrumbe social bastante importante; no puedo sacarme de la cabeza lo que fue la poscrisis de 2001, donde de tener un abordaje de una veintena de chicos, por ejemplo en la zona céntrica, llegamos a tener en 2003/2004 178 chicos y me acuerdo de ese número porque era abrumador.

   El coordinador asegura que la situación es preocupante y que será necesario evaluar con las autoridades de la subsecretaría de Niñez posibles estrategias "porque no sé si va a alcanzar con las ayudas que hoy se están dando". 

   Fantino dice que no puede adelantar una cifra sobre cómo será la situación de trabajo infantil pospandemia; solo tiene de referencia lo que sucedió en otros contextos de crisis. Sí vuelve a remarcar que, de acuerdo a lo vienen chequeando en los últimos años en Bahía y otras ciudades de la provincia, la problemática del trabajo infantil se ha modificado y se fue reduciendo la cantidad de chicos en esa situación. Ahora, en el marco de la pandemia, preocupa tanto la situación económica como la educativa.

   —Se ha perdido en estos meses de cuarentena el contacto de los chicos en forma directa con la escuela, que es un espacio de contención además de un espacio natural de aprendizaje. Venimos teniendo contacto con un grupo de familias durante la semana; la mayor dificultad tiene que ver con el acompañamiento educativo de los chicos. Tratamos de acompañar en ese proceso.

   —¿Qué tipos de trabajo infantil se han registrado en Bahía Blanca?

   —Lo que más hemos tenido es esta cuestión de calle, vinculado muchas veces con la supervivencia familiar. Cuando en 2003/2004 apareció la modalidad de los limpiavidrios hubo muchos que lo vieron como una alternativa más personal de tener un peso en el bolsillo, cosa que se fue corriendo y hoy los limpiavidrios que hay son, por lo general, adultos. Hemos tenido también, pero es un poco más complejo, menores de edad trabajando (entre comillas) bajo relación de dependencia, que en realidad son menores de edad que los han tenido en situación de explotación; ahí sí uno requiere de un denunciante. Hemos trabajado en su momento codo a codo con el Ministerio de Trabajo de Nación y se han hecho operativos en conjunto, como en el mercado de 1810 hace años, donde el trabajo tenía que ver con carga y descarga de frutas y verduras; esas intervenciones eran a partir de denuncias que llegaban al Ministerio de Trabajo.

   Actualmente, "Sueño de Barrilete" acompaña a 32 familias que "en general, tienen situaciones de vulneración de derechos en sus niños, entre los que se incluyen situación de calle, venta ambulante, mendicidad, etc. Situaciones estas últimas, que han sido superadas por medio de nuestro abordaje, que siempre involucra a otras instancias públicas, como por ejemplo las escuelas".

   Fantino remarca que para abordar esta problemática es fundamental la corresponsabilidad. 

   —Si bien sostengo que la principal responsabilidad la tiene el Estado, no hay que mirar para otro lado sino actuar y acompañar de alguna manera. Insisto en que el Estado tiene un rol predominante en este tipo de cuestiones, es quien debe llegar a las familias y a los chicos con sus recursos para poder atender no solamente la necesidad del momento sino también para, con políticas económicas y sociales, modificar situaciones que permitan que la familia tenga un acceso a un trabajo, que en este contexto en el cual que estamos viviendo es mucho más complejo. 

   Sostiene, además, que el compromiso de la gente tiene que ver con ser solidaria. Con los chicos en situación de calle, puntualmente, se trata de "no comprar la mercadería que venden porque más allá de que hay situaciones que tienen que ver con la cuestión de supervivencia, hay otras en las cuales los adultos (no necesariamente los progenitores) aprovechan la condición del niño, que es alguien por quien la gente siente una sensibilidad particular. Los utilizan para lograr su propósito, que es estar cómodamente sin tener que moverse de un lugar más confortable mientras exponen a los chicos". 

   Agrega que esa solidaridad también significa "estar atentos a situaciones que uno considere de vulneración de derechos y dar aviso para que los operadores o la emergencia de Niñez, en caso de violencia por ejemplo, atiendan el caso".

   Vale destacar que el número telefónico para denunciar situaciones de trabajo infantil y cualquier otra vulneración de derechos del niño sigue siendo la línea de emergencias 109.

 

Clasificación y un mapa de incidencia

   La ministra de Trabajo bonaerense, Mara Ruiz Malec, también presidenta de la Comisión Provincial para la Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil (COPRETI), indicó en diálogo con La Nueva. que el trabajo infantil es una problemática muy compleja que tiene tres aristas: 

   -”el trabajo infantil que está validado, como el artístico o el deportivo, sobre el cual nosotros emitimos las autorizaciones”; 

   -“la peor forma del trabajo infantil, que a veces tiene que ver con patrones que hacen uso del trabajo infantil para un beneficio extraordinario y que hay que atacar con todo el peso de la ley, donde en los casos más graves hay situaciones de trata de personas";

    -“el trabajo infantil en el ámbito más familiar, que a veces se mezcla con el otro: una familia es contratada, no tiene dónde dejar a los niños y niñas, entonces los acompañan y terminan trabajando. Es una práctica que en parte es validada por la familia y en parte aprovechada por el empleador que se queda con ese plus. Acá hay que contener, informar y trabajar con esas mamás y papás que en muchos casos han sido trabajadores infantiles y desconocen la situación”. 

   La ministra aseguró que "es uno de los trabajos más ocultos", por lo que se dificulta tener una estadística. Y agregó que uno de los objetivos de COPRETI es hacer un mapa para determinar en qué sectores de la provincia de Buenos Aires hay mayor incidencia de trabajo infantil.

 

Delito, sanciones y mitos

   Tal como se indica en el sitio web del Gobierno nacional, se considera trabajo infantil a toda actividad económica y/o estrategia de supervivencia, remunerada o no, realizada por niñas y niños, por debajo de la edad mínima de admisión al empleo o trabajo (16 años).

   Constituye un delito que puede ser penado con condenas de hasta cuatro años de cárcel, sanciones administrativas más elevadas, multas de hasta el 2000 % del salario mínimo vital y móvil por cada niño o niña que trabaje y la incorporación del empleador infractor al Registro Público de Empleadores con Sanciones Laborales.

   El Gobierno indica, a través de su sitio, que "prevenir y erradicar el trabajo infantil implica revisar las ideas y conceptos sostenidos de generación en generación en la sociedad y que invisibilizan la problemática":