Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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La relatividad: física y política

"Con el correr de los años, pude comprobar que lo relativo era aplicable a las leyes, la institucionalidad, la moral y la ética." Escribe Ernesto Tolcachier.

El extraordinario pensador y escritor Jorge Luis Borges, en sus obras, tuvo particular predilección por la investigación de  la significación de dos vocablos en su literatura, en particular en sus cuentos de El Aleph. 
Ellas son las palabras y los recuerdos.
Como me encuentro entre sus lectores, y trato de llevar adelante en mis avanzados años la obligada reclusión por la pandemia, mis recuerdos me trasladan a mis años de  ciclo  universitario de  grado,  el estudio de la Química y  la verdadera revolución que significo el cambio de paradigma que introdujo  en nuestros estudios, sobre todo de Física y Matemática, suceder a los postulados anteriores con la investigación de estructuras avanzadas con el estudio de la teoría de la relatividad de 1907, sobre todo por Albert Einstein y aquellos que no estañaban de  acuerdo con la realidad. 
Siempre creía que ese concepto era privativo de esas disciplinas únicamente.
Con el correr de los años, y vivir la experiencia argentina, pude comprobar que su aplicación y la permanencia de lo relativo era aplicable a las leyes, la institucionalidad, la moral y la ética, en beneficio de un nuevo patrón que era vivir en la emergencia y la excepcionalidad.
Este estado de anormalidad, denominado anomia,  permitió gobernar con el abuso, el desarreglo y el desorden,
Como métodos de poder fueron llevados a cabo, casi sin solución de continuidad, por una clase política desaprensiva, por personajes políticos caracterizados por su apego a la perpetuidad, sostenidos por un régimen estatista hipertrofiado y un  populismo demagógico.
Únicamente un cambio inteligente de este sistema estructural pernicioso podrá solucionar esta situación de extrema gravedad y  elevados riesgos. Ello significa terminar con estos factores de poder y la ilegalidad en particular, o sea la inobservancia  de normas jurídicas, morales y sociales.
De seguir por esta vía de realismo trágico, será muy difícil salir de esta coyuntura.
El subdesarrollo argentino fue inteligentemente descripto  por uno de los más brillantes pensadores argentinos  Carlos Nino en su excelente texto Un país al margen de la ley  (1993). Bueno, sin pretender correcciones, yo le agregaría también "de los principios".
También observaría   que además,  en el correr de mis años,  a aquel componente del la decadencia argentina, se sumaría la inexplicable falta de reacción de la sociedad.
Termino citando a Emile Durkheim, quien afirma que el estado de anomia "es un fenómeno morboso al que pueden atribuirse la generación de conflictos y desórdenes y, en último término, la pérdida de la libertad".

Ernesto Tolcachier es abogado. Vive en Bahía Blanca.