Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Cuando la pandemia “te salva” por un momento

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   ¡Vamos con un acertijo! 

   Falta uno para llegar a los 80 días de cuarentena, que si bien ya se ha flexibilizado en varios lugares, la sensación de convivencia con el virus sigue latente. 

   El camino transitado o estrategia implementada hasta divide “las aguas” entre quienes están a favor y en contra de la medida de aislamiento, pero no caben dudas de que las consecuencias tanto positivas como negativas están a la vista y cada una las padece dependiendo de “cuánto y cómo le apriete el zapato”.

   Sin embargo, hay un grupo que de forma explícita y otro que de forma inconsciente celebra el aislamiento, pues encontraron en esta pandemia algo así como un escudo protector.

   ¿Puede ser, que por un momento, esta pandemia ponga a un sector a salvaguarda de una epidemia?

   Gorda, tonto, petisa, torpe, “cuatro ojos”, calificativos y motes que se suceden, persisten en el tiempo y hasta etiquetan de por vida. Intimidaciones, amenazas, golpes, coacciones, acoso, son algunas de las manifestaciones de lo que se ha catalogado como la epidemia del siglo XXI.

   Este aislamiento ha generado para el 40 % de los estudiantes una solución transitoria, una especie de “medicina”, que si bien no cura, mitiga mientras dure el confinamiento el padecer cotidiano.

   Ser víctima y hasta testigo de bullying convierte la vida de cualquier niño, niña o adolescente en un verdadero tormento; permanecer en la casa evitando el recreo, el aula, el baño de la escuela es habitar algo así como un “paraíso transitorio” en el que los acosadores no tienen acceso.

   Si bien entre los daños psicológicos que se advierten en quienes padecen esta violencia sistemática como así también en quienes son testigos encontramos cuadros de ansiedad, estrés postraumático, insomnio, pesadillas, depresión, aislamiento y conductas autodestructivas, no es casual que durante la cuarentena estos “cuadros” disminuyan o desparezcan transitoriamente. 

  En este tiempo, en el que las formas de interacción se han modificado, los adultos tienen la posibilidad de observar si efectivamente hay cambios de conductas, pues para quienes padecen bullying, esta pandemia opera como una tabla salvadora. 

   También para quienes acceden a través de internet a esta modalidad de “continuidad pedagógica”, será menester que padres y madres acompañen puesto que el acoso y la violencia también puede ser cometido a través de soportes tecnológicos; hoy es habitual que una víctima de bullying sea ridiculizada y hostigada en un grupo de WhatsApp o también sea excluida del mismo provocándole un vacío.

   El bullying es una de las grandes asignaturas pendientes de nuestro sistema educativo; y si bien resta mucho por hacer, este tiempo de aislamiento en el que la problemática pareciera disiparse, puede ser propicio para hablar de tema, “ponerlo en palabras” y empezar a desandar tan doloroso camino, pues en algún momento habrá que volver a la escuela y será necesario contar con ciertos recursos aunque esta pandemia por un momento haya “salvado” a algunos de otra epidemia.