Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Hace 35 años abría Cemento, la hoguera de culturas, tras una larga noche

Omar Chabán y Katja Alemann se jugaron y lo abrieron en el barrio porteño de Constitución, cuando regresó la democracia.

 

   Un sueño delirante en plena apertura democrática, una herencia familiar, una gigantesca casa de artistas, un espacio intercultural y creativo, un semillero del rock y un estacionamiento son algunos sinónimos posibles de "Cemento", piedra fundacional del under porteño de los 80 que Katja Alemann y Omar Chabán inauguraron hace 35 años en el barrio porteño de Constitución.

   "Era la fiesta de la democracia, la dictadura había terminado hacía menos de dos años y después de los siete que habíamos pasado encerrados había hambre por conocer, por ver algo distinto, por vivir de otra manera la cultura", dijo Katja.

   Ese deseo se materializó en "Cemento" un garage ubicado en Estados Unidos 1234-38 que Alemann recordó como "un mamut de 14 metros por 95: Lo eligió Omar, yo en esa época tenía plata que había heredado de mi padre y lo había invitado a irse de viaje conmigo pero él me dijo que usáramos su parte para Cemento". 

   El plan era un "espacio intercultural", mezcla de hábitat de artes escénicas de vanguardia, sitio de experimentación y espacio de tertulia o, como resaltó la actriz de "Amo y señor" y "Alta Comedia", "un lugar de encuentro porque en esa época cuando salías la música tronaba tan fuerte que nunca podías hablar".

   Para eso, la obra minada de inconvenientes y pérdidas económicas incalculables dirigida por dos jóvenes inexpertos que se extendió casi dos años en un lugar alquilado, incluyó el trabajo de un arquitecto y un ingeniero de sonido que dividieron el espacio en dos: atrás, caja acústica mediante, la pista de baile y un gran escenario ("me lo construí para mí", reconoció Alemann entre risas) y adelante una barra larguísima. 

   "Fueron casi dos años de trabajo y, al final, con la soga de la guita al cuello, dijimos:'abramos aunque no esté listo el piso' y el 28 de junio de 1985 inauguramos con el eslogan 'Cemento en Obra'", contó. 

   "Ahí nace todo, Omar y Katja crearon esa gran usina creativa, la frase 'te recuerdo de Cemento' se convirtió en contraseña de esa nueva era y de ese lugar tan necesario que llegó con la democracia", contó Fernando Noy, poeta, performer, actor, cantante y dramaturgo.

   "La gente fue recontra disfrazada -retrató Alemann- muchos muy lookeados y al lugar, que tenía capacidad para 1800 personas, fueron llegando en oleadas por el boca en boca y a lo largo de la noche habrán pasado más de 5000". 

   Según el libro "Modo mata moda: arte, cuerpo y (micro) política en los 80" de Daniela Lucena y Gisela Laboreau, esa nueva escena contracultural tenía en común "el lugar central que ocupó el cuerpo: como soporte de lo artístico, como territorio de desobediencia sexual, como lienzo, como experimentación de nuevos planos sensoriales, como modo de expresión-acción, como superficie de placer, como vehículo de estar (con otros) en el mundo". 

   En ese sentido, para Noy "Cemento fue un antes y un después, un semillero de nuevas musas no convencionales. Fue -lo calificó- un lugar irrepetible". 

   "Después nos copiaron, abrió Paladium donde pagaban mucho más y se llevaron nuestros artistas porque nosotros todavía estábamos recuperándonos y no había tanto público para los dos lugares; lo jodido fue que había que pagar el alquiler, siempre la espada de Damocles de Cemento fue esa: pagar el alquiler", recordó Alemann 

   "Era el segundo emprendimiento de Chabán, después de Einstein y antes de Cromañón que fue su ruina y la ruina de muchos", recordó Pil Trafa (Télam).