Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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Angustia ante demoras en tratamientos de fertilidad por la pandemia de Covid-19

Según datos de la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva, el 90% de los centros de fertilidad acreditados debió suspender los tratamientos marzo y abril.

   Sin dudas, la cuarentena obligatoria desatada por la pandemia por el coronavirus cambió la vida y la rutina de todas las personas a nivel global. Pero las repercusiones de esta situación inédita no sólo se ven a nivel social, laboral y económico, sino también en materia sanitaria. Tal es el caso de la salud sexual y reproductiva y, más puntualmente, en lo relativo a los tratamientos de fertilización asistida

   Desde la Asociación Civil “Concebir”, que nuclea a personas con trastornos en la reproducción, expresaron su preocupación ‘por la angustia y el estrés que les genera a las parejas esta interrupción en los procedimientos, que se suma a la ansiedad con la que de por sí se vive la búsqueda de un hijo. 

   “Es justamente el retraso o la suspensión de los tratamientos lo que puede impactar emocional y psicológicamente en quienes iniciaron el camino de convertirse en padres o madres”, sostuvo Gisela de Antón, presidenta de Concebir. 

   “La emergencia epidemiológica obligó a reconsiderar las actividades. Desde SAMeR, llevamos adelante un relevamiento en los centros acreditados que arrojó que entre los meses de marzo y abril el 90 por ciento había discontinuado la mayor parte de los tratamientos. Dicha etapa se caracterizó por la suspensión de las consultas presenciales y la utilización de la modalidad virtual con los pacientes”, señaló la doctora Stella Lancuba, presidenta de la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva (SAMeR). 

   La detención de los tratamientos de reproducción humana asistida se originó a partir de un consenso internacional entre asociaciones científicas, que basaron la recomendación de la postergación en el objetivo de proteger a los pacientes, a los equipos sanitarios, a los donantes de gametas y a los niños por nacer. Esta protección produjo a las claras un importante beneficio al proteger la salud y contribuir a evitar la propagación del coronavirus, pero provocó indirectamente un impacto negativo en las emociones de las parejas.

   “Por eso, recomendamos que quienes estén transitando en el contexto actual por el camino de los tratamientos de fertilización asistida cuenten con el acompañamiento del médico y también de otros pacientes que atravesaron por lo mismo”, recomendó Gisela de Antón. 

   “La postergación de los procedimientos -sumada al aislamiento preventivo y obligatorio- puede causar angustia, estrés, ansiedad, que se complementan con las emociones que probablemente ya se transitaban desde el inicio del camino de la fertilización asistida. Hay incertidumbre por posibles embarazos y los riesgos que conllevan, por no saber cuándo se podrá retomar el proyecto parental, que ya se vio afectado para quienes hicieron tratamientos en otras oportunidades y que hoy se vuelve a ver modificado frente a la pandemia”, indicó la Lic. Irina Szkolnik, psicóloga, miembro del Equipo de Psicología y Musicoterapia de Concebir.

   SAMeR y Concebir coinciden en recomendar atender los aspectos emocionales y psicológicos de los pacientes, promoviendo en ellos conductas saludables, rutinas que generen bienestar, actividad física, consumo de información de modo adecuado y, sobre todo, la comprensión de que el momento actual es sólo una pausa y no el fracaso de su camino a ser padres o madres.

Algunas recomendaciones para quienes vieron interrumpidos los tratamientos

   1. Reconocer este momento como una pausa y no como un fracaso del tratamiento. No hay que olvidar que esta situación es solamente transitoria.

   2. Optimizar los aspectos físicos, emocionales y personales para el momento en que se pueda retomar  el procedimiento después de la pandemia .

   3. Informarse en fuentes fidedignas, en las que las sociedades científicas se basaron para emitir las recomendaciones. Ser cuidadosos con las noticias.

   4. Seguir conectados con los hábitos y costumbres saludables: mejorar el descanso, el sueño, la alimentación, la actividad física, en definitiva, el autocuidado.