Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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¿Speedway o Midget? Para algunos, la pasión fue compartida

Varios pilotos se dieron el gusto de competir en ambas categorías en los últimos años. ¿Qué hubo detrás de esa decisión?

Fotos: Archivo- La Nueva.

Por Tomás Arribas / tarribas@lanueva.com
(Nota publicada en la edición impresa de hoy)

   No han sido pocos los nombres que, en los últimos 40 años, experimentaron la sensación del derrape en Speedway y Midget (ver aparte), dos de las disciplinas automovilísticas más populares en Bahía Blanca y la región. 

   Con o sin éxito mediante, el pasaje de las dos a las cuatro ruedas se trató, en la mayoría de los casos, de una alternativa para continuar experimentando la velocidad y la inigualable adrenalina propia de la competencia.

   Que no se interprete “alternativa” como algo secundario o menos sensacional. De hecho, los tres entrevistados al respecto coinciden que la pasión despertada por ambos fenómenos son equiparables...

   "El Midget me gusta mucho realmente, terminó siendo una gran pasión como las motos. Es más, me va a costar mucho dejarlo. Siempre corrí con la idea de quedarme en la categoría", nos cuenta Luis Alberto Vallejos, probablemente, el máximo exponente en la temática propuesta. 

   También requerimos los testimonios de Omar Meler y Carlos Villar, respondiendo, en cierta forma, al mismo criterio por el que destacamos al múltiple campeón de las dos ruedas. En otra escala, ambos también hicieron ruido en las dos especialidades.

   ¿Por qué el cambio?, ¿qué diferencias y similitudes hay entre una cosa y la otra? y ¿cuán dificultosa fue la adaptación? Esos interrogantes sirvieron de tópicos para el desarrollo del informe.

En simultáneo

   Se debut en Midget se produjo en 1995, pero recién en la temporada 2003/04 Luis Vallejos compitió con regularidad en las 4 ruedas; curiosamente, mientras todavía batallaba por campeonatos de Speedway.

   "Mientras corría en motos iba pensando que en algún momento lo iba a tener que dejar. Y lo más parecido que encontré fue el Midget, que además me gustaba porque lo iba a ver y porque era muy amigo de Víctor Daniel Fino", recordó el múltiple campeón del 500cc. 

   "Un día se me dio por probar y ahí me entusiasmé, aunque llegué a correr en ambas en simultáneo. Es más, cuando me retiré de las motos era campeón. Es decir que todavía estaba en plenitud y con buen estado físico. Pero la cabeza pensó bien y cambiamos de rumbo a tiempo", puntualizó Luis, quien varias veces tuvo la victoria estival de Midget al alcance en la mano.  

   Por obvias razones, la aventura del Speedway tiene fecha de vencimiento temprana. No así el Midget, donde la vida útil del piloto puede prolongarse más allá de lo imaginado...

   "Todos sabemos que la moto es media peligrosa. Llegó un momento donde pensé que ya había logrado mucho y que era una etapa cumplida. Un golpe a los casi 40 años no sería igual que a los 20 años. Es por eso que decidí ponerle un freno", explicó Vallejos, cuyo suegro y cuñado también cumplieron con la consigna de turno (Jorge Turrión padre e hijo).

   --¿Qué tan distinto te resultó una cosa de la otra?

   --Y, más o menos. Si te ponés a pensar es parecido para la vista, por cómo se derrapa y cómo se gira, pero en el momento de aplicar la técnica dependés mucho más del auto que del piloto; al revés de lo que sucede en Speedway.

   "Mal no me fue en el Midget. Si bien no fui contundente, tuve muchos buenos momentos y pude medirme de igual a igual con los mejores. Necesitás un medio mecánico muy bueno, y creo que todavía no logré tener un auto confiable como realmente se necesita", cerró Luis, todavía activo en la especialidad. 

"Me apasionaba la moto"

   Digamos que, a diferencia de Vallejos, Omar Meler recibió un aviso de advertencia que motivó el cambiazo. Ello fue a mediados de los 80', cuando el "Ñato" ya aceleraba en 500cc. 

   "Un domingo fuimos a hacer una exhibición a Carlos Casares, una pista que tenía un piso muy diferente al que usábamos acá. Estaba girando y, de golpe, se prendió la moto y fui a parar a cualquier lado. Ahí se me produjo una luxación de hombro que perdura hasta hoy. Ese fue mi adiós a la moto y el comienzo de la aventura en el Midget", recordó Meler, quien debutó en el Estival 1987/88.

   "A mí realmente me apasionaba la moto. Digamos que el Midget, en su momento, fue como una alternativa para mantenerme en competencia. Me gustaban los fierros y fue la forma de seguir en actividad. Pero, por supuesto, con los años le terminé agarrando el gusto y terminó siendo un vicio", remarcó Omar, que en Speedway también compitió en 100cc y en 175cc.

   En Midget, Meler logró lo que nunca pudo en las dos ruedas, más allá de varias buenas producciones: ganar una competencia final, halago que alcanzó en dos oportunidades (en el Estival 2000/01); aunque no sin antes pasar por un largo período de adaptación y sin sabores.

   "El cambio me costó mucho. Pero andando mucho, y con continuidad, se le pudo ir agarrando la mano. Siempre traté de ser prolijo y no hacer locuras. Y lo raro fue que, en mis mejores temporadas, al auto no se lo tocaba absolutamente nada. Mandaba el motor a Tornquist (NdR: al taller de Sergio Torres) y nada más", contó.

   "En Speedway se necesita más del piloto que de la máquina, no así en Midget que son complementarios. Si bien el piloto, como en todo, siempre es una pieza importante, también necesitás un buen auto. Es más probable que un piloto de Speedway ande mejor en Midget que viceversa", aseveró Meler, retirado desde 2014.

"Decisiones lógicas"

   Más que una opción secundaria, y dado el duro golpe que el destino le propinó a su vida en 2003, el Midget fue la plataforma que le permitió al pringlense Carlos Villar volver a sentirse vivo.

   "Me empezó a picar el bichito del Midget estando en Inglaterra, después del accidente (competía para Berwick Bandits). Recuerdo que había ido a Kent, cerca de donde vivía, a ver una carrera de RallyCross, donde había muchos prototipos con los comandos en el volante. Y ahí se cruzó por la cabeza que podía llegar a manejar", recordó Carlucho, piloto activo de Midget entre 2007 y 2014. 

   "Y recuerdo que en una carrera de Moto GP me presentaron a un piloto español, Antonio "Toñejo" Rodríguez, que estaba en la misma condición y que había corrido en camiones y motos de agua, todo adaptado a su necesidad. Eso me abrió la cabeza y me demostró que una persona parapléjica podía hacerlo", agregó Villar.

   --¿Estabas al tanto del Midget?

   --Siendo de Pringles, prácticamente no había visto carreras. Apenas sabía lo que era. Obviamente escuchaba del tema, porque se corría en Dublin, donde también lo hacíamos con el Speedway, pero nada más. Que no suene mal, pero en ese momento fue el plan "B". Pero, en definitiva, el Midget también terminó siendo una pasión.

   "Creo que, más allá de lo que me pasó a mí, son decisiones lógicas. La moto es muy difícil y demandante, y más ahora que se anda tan rápido. Sumale a eso el paso del tiempo y la pérdida de reflejos; todo te pasa factura. En cambio, en Midget por algo hay 104 máquinas. Es más seguro, más fácil para el manejo y más tolerante a la falta de talento", remarcó Carlucho, ganador de varias finales de 500cc y animador de un puñado competencias centrales en Midget. 

   Una última reflexión de Villar, actualmente radicado en Tandil, enfatiza uno de los ejes fundamentales de este informe.

   "Uno lo que busca es la adrenalina en competencia, y eso le sobra al Midget. En mi caso, si bien no me lo tomé tan en serio, busqué y encontré esa sensación de competitividad que necesita todo piloto. Creo que ambas cosas me generaron lo mismo", cerro. 

Jorgito Turrión, previo a una competencia en febrero de 2003.

Uno por uno

   Según el archivo de La Nueva, los pilotos que compitieron en ambas categorías fueron: Luis Vallejos, Omar Meler, Carlos Villar, Juan Carlos Curzio, Daniel Keegan, Ueli Utzinger, Jorge Zinni, Jorge Turrión padre e hijo, Enrique Rouaix, Carlos Saldamando, Emiliano Nuesch, Juan “El Águila” Bresser, Aldo Montecchiari, Juan José Belogini y Guillermo Sahagún.