Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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"Duele que parte de la sociedad sea tan ingrata", dijo una enfermera tras el alta hospitalaria

"No queremos que nos reconozcan como héroes sino como personas que decidimos dedicar nuestras vidas al cuidado de otros", dice Elba, quien estuvo internada en el Penna luego de que el test le diera positivo para COVID-19.

Elba (la primera) junto a sus compañeras / Fotos anteriores a la pandemia: gentileza Elba Mansilla

Por Belén Uriarte / buriarte@lanueva.com

 

   Elba Mansilla (33), jefa del Departamento de Enfermería del hospital Penna, se contagió de coronavirus y el viernes recibió el alta hospitalaria, aunque sigue con un seguimiento telefónico hasta completar 14 días sin síntomas y superar un nuevo hisopado.

   Comenzó a trabajar en el centro de salud provincial hace 12 años y en mayo de 2020 le tocó estar del otro lado, siendo paciente de sus propios compañeros. Cuando se enteró de que el test había dado positivo para COVID-19 trató de asimilarlo de la mejor manera posible.

   —No tengo una respuesta certera sobre cómo se dio el contagio. Las hipótesis son que haya sido por contaminación de superficies o por haber estado en contacto con una compañera que también dio positivo.

   Elba cuenta que en el hospital hubo contagios en la sala de cuidados intermedios y tres enfermeras —contando su caso— se vieron afectadas. Para ella fue bastante súbito. 

   —Estaba lo más bien y de repente empecé con cefalea (dolor intenso de cabeza). Me acosté a dormir la siesta creyendo que era por cansancio, por estrés; y cuando me levanté tenía temperatura alta, dolor muscular y articular. 

   Ni bien comenzó con esa sintomatología, Elba se lo notificó a la jefa de Epidemiología del Penna. Le confirmaron que una de sus compañeras había dado positivo para coronavirus y se activó el protocolo. Estuvo unos días internada en el Penna, regresó a su casa de Punta Alta y luego comenzó otra vez con síntomas. Por una cuestión de cercanía la derivaron al hospital Eva Perón de la localidad vecina y como el cuadro empezó a evolucionar la trasladaron nuevamente al Penna.

   —No tuve miedo sino bronca e impotencia porque a pesar de cumplir con todas las recomendaciones me dio positivo: fue un balde de agua fría. También preocupación por mi esposo, por mis compañeros; temía haber generado otros infectados.

   Elba, que estuvo en el área de cuidados críticos del Penna, dice que la experiencia fue difícil. Al principio trató de colaborar y de generar el menor trabajo posible, pero cuando el cuadro evolucionó tuvo que posicionarse de lleno en el lugar de paciente. 

   Asegura que en la cama hospitalaria pudo revalidar el trabajo constante de los profesionales de la salud, sobre todo de las enfermeras que “brindan muchísimo con una gran cuota de humanidad que es muy significativa para quienes están en aislamiento”. 

   Elba señala que el Penna cuenta actualmente con todos los recursos necesarios para afrontar la pandemia. Dice que al ser un hospital provincial “los tiempos a veces no son los que deseamos” pero en circunstancias extremas, como la actual, siempre aparece la gente.

  —Recibimos muchas donaciones y todo suma para tener los elementos necesarios. Esta pandemia ha venido a evidenciar problemas estructurales del sistema de salud pública de muchos años.

   Así como destaca la ayuda de muchísima gente, siente dolor por las críticas que recibieron los profesionales de la salud en las últimas semanas por los contagios dentro de los hospitales. 

   —Nos resulta doloroso que parte de la sociedad sea tan ingrata y no pueda valorar el esfuerzo que hacemos dejando muchas horas con nuestras familias para capacitarnos y reorganizar el sistema de salud. Desde marzo se suspendieron las licencias, venimos trabajando con un solo descanso semanal y tenemos recarga horaria; duele que a pesar del esfuerzo la gente dude de nuestro profesionalismo.

   Elba, que también es docente de la UNS y tiene contacto con colegas de otros hospitales, asegura que todos trabajan en la misma sintonía, tratando de dar lo mejor de sí con los recursos que hay a disposición y siguiendo lo recomendado por las organizaciones científicas.

   —No queremos que nos reconozcan como héroes sino como personas que decidimos dedicar nuestras vidas al cuidado de otros. Nosotros también tenemos incertidumbres en este contexto y las dejamos de lado para poder ayudar. Ningún profesional de la salud busca enfermarse y poner en riesgo a su familia.

   Para ella, las medidas que tomó el Estado beneficiaron y dieron un margen de tiempo para acomodar el sistema de salud. Indica que si bien la curva se está aplanando y la gente necesita salir porque hay necesidades económicas, no hay que relajarse: “Se avecina el invierno y esto se va a solapar con otras patologías; hay que ser cuidadoso”.

   Elba cuenta que fue muy emocionante la despedida que le hicieron en el Penna al recibir el alta hospitalaria —las imágenes se viralizaron en las redes sociales—. Dice que el festejo fue doble: por su recuperación y por su equipo, que vio que el esfuerzo da frutos.

   —El aplauso en realidad era para ellos. Solo recibí apoyo y afecto de todos mis compañeros; me siento muy orgullosa de mi equipo. Quiero hacer hincapié en la importancia del trabajo interdisciplinario y en el rol del enfermero en el equipo, no solo desde el conocimiento sino desde la humanización del cuidado.

   Desde el viernes Elba está sola en su casa de Punta Alta y sale únicamente para buscar la vianda que le dejan sus allegados en la puerta. Su deseo es que todo pase pronto para reencontrarse con su marido, que está aislado en lo de sus suegros, y para volver al Penna, que hace más de una década es su segunda casa.

   —Lo más doloroso de esta enfermedad es el aislamiento: mi familia está muy preocupada por no poder verme personalmente. Quiero que todo se normalice para abrazar a la gente que tanto quiero. Agradezco a todas las personas que estuvieron preocupadas y ocupadas por mi situación.

 

Día Internacional de la Enfermera

   Se celebrará el próximo martes 12 de mayo al ser ese día el aniversario del nacimiento de Florence Nightingale, considerada la creadora de la enfermería moderna.