Bahía Blanca | Martes, 16 de abril

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Condena para un hombre que abusó de su propia hija

Una pastora evangélica se involucró y permitió que el caso saliera a la luz. El imputado recibió una pena de tres años y medio de prisión por los hechos.

Fotos: Archivo LN.

   La denuncia de una pastora evangélica, quien tomó conocimiento de que una nena que se acercó a su iglesia era abusada por su padre, y se comprometió para que el caso no quede oculto y silenciado, permitió que el hombre fuera condenado a tres años y medio de prisión.

   El fallo, resuelto en un debate abreviado por el juez del Tribunal en lo Criminal Nº 1, Hugo Adrián De Rosa, recayó en un individuo de 53 años, quien está detenido y no se identifica para preservar a la víctima.

   Para el magistrado quedó probado que el procesado sometió a la pequeña entre los 8 y 10 años, en una vivienda que ocupaban en la zona del barrio Stella Maris.

   También determinó que los episodios abusivos comenzaron en 2010 y consistieron en manoseos, los que muchas veces ocurrían cuando el hombre quedaba solo junto a la pequeña.

   En primera instancia declaró la denunciante, quien dijo haber notado que la niña estaba triste y que por su experiencia enseguida se dio cuenta de lo que sucedía.

   Comentó que la chica le contó los abusos y que durante un tiempo siguieron intercambiando mensajes, aunque en determinado momento la menor le pidió que no hiciera la denuncia, explicándole que ya había comentado la situación con su familia y que le resultaba muy difícil de sobrellevar.

   Agregó que dialogó con la madre de la menor y que al no obtener respuestas decidió realizar la presentación, ya que “la nena la estaba pasando mal”.

   Explicó también que la nena nunca le negó los hechos y que jamás dijo que fuera mentira lo que le manifestó.

   Precisamente, la pequeña ratificó los términos de la denuncia al declarar mediante el sistema de Cámara Gesell.

   Explicó las circunstancias que eran aprovechadas por el acusado para acostarse con ella en la cama y manosearla.

   También dijo haberle contado a su madre y que esta le respondía que el sujeto “lo hacía porque estaba grande”.

   Describió además que el acusado la golpeaba y que “en una oportunidad la dejó llorando en el baño y se desmayó”.

   Una tía de la niña, a quien la pastora le relató lo que estaba pasando, mencionó que mantuvo un diálogo con la nena, quien le reconoció lo ocurrido.

   Refirió que el resto de la familia también sabía, “porque ella misma se los contó”.

Consecuencias

   Un informe psicológico realizado por una perito oficial señala que del relato de la nena surge el padecimiento de “situaciones de maltrato, violencia y abusos por parte de su progenitor”.

   También indicó en la entrevista que “su madre no le brinda protección ni sostén, y que ella también ha sido víctima de violencia” por parte del imputado.

   La profesional destacó que “de acuerdo al análisis del discurso no se puede inferir fabulación, ni que el mismo haya sido inducido”.

   Describió además que a partir de lo sucedido la víctima experimentó secuelas como “trastornos de sueño, crisis de angustia, hipertensión, taquicardia, sensación de ahogo, introversión y dificultades para relacionarse socialmente”.

   En ese sentido, manifestó que la adolescente pudo aliviarse a partir de la revelación de los hechos.

   En la causa declararon tres hermanas de la víctima, quienes mencionaron que su padre les había negado las acusaciones y sostuvieron que la menor podría haber sido influenciada por su tía.

   También lo hizo la progenitora de la chica, quien mantuvo una posición similar al resto de sus hijas,  considerando que los hechos denunciados no existieron.

   Finalmente, testificó una asistente social que se desempeña en el hogar en el que la pequeña fue alojada, quien describió que la víctima “nunca negó los hechos, pero muchas veces sintió culpa” por todo lo que sucedió.

   El imputado declaró en la causa ante la fiscal Marina Lara, a cargo de la UFIJ Nº 14, de delitos sexuales, y manifestó ser inocente.

   Respecto de la acusación, dijo que “jamás pasó eso, como tampoco se le ha cruzado por la mente hacerlo”.

   Por otro lado, hizo referencia a que la denuncia podría haber estado originada por “problemas con la familia”.

   Además sostuvo que desde el momento en que la víctima comenzó a asistir a la iglesia evangélica estaba “más distante”. Agregó también que su cuñada influyó en la denuncia.

   “El cuadro probatorio es tan sólido que desacredita los testigos propuestos por la defensa como también el testimonio del causante, los cuales solo se dirigieren a indicar que la menor miente y  que existen otras razones detrás de la denuncia”, señaló el juez en el fallo.

   Por todo ello, el magistrado halló culpable al imputado del delito de abuso sexual simple, reiterado y agravado por el vínculo, imponiéndole la pena de prisión efectiva.