Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Las zonas francas y una oportunidad exportadora tras el coronavirus

Con una nueva y moderna legislación nacional pueden convertirse en una gran palanca de las ventas al exterior y del desarrollo de las economías regionales.

Marcelo Scaglione (*)

Especial para La Nueva.

   Muchos especialistas consideran a la pandemia del coronavirus cómo la crisis más difícil desde el fin de la II Guerra Mundial. Además de las 30.000 pérdidas de vidas que se actualizan día a día, la mitad de la población se encuentra confinada en sus hogares, 300 millones de jóvenes en el mundo no asisten a clase, una importante cantidad de industrias y comercios –en su gran mayoría pymes– se encuentran paralizados y las pérdidas de capitalización bursátil para las grandes empresas alcanza –en algunos casos– al 40%.

   En este momento se están implementando distintas alternativas sanitarias para enfrentar a la pandemia. Sin embargo, además de esta prioridad de corto plazo resulta necesario reflexionar sobre las consecuencias económicas y sociales del coronavirus y establecer un Plan de Acción para el día después.    

   Mientras que los recientes estudios de la OCDE estiman una caída de 2 puntos del PBI por cada mes de confinamiento, en Francia ese cálculo alcanza hasta los 3 puntos. En Argentina el impacto será todavía más fuerte ya que se potencia la recesión actual que se encamina hacia el tercer año consecutivo.

   Frente a esta situación considero importante que desde Argentina nos planteemos encontrar la respuesta a dos preguntas: ¿Qué puede aportar nuestro país al mundo en medio de esta catástrofe? y ¿Cómo quedará configurado el nuevo Orden mundial luego de la pandemia?

   Respecto del primer interrogante, mi experiencia internacional me lleva a pensar que la salida más efectiva y sostenible pasa por una profunda inserción del país a nivel global aportando productos, servicios y capital intelectual –que denominaré bienes estratégicos– a un mundo que será muy distinto luego de la pandemia.

   Los bienes estratégicos más demandados luego de una catástrofe son –entre otros– el agua potable y los alimentos, la energía eléctrica y los combustibles, los servicios de salud y educación y las tecnologías y medios de comunicación.

   ¿Cuál debe ser en Argentina el rol de las Zonas Francas en este proceso de inserción internacional? Las ZF constituyen canales clave para las exportaciones de bienes estratégicos y –al mismo tiempo– espacios de generación de empleo de alto valor agregado.

   China, el primer país exportador del mundo, embarca casi el 50% de los productos desde sus zonas francas. Dubái, uno de los Emiratos Árabes, logró –en menos de 20 años– posicionarse como la entrada estratégica a los mercados de mayor crecimiento de Medio Oriente a partir de su zona franca.

   La ZF del puerto de Houston, alcanzó el primer lugar en los Estados Unidos gracias a la industria del gas y petróleo no convencional. En América Latina, los polos de zonas francas de Colombia y Uruguay albergan grandes desarrollos de servicios dónde los unicornios argentinos del e-commerce disponen de bases de operaciones.

   Para responder la segunda pregunta es importante analizar que en los últimos 120 años el mundo salió de las grandes catástrofes mundiales a través del multilateralismo y la cooperación internacional. La Historia demuestra que las grandes catástrofes mundiales inducen nuevos paradigmas y provocan transformaciones en el sistema de gobernanza global que –aprovechados en forma inteligente– pueden generar nuevas relaciones de poder y representar oportunidades económicas.

 

   Para aprovechar las oportunidades surgidas en estos cambios de paradigmas –en mi opinión– se necesitan 4 pilares estratégicos:

   1. Una serie de bienes estratégicos que aporten a la reconstrucción económica y social del planeta. Argentina se especializa en alimentos, energía, minería y petroquímica, software, alta-tecnología y digital, servicios profesionales, farmacia y biotecnología, entre otros.

   2. Un Plan de Acción y equipos globales con la formación, experiencia y capacidades para colocar estos bienes estratégicos en los mercados globales, a partir de ventanas que se abrirán por un tiempo muy determinado.

   3. Capacidad para desarrollar, consolidar e implementar alianzas estratégicas al interior de nuestra región latinoamericana y con países y bloques económicos en los distintos continentes.

   4. La visión, la determinación y el liderazgo político para conducir al país a través de este proceso complejo lo cual requiere de flexibilidad y pragmatismo para aprovechar las oportunidades de una coyuntura cambiante.

   Actualmente la Argentina tiene tratados de preferencia comercial con menos del 10% del PBI mundial, mientras que el indicador para Chile es del 90%.

   Las zonas francas argentinas –a través de una nueva y moderna legislación– pueden convertirse en una gran palanca de las exportaciones y del desarrollo de las economías regionales a partir de las nuevas oportunidades que abre la crisis del coronavirus.

   El interrogante a responder será: ¿Podrá Argentina aprovechar estas oportunidades? Desde distintos espacios varios estamos dispuestos a colaborar en esta acción que considero estratégica.  La respuesta a la pregunta depende completamente de la dirigencia y de la sociedad argentina.

   (*) Director General de la consultora internacional NuevasIdeas, máster en Administración Pública de la École Nationale d’Administration (ENA) de Francia, subsecretario de Estado y representante ante la OCDE del Ministerio de Economía de la Nación (2016-2019) y miembro consultor del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI).