Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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¿Cuál será el impacto del coronavirus sobre el mercado de la carne vacuna?

El 75 % de las exportaciones del último año han tenido a China por destino. El dato: este país, que fue el primero en expresar esta crisis sanitaria, ahora asegura haber empezado a contener la epidemia.

Guillermo D. Rueda / grueda@lanueva.com

   Resulta difícil aislar el análisis a un mercado en particular, como el ganadero, cuando los efectos generales se proyectan en tal magnitud.

   Los aislamientos sanitarios, las limitaciones al transporte, la cancelación de eventos públicos, todo lleva a un abrupto cese de la actividad social que, indefectiblemente, impactará sobre el consumo de bienes y servicios en general.

   “Sin embargo, podríamos decir que la demanda de aquellos bienes cuyo consumo tienen un mayor componente social, será la más afectada. En este sentido, la carne vacuna resulta altamente vulnerable dado la elevada proporción de consumo que se realiza fuera de los hogares, especialmente en países del hemisferio norte”, aseguró María Belén Collati, de la agencia Big River, del Rosgan.

   “El comercio mundial de carne vacuna viene creciendo de manera sostenida en los últimos años debido no sólo al aumento poblacional, sino también al mejor nivel de ingresos de esas poblaciones en crecimiento”, agregó María Julia Aiassa, de la misma consultora.

   En 2019, según datos del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), el comercio mundial de carne vacuna se expandió a una tasa del 7 % anual, impulsado por otro hecho disruptivo como fue el brote de la peste porcina africana (PPA) en China, que llevó a este país a incrementar sus importaciones de carne vacuna cerca de un 60 % anual.

   “Esto hace que, partiendo de estas tasas de crecimiento, la caída esperada del comercio mundial, pueda resultar aún más pronunciada de lo visto en la historia reciente. Claramente, dependiendo del grado de apertura de cada país, el impacto será diferente”, sostuvo Collati.

   En un gráfico (adjunto) se puede analizar el peso relativo de las exportaciones de carne vacuna sobre su oferta total para los principales proveedores de carne del mundo.

   Los datos corresponden a estimaciones realizadas por el USDA al mes de noviembre del año pasado, previo al corte de las importaciones chinas por temas inflacionarios y a la irrupción del coronavirus.

   “En el caso de nuestro país, al igual que en Brasil, más del 70 % de la oferta total de carne vacuna se vuelca al mercado doméstico lo que, ciertamente, permitiría mitigar el efecto que puede llegar a tener una desaceleración del comercio mundial”, afirmó.

   Por el contrario, países como Uruguay, Australia o Nueva Zelanda, que destinan entre el 70 % y hasta el 90 % de su producción al mercado externo, se encuentran más expuestos.

   “A su vez, la fase en la que se encuentran los principales destinos de nuestras exportaciones cambia sustancialmente el análisis”, dijo.

   “En el caso de la Argentina, el 75 % de las exportaciones del último año han tenido a China por destino. Es precisamente este país el que, siendo el primero en expresar esta crisis sanitaria, ya habría logrado contener la epidemia, según datos dados a conocer por el propio gobierno chino”, añadió Aiassa.

   Distinto es el caso de los países europeos que, según se estima, aún no han alcanzado el pico de la epidemia y ya muestran una brutal desaceleración en el consumo.

   En términos de participación, Europa representó para la Argentina cerca de un 12 % de los embarques totales de carne vacuna en 2019, aportando un 18 % de la facturación total.

   “Lo cierto es que, más allá del impacto que podamos sufrir en materia de exportaciones, localmente también estamos transitando el inicio de lo que podría ser una de las mayores crisis sanitarias y de consumo para nuestro país”, sostuvo.

   Argentina está a tan sólo tres semanas de haberse confirmado el primer caso importado de COVID-19, y a poco más de 100 casos detectados de los cuales, al momento, se conocen menos de diez casos autóctonos; es decir, de contagio por circulación social directa.

   “Esto nos posiciona en otro nivel de emergencia”, añadió.

   “Los protocolos que, hasta entonces, se focalizaban en la contención del virus ya han pasado a la fase de mitigación, habiéndose resuelto en las últimas horas una serie de medidas, tendientes a limitar la aglomeración y circulación social por un lapso de días”, indicó Collati.

   Sin embargo, este jueves 19, considerando el dinamismo que impone el avance de la epidemia, se sumaron restricciones respecto de la circulación social, sólo habilitada para los servicios esenciales, de salud y de provisión de alimentos. No se descartan, incluso, medidas más severas aún en razón de la propagación del virus del momento que el pico máximo se aguarda para mediados de abril.

   Al margen de estas medidas, existe también un componente psicológico de alto impacto sobre los niveles de consumo, especialmente en bienes cuya demanda tiene un fuerte componente social.

   “La carne, para los argentinos, no es sólo un alimento de la canasta básica sino un motivo de reunión social: el asado familiar y la hamburguesa al paso de los más jóvenes son puntos de consumo que, sin duda, se restringirán temporalmente”, aseguró.

   Si bien en proporción, el consumo fuera de los hogares resulta menor que en el resto de los países del hemisferio norte, esta circunstancia no deja de ser un componente que se resentirá.

   Paralelamente, por el lado de la oferta también es factible proyectar cierta disrupción en el sistema de suministro y abastecimiento.

   “Al endurecerse las medidas de contención de la epidemia, los mercados concentradores, las plantas de faena y hasta las grandes cadenas de supermercados verán fuertemente afectada su actividad”, dijo Aiassa.

   “Si bien resulta difícil proyectar, hoy, el final de una crisis que recién se inicia, la realidad es que la demanda de carnes en el mundo seguirá existiendo”, sostuvo.

   “China, en particular, continuará teniendo un importante faltante de carne que, una vez normalizada la actividad, deberá abastecer y esto sin duda será un factor sumamente alcista, tanto en precios como en volumen demandado”, comentó.   “Sin embargo, el impacto para nuestra economía, y en particular para el sector cárnico, dependerá en gran medida del tiempo que demande la contención local del brote, puesto que ello determinará, verdaderamente, la magnitud de las pérdidas a afrontar”, concluyó Collati.