Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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El camino para el desarrollo a través de la ciencia y la tecnología

Muchas ciudades y regiones en el mundo intentan crear hubs de tecnología para imitar el fenómeno logrado por California.

Por Eduardo Bardelli (*)
Especial para La Nueva.

   El  Estado de California es la economía más importante de los Estados Unidos, si fuera un país independiente ocuparía el puesto número 5 de la economía mundial. Ese desarrollo económico impresionante está concentrado en área al norte del estado que se denomina Silicon Valley y es impulsado por las principales empresas de la nueva economía basada en conocimiento (Apple, Facebook, Twitter, Google, Airbnb, Twitter, Uber, Tesla, etc).

   Otras ciudades alrededor del mundo intentan crear hubs de tecnología para imitar este fenómeno y aprovechar los beneficios asociados pero hay varias cuestiones fundamentales que la hacen única y que es importante impulsar para aprovechar la oportunidad que nos da la tecnología de volver a ser protagonistas mundiales.

   Hay discusiones y debates sobre las razones que llevaron a Silicon Valley a convertirse en un fenómeno de innovación y tecnología, pero sin duda la educación orientada a STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemática) cuenta con un rol crítico.

   El conocimiento es la materia prima de ese desarrollo, la base de talento que necesitan las empresas y startups para crear los productos y servicios del futuro. Sin los cimientos de la educación todos los esfuerzos de desarrollo van a ser inútiles.

   Pero es muy difícil crear algo nuevo donde todos piensan igual, por eso la diversidad también juega un rol fundamental en el proceso de innovación. California es reconocida por su actitud abierta y tolerante a las diferencias y por más que le pese al Presidente que dicho sea de paso, solo sacó el 31% de los votos en las últimas elecciones, tiene la suerte de contar con una rica diversidad inmigratoria, donde profesionales de todo el mundo convergen y son integrados a una sociedad que se siente y piensa en forma global.

   El talento en Silicon Valley no depende de subsidios o ayudas del Estado para crecer, el 80% de los fondos de inversión y individuos que invierten en tecnología residen en el área. El aporte de estos inversores especializados que toleran y entienden el riesgo (y el potencial) de la tecnología, va mucho más allá de invertir efectivo, el aporte más valioso es su experiencia y conocimientos específicos de negocios, junto con su red de contactos técnicos o comerciales.

   También las empresas participan activamente del ecosistema, sobre todo las que demandan fuerte innovación y que en entendieron hace ya unos años, que resulta más eficiente, es decir, más barato, rápido y fácil invertir en startups que desarrollar internamente esa innovación.

   Los factores anteriores dieron como resultado una cultura emprendedora increíble y muy difícil de replicar. La actitud o el mindset seguramente sea el rasgo más distintivo de Silicon Valley. Esa confianza y determinación es un componente esencial en los proyectos disruptivos como los que Steve Jobs, Mark Zuckerberg o Elon Musk llevaron adelante para cambiar el modo en que nos comunicamos, movemos, trabajamos o nos relacionamos a través de la tecnología.

   Esa cultura tiene otros componentes esenciales como la colaboración, la tolerancia al riesgo y la aceptación del fracaso como parte del proceso previo e indispensable para alcanzar el éxito.

   A principios del siglo veinte, los inmigrantes europeos tenían disyuntiva entre viajar a Argentina o a la costa oeste de Estados Unidos. Hoy el talento generado por nuestras universidades nos da la posibilidad enorme de desarrollar la industria del conocimiento y el diseño para volver a retomar el camino del desarrollo y ser referentes globales en ciencia y tecnología. 

   Hay una frase común entre los inversores de tecnología en el valle: las ideas valen centavos y lo que realmente vale millones es la capacidad de ejecutar, es decir, convertir esas ideas en empresas que generen trabajo y desarrollo. Manos a la obra.

   (*) Mentor, Inversor, Fundador de River Plate Ventures, la empresa que conecta los startups de Argentina con Silicon Valley.
eduardo@riverplateventures.com