Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

Leé "El taxista", uno de los cuentos destacados en el concurso literario

El cuento escrito por Sofía M. Castillón fue seleccionado por el jurado como uno de los finalistas en el concurso literario.

Sofía M. Castillón

   La mujer viste un tapado gris claro, medias negras, tacos altos. Sus piernas parecen infinitas. En la esquina de avenida Paseo Colón y Carlos Calvo, la clásica mujer bonita de Buenos Aires, con su cabello rubio “3L” (largo, liso, luminoso) extiende la mano y para un taxi. Abre la puerta y con un ligero deboulé ingresa su pie derecho en el auto. Los zapatos color miel denuncian una pequeña marca de la creciente lluvia porteña.

   Voy hasta el Teatro Maipo. - Dice. 

   El taxista sonríe, y arrancan. Afuera, las gotas modestas pero insistentes comienzan a empapar los vidrios. El agua transforma la ciudad en un espejo, Y el asfalto muestra los letreros luminosos como si fueran estrellas. 

   La mujer descansa su espalda en el respaldo mullido, y suspira. Saca de su cartera el celular. Pierde su mirada unos minutos en la pantalla. Otra vez, suspira.

   Entonces una risa la devuelve a la vigilia consciente, y mira al conductor. El taxista se muerde los labios para no soltar la carcajada. Quién sabe hace cuánto tiempo estará riendo así. El hombre aprieta los puños sobre el volante, y suelta otra escandalosa risotada. 

   Un trueno hace vibrar el coche, y la lluvia se impone con fuerza. Como si fuera un grito de guerra, se desatan mil alarmas, un perro ladra, un peatón corre buscando techo, las ruedas aceleran, el taxista ríe.

   De repente, el volumen de la radio asciende al máximo y tapa las carcajadas del conductor. El locutor, con tono profundo, anuncia: 

   Aquí en Rock&Pop, presentamos el programa de fenómenos paranormales. 

   Un coro de niños empieza a cantar: TIN-TAN, TIN-TAN, TIN-TAN 

   Les recordamos a los oyentes que estas historias son la experiencia directa de nuestros colaboradores. 

   TIN-TAN, TIN-TAN, el coro de niños cada vez más fuerte. 

   Si usted experimenta algún fenómeno paranormal, Rock&Pop aconseja la consulta a un especialista psiquiátrico. 

   TIN-TAN, TIN-TAN, TIN-TEN, TIN-TON, el coro de niños que se deforma. 

   EI taxista ríe cada vez más fuerte, y la mujer alcanza a ver una lágrima que sale de sus ojos. 

   Acelera, y pasan un semáforo en rojo. 

   Disculpe señor, ¿podría bajar el volumen? - Le pide, y su voz tiembla un poco al pronunciar las palabras. Pero el sonido de la radio y de la risa es tan intenso, que el hombre no puede oírla... o no quiere oírla. 

   Señor, por favor, ¿podría bajarle a la radio? 

   El hombre mira a través del espejo interno. Sus pupilas dilatadas, sus ojos rojos. Sin dejar de reír, lentamente, baja el volumen. Llegan a la esquina, y frena con brusquedad. En el semáforo, queda pendiente, con una mirada insistente hacia los ojos azules de la mujer que lo esquivan.

   TIN-TEN, TIN-TAN, TIN-TON. EI coro que sigue. 

   EI taxista dobla desde Roque Sáenz Peña hacia Esmeralda. La mujer suspira. Ya falta poco para llegar. 

   Con las pestañas atentas en las manos del conductor que aprietan el volante como si quisiera ahorcarlo, la mujer piensa en voz alta: 

   Que radio más rara, Señor. 

   TIN-TAN, TIN-TAN, canta el coro de niños, y el taxista ríe. 

   Cuando llegan al Teatro Maipo, el volumen de la radio asciende al máximo otra vez. 

   TIN-TAN, TIN-TAN. 

   La mujer estira la mano y paga los $ 97 que indica el taxi metro, que sean 100, quédese con el cambio. Sin despedirse, baja del taxi con gesto molesto. 

   EI taxista alcanza a guardar los $100 en su billetera cuando se le cae el papel para cigarros. 

   En un segundo se da cuenta de que el agua de lluvia mojó parte de su asiento, el papel, y las flores. 

   Pasa una mirada fugaz por su espejo retrovisor, y la ve. Su pasajera lo vigila, erguida, al lado del auto. Su rostro esta blanco y los ojos que fueron azules en un parpadeo se vuelven negros. 

   El taxista pestañea una vez. La mujer sigue ahí parada. Pestañea otra vez. La mujer no está. 

   EI hombre sale del taxi, cierra la puerta con un gesto súbito. El aguacero le moja la frente y la cara. Sus manos tiemblan y en un movimiento atolondrado tropieza con el adoquín de piedra frente al teatro. Cuando encuentra de nuevo su eje, el taxista da la vuelta al auto para buscar a su pasajera. Sólo encuentra una figura sin cuerpo, un par de ojos negros que lo miran desde el reflejo de un charco de agua, y se pierde bajo los globos de la lluvia como si fueran balas. 

   Hoy en Rock&Pop les presentamos la historia de Horacio, taxista de Buenos Aires.