Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Hace dos años su amigo le donó un riñón y hace unos días fue papá

Luego de un trasplante exitoso el suarense Nicolás Waispek conoció a su pareja por las redes sociales, se casó y hace días tuvo a su primera hija: Clara.

   Anahí González
   agonzalez@lanueva.com

   El suarense Nicolás Waispek pasó en los últimos dos años los peores y los mejores momentos de su vida.

   En principio todo pareció derrumbarse cuando luego de más de 18 años su  riñón trasplantado cuando era un niño dejó de funcionar.

   Fue entonces cuando en el problema apareció la luz: su amigo Jonatan Maier tomó la decisión de donarle un órgano. 

   Después de varias presentaciones ante la Justicia y de los estudios de compatibilidad y cuando todo venía muy bien, Nicolás recibió otro duro golpe. Su pareja, en ese momento, terminó con la relación. 

   No obstante esta sacudida emocional, en un momento en que debía ser fuerte, la intervención fue un éxito. 

   Y acá viene algo que parece mágico. Producto de la repercusión de esta inspiradora historia, que en su momento se hizo pública  en los medios de comunicación locales y también en La Nueva.

  mucha gente empezó a enviarle mensajes de aliento y a consultarle cosas. Entre ellas, había alguien especial: la suarense Candela Martínez Otamendi.

   Empezaron a hablar por las redes sociales y todo fue muy rápido. Afinidad y ganas de conocerse personalmente; pero Nicolás estaba internado.

   Al obtener el alta y regresar a Suárez, pudieron conocerse.

   Ni bien le dieron el alta no podía andar mucho por la calle, pero un par de veces se escapó de la casa de sus padres para visitarla.

   “Obviamente el pueblo no es tan grande y se dieron cuenta, y al final les tuve que contar”, comenta hoy entre risas.

   “Fue todo muy rápido. Ella me escribió, como lo hizo tanta gente, y así empezó todo. Nos conocimos personalmente y al poco tiempo supimos que estaba embarazada, lo estábamos buscando, y nos casamos”, contó.

   Se casaron el pasado 6 de diciembre. El 28 de enero, fruto de esta relación, nació Clara, su primera hija. 

   "Además conseguí trabajo, algo muy importante para mí", contó quien es Técnico Superior Agrario en Suelos y Aguas recibido en la Universidad del Sur. 

   "Estoy en el puesto sanitario, en el área de Bromatología de la Municipalidad de Coronel Suárez.

   Cada tres meses viaja a La Plata a realizar sus controles médicos y tras el trasplante no ha surgido ninguna complicación.

   En este tiempo, su amigo y donante del riñón, Jonatan Maier, también fue papá. Su hija, Pilar, llegó al mundo 9 meses después del trasplante y se llama así justamente porque la pareja la buscó en esa ciudad, antes de que se concretara la donación.

   El 22 de marzo se cumplirán dos años del trasplante.

   “Fue todo muy loco, de golpe. Nunca imaginé esto que estoy viviendo hoy, pero siempre tuve fe”, contó.

   “Lo que pasó con mi ex pareja, es algo que te derrumba, pero yo me focalicé en el trasplante. Me dolió, lógico, pero tenía que estar fuerte. La operación  no era fácil”, contó.

   Candela Martínez Otamendi, su esposa, es ama de casa y tiene dos hijos, Agustín (9) y Amparo (6). Hoy viven todos juntos.

   Con Jonatan siguen en  contacto aunque no se ven tan seguido. 

   “Cada uno tiene su vida, su trabajo y no vivimos cerca, sino a un par de kilómetros. Pero toda la vida estuvimos así, salvo en la infancia, cuando nos veíamos todos los días”, comentó.

   Sus tres hermanos y sus padres están felices.

   “Después de todo lo que pasé, y en todo lo que me acompañaron, es lo más lindo que les pude dar: una nieta”, reflexionó.

   Nicolás enfermó a los 7 años de Síndrome Urémico Hemolítico y entró en diálisis. A los 9, recibió un riñón cadavérico que su cuerpo rechazó. 

   Cuando tenía 11 años su tío materno le donó un riñón que estuvo operativo durante 18 años y medio.

   Luego debió hacer hemodiálisis por casi tres años hasta que Jonatan decidió donarle el órgano. 

   Allí se abrió otro capítulo, en la justicia, donde debieron demostrar que no había una cuestión mercantil en la donación.

   “Ojalá éste hecho sirva para que la gente abra los ojos y vea que es real, que la donación de órganos salva vidas y que así mucha gente en lista de espera y en diálisis pueda tener una oportunidad y una mejor calidad de vida”, señaló.

   Reconocimiento.

   Al cumplirse un año de la operación Nicolás escribió algo muy emotivo para su amigo.

   “Vuelvo a repetirte que decirte gracias me queda muy pequeño, que sos una gran persona, con un gran corazón y que aunque vos digas lo contrario, no cualquiera es capaz de hacer lo que hiciste vos por mí", le dijo.

   "No me quiero olvidar de agradecer a quienes nos acompañaron ese día y los días siguientes, a todas las personas que nos tuvieron en sus oraciones y nos escribían todo el tiempo para ver como estábamos, mil gracias a todos, es lindo saber que tanta gente quiere verte bien", señaló Nicolás, a quien el gesto de su amigo, le dio otra oportunidad.