Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

Discretas negociaciones en la “burbuja política”

La columna semanal de Ricardo Salas, corresponsal de La Nueva. en La Plata.

   Desafíos y prioridades”, proyectó sobre el pizarrón, como consigna de trabajo, el gobernador Axel Kicillof ante sus ministros para el 2021, intentando dejar atrás este “año horrible” en la Provincia.

   Como se sabe, la Gobernación apunta a reactivar una economía bonaerense que necesita más que nunca de una inyección revitalizante para poner en marcha la obra pública, el empleo y la producción tras muchos “sentimientos negativos” que se fueron manifestando a la sombra del coronavirus. 

   El plan de obras públicas y lo realizado en materia sanitaria, donde trazó su orientación para enfrentar una pandemia que aún no terminó, será en mayor o menor medida la estrategia discursiva que utilizará Kicillof.  Es que de a poco el clima social parece distenderse. Con el proyecto de vacunación contra el Covid-19, comienza a verse la luz al final del túnel. 

   En ese contexto también el Gobernador parece haber logrado una cierta paz y armonía que no tuvo durante el año. Días atrás, contó con la grata noticia de los fondos extra que recibirá la Provincia, entre otras regiones, a expensas de la quita que sufrió la Ciudad Autonóma de Buenos Aires, ratificada por ley en el Congreso. 

   Pero esta calma de la que goza el Ejecutivo en calle 6 preocupa mucho a algunos sectores de la oposición, que ven cómo se termina un año complejo, durante el cual no pudieron hacer pesar su gran influencia en la Legislatura. 

   “Perdimos un año, y ya no nos queda margen para nada. Con el Presupuesto se termina esta etapa y ya el año que viene entramos en campaña”, se lamentó un legislador opositor. 

   “A veces cuando uno escucha el relato gubernamental, que son los defensores de los más necesitados, de los trabajadores, del pueblo todo, de la vida y del planeta, uno no sabe si reírse o ponerse a llorar", concluye un diputado radical. 

   Después del “finde turístico” todas las miradas estarán puestas en la agenda parlamentaria del jueves, cuando la Legislatura se apreste a debatir las leyes de Presupuesto e Impositiva, con las Cámaras de diputados y senadores, en principio, funcionando en paralelo. 

   La novedad es que ya se entraría en el período de sesiones extraordinarias, por lo tanto, el temario se circunscribirá exclusivamente a estas leyes. 

   El silencio mediático de intendentes, legisladores y ministros, deja en claro que, en voz baja, las conversaciones y negociaciones pasan por sus horas más febriles. Es que, tanto para el oficialismo como para la oposición, un error de cálculo en estas horas puede ser un gran dolor de cabeza el año que viene, donde muchos se juegan su futuro en las elecciones. 

  Para la Gobernación es indispensable la aprobación de la ley de Presupuesto para diagramar la paritaria salarial ante la coyuntura inflacionaria. 

   Días atrás, la dupla ministerial conformada por Pablo López (Hacienda y Finanzas) y Mara Ruiz Malec (Trabajo), expusieron frente a un grupo de referentes sindicales los ejes centrales del proyecto de pauta presupuestaria que prevé Kicillof: una inversión inédita en obra pública y vivienda que permitirá generar empleo y un fuerte impulso a la inversión en educación, a la consolidación del sistema de salud, a la inversión en materia de seguridad, a la promoción de la inclusión social, y a programas para apuntalar el empleo y a los sectores de la industria y el campo. 

   Según no pocos gremialistas el presupuesto presentado por el oficialismo busca comenzar a reparar parte de las consecuencias regresivas del modelo implementado por Cambiemos. 

   Otro aspecto que destacan es que, después de muchos años, se plantea sostener una deuda en pesos y no en dólares.  “Se trata, en su mayor parte (con excepción del financiamiento de los organismos internacionales- de un endeudamiento en pesos, lo que contrasta con el fuerte endeudamiento en dólares en el que había incurrido la gestión de (María Eugenia) Vidal, que condicionó a Kicillof” señalan. 

   Los jefes municipales tienen un rol preponderante en la “foto” política. Ya sean peronistas del Frente de Todos; amarillos del Pro; cambiemistas moderados o vecinalistas coinciden en varios puntos de reclamos hacia la sede gubernamental.  

   Un dato curioso. Desde que Kicillof tomó el manejo absoluto del tablero de control de operaciones de calle 6, las miradas se volvieron un poco más críticas, en particular, cuando se habla de problemas estructurales irresueltos en materia de trabajos de infraestructura. Incluso, desde que Cambiemos tenía la manija gubernamental hace poco más de un año atrás. 

   “En buena hora resulta interesante que varios intendentes de JxC hayan recuperado la memoria y se preocupan por obras, porque en los últimos cuatro años no estuvieron muy preocupados por eso y guardaban silencio”, chicanean desde el campamento oficialista.

   La “liga de intendentes peronistas” ya hizo escuchar sus pedidos al presidente de la Cámara de Diputados, Federico Otermín -que responde políticamente al alcalde lomense Martín Insaurralde- y la vicegobernadora matancera Verónica Magario, básicamente que se reedite el Fondo de Infraestructura Municipal (FIM). 

   Del lado de los espacios políticos que integran la alianza opositora, es el radicalismo el que dará el puntapié inicial, con su propia interna bonaerense. Pateó para febrero próximo la elección de sus nuevas autoridades, lo que marcará finalmente el equilibrio hacia adentro de Juntos por el Cambio. 

   El que gane tendrá la silla asegurada para negociar con el Pro de Mauricio Macri y la Coalición Cívica de Elisa Carrió. Y está claro que no es lo mismo que sea el diputado Maximiliano Abad, o que sea el tándem entre el jefe comunal de San Isidro, Gustavo Posse, y el senador nacional Martín Lousteau.