Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Nuevos impuestos tras el paso de los Reyes Magos

El gobernador ya le comunicó a los intendentes “propios y ajenos” que sin actualización de impuestos, la Provincia quedará al borde del default. 

   Si (Axel) Kicillof logra surfear el fuerte “oleaje político”, después del tradicional desfile de los Reyes Magos puede que obtenga luz verde legislativa para aprobar el paquete de ley Impositiva que requiere como prueba de gobernabilidad”, entienden en las primeras horas hábiles de este 2020.

   El gobernador ya le comunicó a los intendentes “propios y ajenos” que sin actualización de impuestos, la Provincia quedará al borde del default, afectando seriamente en términos económicos a los municipios del interior.

   Y ahí entra todo en duda: transferencias a municipios, infraestructura escolar, de salud, vial e hidráulica y continuidad de las obras ya empezadas.

   Como es habitual, la negociación política abre la puerta a un posible entendimiento que podría quedar plasmado en la Legislatura con la aprobación de la nueva ley impositiva bonaerense.

   La iniciativa del Ejecutivo (podría recibir modificaciones en algunos tributos vinculados con el sector rural) entrará por Diputados y luego será debatida en el Senado, donde la opositora comunidad parlamentaria de “Juntos por el Cambio” tiene la llave del quórum y la mayoría para aprobar o bloquear cualquier intento de sancionar cualquier ley por parte del Ejecutivo.

   “Queremos una Provincia unida y solidaria. Creemos que las subas no pueden ser iguales: el que tiene más puede pagar más, y entre todos tenderle la mano al que lo necesita”, primereó el titular de la Cámara Joven de avenida 53, Federico Otermín, en sintonía con el diagnóstico que hace Kicillof.

   Otermín, que responde al intendente lomense Martín Insaurralde y al “jefe de “La Cámpora” Máximo Kirchner, es junto al diputado peronista por la Sexta, Carlos “Cuto” Moreno, muy cercano a Kicillof, y actúan como interlocutores válidos en la vía parlamentaria.

   Quedan múltiples factores políticos para analizar de cara al futuro inmediato.

   Fue tan entendible el enojo de Kicillof con la postura legislativa de los bloques de la oposición, como la posición de estos últimos por representar a un “electorado propio” que se mostraba refractario a la nueva Ley Impositiva, al entender que, principalmente afecta a la clase media y el sector rural de la Provincia.

   También existió un error de cálculo político de la Gobernación de calle 6. Más allá de las “internas domesticas”, se subestimó a Juntos por el Cambio ( ex Cambiemos) que ya lleva unos 4 años de experiencia en la rosca parlamentaria.

   “Se empecinaron con el supuesto “impuestazo”. Es decir, por bajar el porcentaje del 75% que afecta a los que más tienen. Siguen preocupados por un sector de la sociedad que tiene menos problemas (económicos), parece que no entendieron el mensaje de las urnas todavía”, disparan desde el oficialismo, sin ocultar su enojo.

   Otra de las críticas del oficialismo se basa en que la oposición puso a funcionar “doble vara” como sistema de medición política: los intendentes macristas del PRO que se oponen a la Ley Impositiva que pide Kicillof por considerarla "excesiva", también subieron las tasas municipales para el 2020, y en algunos casos “muy por encima” de lo que propone la Provincia.

   En la arena política bonaerense este tipo de “jugadas” no siempre sale gratis.

   Estará entonces, la posibilidad de la “devolución de gentilezas”.

   Se sabe, los intendentes necesitan tanto como Kicillof que la reforma impositiva prospere dentro del palacio legislativo, porque parte de esos recursos se coparticipan a los municipios.

   La coyuntura financiera por la que atraviesan no pocos alcaldes los obliga a explorar cualquier “puente de diálogo” con la sede gubernamental de calle 6, ante la necesidad de contar, eventualmente, con alguna “ayuda extra” del ministro bonaerense de Hacienda, Pablo López.

   Las problemáticas distritales de los radicales pueden ser una llave para desbloquear la controversia.

   La urgencia de buena parte de los gobiernos municipales contrasta con la posición intransigente que adoptó la conducción legislativa de Juntos por el Cambio, encarnada por intendentes PRO del Conurbano como Jorge Macri (Vicente López), Julio Garro (La Plata) y Néstor Grindetti (Lanús) a la cabeza.

   “La oposición no llega a definir su liderazgo y entonces llevan la discusión de la Fiscal Impositiva, para poder superar sus propios “funcionamientos internos”, buscando cargos que están pidiendo por ser oposición”.

   Por ejemplo, tres de las cuatro sillas en el directorio del Banco Provincia (incluida la que deja el ahora ministro de Transporte, Mario Meoni).

   En las diagonales trascendió que Cambiemos además pidió la Defensoría del Pueblo y la Fiscalía de Estado, para votar las leyes de Emergencia Social, Productiva, Económica y Energética con la que Kicillof pretende abordar los primeros 100 días de gestión sobre el mapa bonaerense.

   Uno de los pocos intendentes que “salvó la ropa” fue el radical de San Isidro, Gustavo Posse, cuando según la óptica gubernamental adoptó una postura moderada al remarcar que no se puede negar una suba del impuesto Inmobiliario porque tampoco se le puede negar la “posibilidad de gobernar” al economista electo por la coalición peronista del Frente de Todos y “niño mimado” de Cristina Fernández de Kirchner.

   En definitiva, el gobernador Axel Kicillof sintió el primer transpié de la siempre empantanada y convulsionada arena política bonaerense.

   Pero como indica el manual: ante un problema político se imponen soluciones políticas.

   Tiene un juvenil equipo ministerial donde sobresale el “perfil técnico” y se advierte poca experiencia en la política autóctona.