Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Llegan los indicadores ambientales para potenciar las distintas actividades productivas

Se analizará, a nivel de lote y por establecimiento, el impacto del uso los recursos naturales y la energía involucrada .

Fotos: Archivo La Nueva.

 

   El área de Ambiente del movimiento CREA está trabajando en la confección y puesta en funcionamiento de una serie de pautas y herramientas que permitirán incorporar la cuestión ambiental en la toma de decisiones de los establecimientos vinculados a este ente y ¿por qué no? del campo en general.

   El planteo del que se parte es más que simple: si en la actualidad existen indicadores que permiten medir la situación y evolución económica y financiera de una empresa agropecuaria, ¿por qué no es posible contar con variables estandarizadas que posibiliten evaluar la gestión ambiental?

   Este es, precisamente, el desafío que tienen por delante los técnicos del área de Ambiente de CREA, para lo cual están desarrollando una serie de indicadores para las diferentes actividades productivas, que también permitan realizar un seguimiento y comparación de gestiones ambientales en el ámbito agropecuario.

 

Estas herramientas estarán enfocadas a la gestión sostenible de los recursos naturales, el cumplimiento de la legislación y el cuidado de las personas.

 

   “La Gestión Ambiental CREA será un conjunto de pautas y herramientas que permitirán la incorporación de la dimensión ambiental en la toma de decisiones de las empresas CREA -explica Ariel Angeli, coordinador del área de Ambiente CREA-. Estarán enfocadas a la gestión sostenible de los recursos naturales, el cumplimiento de la legislación y el cuidado de las personas”.

   La base de la Gestión Ambiental CREA es el “mapa legal”, el cual constituye una plataforma de consulta que integra la legislación nacional, provincial y municipal vigente sobre aplicaciones, envases de fitosanitarios, efluentes y ordenamiento territorial.

   El sitio, disponible en crea.org.ar/mapalegal, es único en su tipo al permitir resolver de manera rápida las dudas sobre el marco legal vigente en las diferentes jurisdicciones argentinas.

   La segunda instancia son las Buenas Prácticas consensuadas en el marco de la Red BPA, de la cual CREA forma parte –junto a otras instituciones públicas y privadas– desde sus inicios. En la misma, están disponibles plataformas digitales de autodiagnóstico para visualizar aspectos por mejorar.

   La tercera instancia del programa consistirá en el desarrollo de un Sistema de Indicadores Ambientales (SIA) para agricultura, ganadería y lechería.

   “Va a ser la herramienta que permitirá analizar y cuantificar, a nivel de lote y por establecimiento agropecuario, el impacto del uso los recursos naturales y la energía involucrada en los procesos de producción”, explica.

   La última etapa del GAC será una Guía de Priorización de Mejoras orientada a dar soporte al empresario agropecuario en aquellas cuestiones por mejorar en función de los objetivos propuestos. 

   “En el primer semestre de este año, el equipo de ambiente estará trabajando con empresas de grupos CREA de diferentes regiones productivas para validar la incorporación de la dimensión ambiental en sus análisis y dinámica de trabajo CREA -apuntó-. Para eso, a fines del año pasado se realizó un primer taller para asesores CREA de implementación de las herramientas GAC”.

   Las normas de Gestión Ambiental CREA se enmarcan dentro de la Gestión Integral de Sostenibilidad, que incluye las dimensiones económica y social de las empresas en el marco de una visión sistémica.

   “La dimensión ambiental se convirtió en un factor muy importante en la competitividad. Hacia adentro, las empresas necesitan conservar los recursos para mantener la productividad, y convertirse en atractivas tanto para las personas que trabajan en ellas como para las nuevas generaciones. Hacia afuera, los empresarios necesitan estar atentos a las expresiones de la sociedad, sean estas manifestadas a través de conflictos, regulaciones legales o del propio mercado que marca estímulos para determinadas formas de producir”, afirma Angeli.

 

Camas biológicas

 

   Las investigadoras del Instituto de Desarrollo Tecnológico para la Industria Química, Maia Lescano y Cristina Zalazar, vienen trabajando desde hace algunos años en el diseño de los denominados biobeds, que consisten en camas biológicas que permiten degradar residuos de agroquímicos resultantes del lavado y carga de equipos pulverizadores.

   Las investigadoras santafesinas comenzaron entonces a adaptar esa tecnología a la realidad argentina por medio del uso de materiales presentes en diferentes regiones productivas.

   “Estamos terminando de realizar el análisis de los datos, los cuales estarán publicados próximamente; los resultados preliminares muestran que en todos los casos las camas biológicas evaluadas tuvieron una gran capacidad para degradar glifosato, AMPA, atrazina, 2-4,D, prometrina, carbendazim e imidacloprid”, explican.

 

El proyecto de camas biológicas consiste en degradar residuos de agroquímicos resultantes del lavado y carga de equipos pulverizadores.

 

   “Estamos permanentemente evaluando nuevos sustratos. Por ejemplo, pronto vamos a comenzar a estudiar sustratos lignocelulócicos, tales como la cáscara de maní, de arroz y de girasol”, añaden.

   El siguiente paso consiste en montar una cama biológica a escala real en la sede de la Cooperativa Agrícola Mixta de Margarita Limitada, que contará con un sistema de recirculación, el cual, por medio de la acción de una bomba eléctrica, derivará el efluente a un tanque para luego volcarlo sobre un pozo impermeabilizado con el sustrato biológico que lo degradará (el cual estará techado con un material que permita el paso de la luz solar).

   La cama biológica, que ya está construcción, comenzará a funcionar durante el primer semestre de este año.

   El desafío, además de continuar con los ensayos, es dar a conocer la tecnología para lograr que se implemente en las diferentes regiones agrícolas argentinas.

   Para eso, dos años atrás las investigadoras comenzaron a trabajar junto a técnicos y especialistas del Instituto Argentino de Normalización y Certificación (IRAM) con el propósito de confeccionar una guía de recomendación para la construcción de camas biológicas que contenga información sobre el empleo de sustratos, proporciones y diseños de la plataforma.

   “Este año estará lista la publicación”, adelantan.