Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

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El viaje que le dio otra oportunidad a Valentina Culaciati

La jugadora de Olimpo había perdido motivaciones. Fue a Europa con una amiga y surgió la chance de jugar en una universidad de Estados Unidos. Allá fue.

Fotos: Jano Rueda y archivo-La Nueva.

Por Mikel Iñurrategui / minurrategui@lanueva.com

(Nota publicada en la edición impresa)

   Cuando ya estaba empezando a apartar el voleibol de su vida, cansada de la monotonía y sin expectativas que la movilizaran, Valentina Culaciati se encontró, casi sin planificarlo, armando las valijas para irse lejos de su casa, más precisamente a la Universidad Old Dominion de Norfolk, Virginia, California, Estados Unidos.

   “Estaba medio cansada del voley”, admite Valen, que comenzó a jugar en Universitario y luego pasó a Olimpo. Y quien también disputó Copa Panamericana Sub 18 con la Selección Argentina a los 16 años.

   ¿En medio qué pasó? 

   Un viaje por Europa con su amiga Magui Bostal (quien también juega y estudia en EE.UU.) y un par de entrenamientos en lugares desconocidos y desafiantes encendieron nuevamente la chispa de su pasión por este deporte.

   “Realmente la pasé bien. Entonces dije: 'Capaz no es que esté cansada del voley, sino que estaba cansada del voley de acá, de hacer lo mismo de siempre'”, entendió Valentina.

   A eso, se le sumó la experiencia de Julieta Campaña, otra amiga que también eligió ese camino y que le dio envión para, definitivamente, saltar a lo -casi- desconocido a través de una mánager argentina que contacto en Europa.

   “Juli me contó que a ella le pasaba más o menos lo mismo, pero que ahora allá estaba re bien. Fue un poco eso, y entendí que capaz podía darle otra oportunidad al voley. Me dí cuenta de la oportunidad que el voley me estaba dando a mí, de poder ir a estudiar a allá. Fue un poco eso, querer seguir, intentar un poco más y aprovechar esto. Está muy bueno lo que te puede dar el voley y el deporte en general”, redondeó la central de 19 años y 1m87.

Valentina (5), seguirá los pasos de Juli Campaña (8), Magy Bostal (3) y Malena Medús (9). Crecieron juntas, de la mano de Héctor Gallardo.

   Unos cuantos meses después y luego de superar algunos obstáculos propios de la organización, Valentina se metió en el mundo universitario, donde consiguió una beca completa para jugar y estudiar International Business (Comercio Internacional), una de las 35 carreras que ofrece sólo ese departamento.

   “Entre junio y octubre yo estaba segura que iba a ir a un College, que no tenía que rendir ningún examen de ingreso o nivelación. Pero en octubre me comunicaron de Florida que no tenían la beca para mí en enero, porque la chica que supuestamente iba a egresar para liberar mi cupo, no lo había hecho. Entonces, recién podía ingresar en agosto”, contó Valen. 

   Con sus rutinas universitarias (había comenzado abogacía) y deportivas en pausa, después de apostar todo para irse en enero, debía resolver qué hacer. Mientras, seguía tachando meses de inactividad.

   “Ahí la manager me dijo que si yo rendía el examen me podía conseguir tranquilamente una beca en una Universidad por cuatro años. Entonces -rememoró- a mitad de octubre me decidí a rendir el examen de inglés (denominado SAT). Tuve que prepararlo en un mes y medio, casi me vuelvo loca porque era bastante difícil. Lo rendí en diciembre y pensé que me había ido mal. Cuando vi la nota grité de alegría, realmente esperaba desaprobar. Ahí se volvió todo bastante más real. Dije 'ya está me voy'. Era lo único que me trababa”.

   —¿Esos traspiés te hicieron dudar un poco de tu decisión?

   —Sabía que me iba a ir en algún momento, pero en mi cabeza sólo estaba enero. No tenía una rutina acá y no hacía mucho más. Después de octubre estuve mal de una rodilla y hasta dejé de jugar. Fueron muchas cosas juntas que, de a poco, se fueron solucionando. No me hizo dudar, pero pensé qué hacer. Podía pedir a otro College, pero la manager me aconsejó que por mi nivel me convenía probar de rendir y ver qué pasaba.
Entre las tres propuestas que recibió tras rendir, la de esta Universidad en Virginia fue la que más la convenció, ya que hasta la invitaron a conocer las instalaciones.

   —¿Qué es lo que más te intriga: el idioma, lo deportivo, el estudio?

   —Un poco de todo. En la Universidad que fui yo nadie habla español; fueron dos días intensos para mi cerebro, estaba prendido fuego, ja. Yo soy de hablar bastante, pero llegó un momento que no quería pensar más nada. Sé que me voy a acostumbrar rápido. Sí me intriga ver los entrenamientos, ver cómo es el entrenador, ver qué puedo mejorar. Por lo que vi hay buen nivel; me gustó; veremos cómo me va. Y obvio que el estudio también, si realmente me gusta o voy a cambiar a otra carrera, porque realmente no tengo idea cómo funciona.

   —Dijiste que pensabas que te habías cansado del voley, ahora con esto ya sabés que podés estar unos años más ligada al voley. Me imagino que pensás en ese gran cambio.

   —Antes sentía que estaba harta del voley, pero un poco por la rutina. Llevo muchos años jugando acá y eran siempre los mismos partidos, las mismas personas, los mismos entrenamientos. Era una rutina que sentía que no me mejoraba. Era practicar un deporte que sabía que entrene o no, siempre iba a jugar. Es como bastante desalentador. Eso me gustó también de los estadounidenses, son muy fanáticos y le meten mucho entusiasmo. Julieta, por ejemplo, ante de irse no hablaba mucho jugando y volvió y no paraba de hablar. Allá es todo ruidoso, festejo, con mucho entusiasmo. Eso también me encantó; acá es todo muy tranquilo en general. Sé que me esperan unos cuantos años, pero tengo muchas ganas de eso.

   Con la visa aprobada hace horas y las clases ya comenzadas en su nueva Universidad, Valentina ya llenó de ilusiones su valija y volverá a disfrutar del voley... Ahora, bien lejos de casa.