Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Tiempo de enaltecer al ocio

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   Enero puede ser “un sinónimo” de descanso, para algunos significa vacaciones. Si hay niños, el receso escolar obliga a establecer una pausa que se transforma en complicación cuando los adultos trabajan.

   Están quienes descansan en enero, otros lo hacen en febrero, otros acceden a alguna “oferta” y establecen la pausa en algún mes menos convencional. ¡Sí! También están aquellos que parecieran estar de vacaciones todo el año.

   Más allá de si las opciones de descanso son durante el frío o el calor, en el Caribe o en la “Pelopincho”, el descanso es necesario. En ocasiones, establecer “un recreo” no goza de buena fama, como si “hacer un alto” implicara caerse de una cadena productiva, ya sabemos que cuando el imperativo es hacer sin pausa, la cadena termina siendo destructiva.

   ¿Y el ocio? ¿Qué lugar tiene en tu vida?

   Si bien el ocio ha sufrido una especie de desplazamiento semántico desde la Antigua Gracia en adelante, en los ’60, en Estados Unidos se desarrolla la Psicología del Ocio para investigar cómo funciona algo que es imprescindible para nuestro bienestar.

   El ocio, producto de cambios históricos, sociales, económicos y culturales tiene “mala prensa”, homologado con pérdida de tiempo y holgazanería no tiene la atención y el tiempo que se merece, y es sabido que las mejores ideas, los inventos que nos cambiaron la vida y las creaciones más descollantes surgen precisamente en ese momento, durante el ocio.

   El ocio, “fecundo” para los griegos, en especial Sócrates, es un tiempo específico, de suma creatividad, que impacta en nuestra salud mental y física. Descanso y trabajo son las dos caras de la moneda, y el recreo o tiempo libre es un derecho ya indiscutible. Países europeos tienen jornadas de trabajo de seis horas porque entienden y mediante estudios comprobaron que cuando las personas, además de trabajar, cuentan con tiempo para sí, producen mejor y disminuyen los índices de enfermedad y ausentismo, entre otros beneficios.

   ¿“Conócete a ti mismo”?

   Conocerse a uno mismo es también una idea socrática, y es la condición necesaria para conocer gustos, motivaciones y deseos; el autoconocimiento es un prerrequisito para vivir una “experiencia ociosa”, que muy lejos de “no hacer nada”, es tiempo destinado a crear cosas nuevas, a hacer diferente lo que se venía realizando de forma rutinaria, tiempo destinado a pensar en cómo estar mejor, es decir bien-estar.

   El ocio está en las antípodas del aburrimiento, desde la Psicología podemos afirmar que el tedio y el hastío conducen generalmente a una serie de síntomas tales como: estrés, ansiedad, adicciones, conductas compulsivas y problemas en las relaciones tanto familiares como en otros círculos.

   Descubrir y reencontrase con los propios intereses, conectar con habilidades que estaban ahí, a la espera de “ser reflotadas”, diseñar un proyecto, reformular objetivos, en definitiva, apostar por el crecimiento personal, son acciones que germinan y crecen en momentos de ocio.

   Sugerencia, anímate, destiná un tiempo para realizar ese viaje interior y motivador que sin dudas es único.