Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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La sequía pone a la cuenca de las Encadenadas del Oeste en alerta rojo

Las lagunas Epecuén, Cochicó, Alsina, Del Monte y Del Venado registraron fuertes bajas en los últimos 12 meses.

La baja de las aguas volvió a mostrar el talud de tierra que protegía a Villa Epecuén antes de las inundaciones. Fotos: gentileza Fabio Robilotte

 

Hernán Guercio / hguercio@lanueva.com

   La sequía y la escasez de lluvias del último año no solo impacta negativamente en el sector productivo de nuestra región. La falta de precipitaciones también se está notando fuertemente en el sistema de lagunas Encadenadas del Oeste, que hace tan solo un par de años amenazaba con inundar poblaciones enteras y que hoy se encuentran a niveles muy bajos, y en descenso.

   Más allá de que la cuenca ocupa once distritos, son los municipios de Adolfo Alsina y Guaminí quienes más están sintiendo estas consecuencias, ya que los principales espejos de agua del sistema están ubicados en ellos: Epecuén, Del Venado, Del Monte, Cochicó y Alsina. Coronel Suárez, por su parte, tiene en sus tierras el recientemente reinaugurado Partidor de Piñeyro, que desvía el agua que baja de las sierras hacia ese sistema o hacia la Cuenca del Salado.

   Sin embargo, hace un mes el comité de cuencas elevó un pedido para que ese caudal se dirija directamente a laguna Alsina, para abastecer un sistema que se encuentra bastante deprimido. 


El canal que une Del Monte con Cochicó se encuentra prácticamente seco.
 

   En Cochicó, por ejemplo, principal recurso turístico de Guaminí, la cuestión es muy dura aún: la laguna está a solo 10 centímetros de su nivel mínimo para operar, lo que en pleno verano significa un revés para la pesca, para el atractivo y para el esparcimiento.

   Por ello, hace algunos días se abrieron las compuertas que comunican Alsina con Cochicó para dejar pasar líquido desde una hacia otra. El resultado no fue alentador porque Alsina tampoco cuenta con tanta agua para trasvasar; en la actualidad, lejos está de alcanzar la cota del canal aliviador para épocas de crecida. Parece mentira que hace un par de años amenazara con hacer desaparecer a la población de Bonifacio, ubicada tan solo a unos pocos kilómetros de allí.

   Epecuén, el lago hipersalino que se encuentro pegada a Carhué, perdió 73 centímetros de altura de agua durante el último año, cuando históricamente bajaba tan solo la mitad. Hoy en día está a 93,9 metros sobre el nivel del mar, y su cota objetiva es de 93 msnm. El talud de tierra construido hace más de 30 años para proteger a la villa de las inundaciones, volvió a emerger a la superficie después de varios años; la laguna baja y la sal se concentra aún más sobre la costa.


Una vista aérea de Epecuén. Se observa la bajante del lago y el salitre en la costa.
 

   Eso sí: después de años en que la altura del lago jaqueara a la cabecera de Adolfo Alsina, por ahora la situación dista de suponer un gran problema para sus habitantes aunque la preocupación está. Hace no tanto tiempo, la suba del nivel había roto parte del camino que lleva hacia las ruinas de la villa inundada y la playa Eco Sustentable carhuense.

   “Este será un verano durísimo. El nivel de las lagunas está muy bajo en todos los casos, pero la que más lo sufrirá será Cochicó”, lamentó Fabio Robilotte, secretario del Comité de Cuencas de las Encadenadas del Oeste.

   Más allá de Epecuén, los números emitidos por esta institución son impactantes: laguna Alsina bajó en el último año 64 centímetros, superando apenas en diciembre los 108,45 msnm; Cochicó descendió 79 centímetros, estando hoy apenas por encima de los 105,6 msnm; y Del Monte bajó 57 centímetros, quedando actualmente a 104,98 msnm -la misma altura con que hoy cuenta Del Venado-.

 

   Por ahora, tanto Del Monte (que baña la costa de la ciudad de Guaminí) como Del Venado no sienten tan duramente la sequía, aunque lentamente sus efectos se están haciendo notar.

   “Que baje Epecuén no significa nada; inclusive nos sirve porque todavía estamos por encima de la cota objetivo. Para que baje esos 87 centímetros restantes, tendría que pasar un año y medio de seca. Sin embargo, esto sí perjudica al sector productivo, del cual también vive Carhué”, sostuvo.

   En cuanto a Cochicó, recordó que hace unos diez años, la laguna se había reducido tanto que prácticamente no se podía ingresar en lancha o nadar.

 

   “Pero de persistir esta situación, seguramente todos nos veríamos afectados, porque tenderían a secarse todos los espejos de agua de la cuenca -dijo Robilotte-. Además, se perdería también la fauna ictícola que poseen”.

   A futuro, el Servicio Meteorológico Nacional no arroja muchas esperanzas. En su pronóstico extendido para los próximos tres meses, habla de registros por debajo de la media para esta región, por lo que la situación actual tendería a empeorar. De las lluvias de las últimas dos semanas, que en Bahía Blanca totalizaron unos 40 milímetros, en esta zona no se registraron siquiera diez.

   Del lado de las sierras, las noticias tampoco son las mejores. Los afluentes de las distintas lagunas están prácticamente secos y lo que llega desde el Partidor a laguna Alsina a través del Sauce Chico tampoco alcanza.


El arroyo Cochicó apenas aporta líquido.
 

   “No hay aporte desde los arroyos. Lamentablemente, parece que toda esta situación se va a acentuar”, señaló.

   Al respecto, aclaró que el partidor está trabajando y repartiendo el agua de acuerdo al plan director de la cuenca, aunque también reconoció que en la actualidad "estamos repartiendo miseria".

   "Tratamos de ser solidarios con los demás, que también necesitan agua", finalizó.

 

De la inundación a casi desaparecer en apenas dos años

 

Entre agosto y noviembre de 2017 se dio una serie de precipitaciones en toda la provincia de Buenos Aires, que causaron varios inconvenientes en todo el territorio.

En nuestra región, las lluvias registradas en la sierras y en la cuenca de las Encadenadas del Oeste hicieron peligrar la localidad de Bonifacio. La imagen de la tragedia era el cementerio bajo agua, donde solo asomaban las cruces. En Guaminí el nivel de agua también era impactante.

Algunos kilómetros hacia el sur, en Carhué se negaban a que se abrieran las compuertas de Rolito, para aliviar al sistema. El recuerdo de la inundación de la villa Epecuén todavía está fresco y esta laguna no tiene posibilidad de trasvasar su agua hacia ningún lugar.

Esto también casi provocó que el problema pasara a mayores, con ánimos más que caldeados tanto en Carhué como en Guaminí.

Paralelamente, la Provincia comenzó a trabajar en la mejora y refuncionalización del Partidor de Piñeyro, que -de acuerdo a lo establecido por el manual de la cuenca- puede enviar agua hacia el sistema o bien hacia la cuenca del Salado, a través del Vallimanca.

Además, se pusieron en marcha nuevamente las bombas del sistema que trasvasa agua desde Cochicó hacia Alsina, que no funcionaba desde hacía dos décadas. También se contrató una consultora para que realizara un nuevo plan director de la cuenca.

A mediados del año pasado, se inauguró el nuevo Partidor de Piñeyro. Según las autoridades, a partir de ese momento el exceso de agua no sería un problema.