Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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La nueva opción que maneja YPF para exportar GNL desde Bahía Blanca

Frente a una costosa planta terrestre se le suma ahora un barco de licuefacción con mucha más capacidad que la barcaza "Tango".

Adrián Luciani / aluciani@lanueva.com

   En medio de una carrera contra el tiempo y alejados de los vaivenes políticos que pueden desembocar en un cambio de gobierno, los directivos de YPF avanzan con la idea de exprimir al máximo lo producido en Vaca Muerta y meter a la Argentina en el selecto grupo de países exportadores de gas natural licuado (GNL).

   A la idea inicial de construir una planta terrestre de licuefacción en Bahía Blanca o en Chile se le suma ahora la posibilidad de contratar o adquirir al menos una gran unidad flotante, de mucha mayor capacidad a la que ya funciona en Ingeniero White.

   Esta alternativa se viene robusteciendo ya que insumiría una inversión sensiblemente menor a la que supone una estructura fija en tierra.

   Pese al impacto de las PASO, los ejecutivos de YPF siguen siendo optimistas sobre las posibilidades de Argentina de convertirse en un miembro del pequeño pero creciente club de países exportadores de GNL.

   "No podemos poner el carro delante del caballo al distraernos con los eventos actuales", dijo Marcos Browne, vicepresidente ejecutivo de YPF para Gas y Energía.

   De hecho la petrolera contrató meses atrás a una consultora de Estados Unidos para que realice todos los estudios necesarios para la construcción de una planta con capacidad de 5 millones de toneladas anuales y posibilidad de ser ampliada hasta 10 millones.

   Si quiere meterse de lleno en el club de exportadores de GNL, nuestro país deberá afrontar una dura competencia para asegurarse compradores y esta puja será cada vez mayor a medida que otros proveedores como Estados Unidos y Australia avanzan en tal sentido.

   La principal ventaja que tendrá una terminal de YPF será su ubicación en el hemisferio sur, es decir, estará ubicada donde el uso estacional disminuye cuando aumenta el frío en Asia y Europa.
Los primeros pasos dados con la instalación de la barcaza “Tango” en el muelle local de Compañía Mega, en Cangrejales, continúan avanzando y a fines de octubre será despachado por primera vez un barco, a carga completa, desde Bahía.

   Se estima que un metanero partirá cargado con GNL cada 40 días hasta mayo próximo, cuando comience el invierno y aumente la demanda domiciliaria de gas.

   Sin embargo, esta barcaza amarrada con fines experimentales puede producir 500.000 toneladas métricas de GNL por año, algo ínfimo si se la ubica en un comercio global que ronda los 300 millones de toneladas métricas.

   Por eso en YPF siguen buscando la forma de concretar la construcción de una terminal más grande que le permita competir por los grandes mercados asiáticos.

   “Todavía no está claro si la instalación de GNL estaría en tierra o en alta mar, y dónde se construiría. Las opciones incluyen anclar varias unidades de licuefacción flotantes como el Tango en una fila, similar al proyecto de Golar LNG Ltd. en Camerún”, dijo Browne.

¿De qué se trata?

   Esta nueva alternativa de apuntar a las unidades flotantes de producción de GNL, es decir Floating Liquefied Natural Gas (FNLG), parece dirigir la mirada hacia lo que se viene haciendo en Africa, donde la ha promocionado como una forma potencialmente lucrativa de evitar instalaciones en tierra con todos los problemas asociados de planificación y seguridad.

   El primer proyecto de FLNG en África (Camerún Go FLNG de Golar), despachó su primera carga el año pasado, el Coral South FLNG de Eni está en construcción en Corea del Sur y Singapur y se espera que comience a producir en 2022, mientras que el proyecto Tortue de BP finalmente recibió la luz verde a finales del año pasado. y también se pondrá en línea en 2022.

   Se trata de un negocio incipiente y por ahora las plantas de GNL convencionales y la generación de gas a energía, como en Nigeria y Ghana, continuarán siendo líderes en la monetización de las reservas de gas africanas.

   Los especialistas sostienen que si bien por ahora la participación del GNL producido por medio de plantas flotantes no es significativa, ha despertado gran interés ya que la inversión de capital inicial es menor y la construcción es más rápida, lo que permite a los inversores retornos anticipados. Esto es precisamente lo que necesita YPF.

   En cuanto a las desventajas, obviamente un proyecto de este tipo elimina, a diferencia de una planta terrestre, la posibilidad de contratar mano de obra local y tiene mayores costos operativos.

Un proyecto a considerar

   Según las declaraciones del vicepresidente ejecutivo de YPF, se está mirando con atención el camino trazado en África por Camerún.

   Allí está amarrado en la costa de Kribi el FNLG “Hilli Episeyo”, que no es más que la reconversión de un buque metanero en una unidad productora de GNL, al cual se le suma la optimización de la plataforma offshore Sanaga 1 y la modificación de las instalaciones de tratamiento en tierra de Bipaga.

   “Hilli Episeyo” fue originalmente un transportador convencional de GNL de 125,000 metros cúbicos (m3) construido en 1975 y que luego fue modificado por el astillero Keppel, en Singapur.
Ahora posee  cuatro trenes de licuefacción, cada uno con capacidad para producir entre 500,000 y 700,000 toneladas de GNL por año, con una capacidad de almacenamiento a bordo de 125.000 m3.

   La carga a los metaneros se lleva a cabo mediante tres brazos de transferencia con un caudal de 10 mil m3/hora.

   “Hilli Episeyo”, el primer buque metanero convertido en barco de licuefacción, produjo su primer GNL en el campo Sanaga en marzo de 2018 y envió su primer cargamento en mayo de ese año.

¿Bahía, Quequén o Patagones?

   Aunque existen otras iniciativas similares a punto de entrar en operación, el modelo camerunés es al que apunta YPF y su concreción podría darse perfectamente en Bahía y Rosales.

   De hecho no existen otros puertos del país capaces de reunir las ventajas que presenta nuestro estuario, es decir, aguas profundas, seguras y tranquilas para la operación de este tipo de buques, además de disponibilidad de gas.

   "Si bien Bahía Blanca tiene la delantera en este proyecto que estamos desarrollando, también se están analizando las locaciones de Quequén y Carmen de Patagones, cada una con sus ventajas y sus contras, que deberán ser analizadas en detalle", explicó Browne.

   El proyecto demandará una inversión de entre US$ 4.000 y 5.000 millones sólo en lo que refiere a la planta de licuefacción, en un predio de al menos 300 hectáreas sobre el que se desplegará un crecimiento modular de instalaciones, y al que se le deberá sumar  infraestructura.

   Se trata, en principio, de un nuevo ducto de 600 kilómetros desde Vaca Muerta con un costo de US$ 1.000 millones y la inversión para la producción incremental de gas no convencional por unos US$ 2.500 millones que permita alcanzar un suministro diario de 25 millones de metros cúbicos.

   En definitiva, todo el proyecto requiere una inversión de entre US$ 8.000 y 10.000 millones que requerirá la participación de otros grandes jugadores que ya están en Vaca Muerta, y otros que puedan llegar, y que requerirá alcanzar costos competitivos respecto a otros proyectos en marcha.

   La iniciativa de YPF deberá estar lista en sus detalles de ingeniería en 18 meses. Luego se deberá conformar un consorcio que lo lleva adelante.

   Mientras tanto el gobierno decidió posponer el cronograma de la licitación para construir un gasoducto que conectará Vaca Muerta con el norte bonaerense y sur de Santa Fe, pasando por Salliqueló.

   El ducto, que servirá para aliviar la exigencia a la que están sometidos los ductos que pasan por Bahía (posibilitando que haya más gas para exportar), iba a recibir ofertas el miércoles pasado, pero esa fecha se postergó para el martes 12 de noviembre, según la secretaría de Energía.