Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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El Centinela: Carhué recupera un viejo sueño del fundador de Villa Epecuén

El viejo fortín, levantado sobre 1927, fue uno de los primeros museos históricos de la zona. Hoy está casi en ruinas.

El Centinela, en la década de 1930. Hoy, los cañones y las paredes con almenas ya no están más en el lugar. Fotos: Gentileza Gastón Partarrieu

 

Hernán Guercio / hguercio@lanueva.com

   Hasta el día de hoy no se pudo se pudo determinar fehacientemente si realmente existió un fortín que custodiara desde el punto más alto del lugar una de las márgenes del lago Epecuén, durante la Campaña del Desierto. Pero sí se sabe que el sitio donde se ubicó El Centinela perteneció a la línea fortinera.

   Es más, la construcción fue uno de los lugares más importantes dentro del desarrollo turístico de Carhué y la incipiente localidad de Mar de Epecuén.

   Diseñado y levantado  hacia 1927 por Arturo Vatteone, quien años atrás había hecho el primer loteo de la villa turística, contaba con una torre desde la que se visualizaba una amplia zona, fundada sobre una pequeña explanada delimitada por almenas, como si fuera un castillo medieval.

 

   A ambos lados del ingreso, dos cañones de guerra “custodiaban” el ingreso al lugar. En el interior de la torre se armó una suerte de museo temático sobre la Conquista del Desierto, con elementos de época, fusiles e imágenes.

   A pocos metros de ahí –a unos 3 kilómetros de Carhué por camino de tierra- se habilitó la estación de ferrocarril Vatteone, que sería el puntapié inicial para la creación de una nueva localidad. Esto finalmente no ocurrió, aunque hoy el lugar está habitado.

   “En aquel momento, el fortín tenía el doble objetivo de ser un atractivo turístico, en uno de los sitios más elevados y con mejor panorámica de la zona: un mirador, porque contaba con una torre con una vista magnífica de la laguna, y museo porque Vatteone consiguió donaciones de elementos de la época de la campaña al desierto, como cañones, fusiles y fotos”, cuenta Gastón Partarrieu, del Museo Carhué.

 

   Su fundador no podría disfrutar mucho tiempo del lugar, ya que moriría a los pocos meses de inaugurarlo, en 1928. El Centinela se convirtió rápidamente en un sitio turístico, tanto por la panorámica que se obtenía desde su punto más alto como por los objetos que resguardaba. Era un lugar de visita obligada, con colectivos que partían desde Epecuén hacia el fortín, donde los turistas compartían refrigerios o asados.

   Con el correr del tiempo, las paredes fueron decayendo y algunos elementos desaparecieron, pero el museo continuó en funcionamiento hasta los últimos años de la década de 1960. Después, ya sin los cañones, siguió siendo un lugar de visita hasta que la inundación del lago Epecuén en 1985 tapó el único camino por el que se podía llegar al lugar. Así, durante años, El Centinela soportó como pudo las adversidades del tiempo y del clima pampeanos, hasta que las aguas se retiraron y las ruinas volvieron a ser accesibles para el común de la gente.

 

   “Este es uno de los pocos lugares pioneros en turismo histórico de la zona. Es probable que en ese lugar haya habido un fortín de la campaña de Alsina, sobre todo por el tipo de lugar en el que está ubicado El Centinela; no creo que Vatteone haya falseado en eso. Pero si hubo alguno en ese lugar, hoy no vamos a encontrar nada ni vamos a poder saber cuál es el nombre”, reconoció.

   Buscando recuperar el lugar, desde la comuna de Adolfo Alsina y de la propia institución comenzaron con los trámites para hacerse con el terreno donde está El Centinela. Por ello, días atrás una de las descendientes del fundador, Jacqueline Labourt, firmó un comodato de 99 años por las tierras y las instalaciones; por el acuerdo, el municipio se comprometió a restaurarlo y darle uso.

   Ahora llega la parte más difícil: armar un proyecto, financiarlo y poner el lugar en valor para el turismo.

 

   “Hoy, el estado del edificio es prácticamente al límite de no servir más. Está en pie, pero tiene rajaduras; hay que rehacer las escaleras, y tenemos que asegurarlo y empezar la parte de puesta en valor. Nuestra idea es trabajar a partir de enero”, sostuvo Partarrieu.

   Al respecto, señaló que la idea es darle un sentido más amplio a la historia del fortín y no contarla solamente desde el lado vencedor.

   “Buscamos que sea una referencia desde la cuestión del medio ambiente y hablar con comunidades originarias, otorgándole importancia a la magnificencia de la laguna y combinarlo con excursiones”, aclaró.