Bahía Blanca | Miércoles, 17 de abril

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Murió César Pelli, el arquitecto de los rascacielos

Pelli leyendo este diario en su estudio de Manhattan, hace diez años

Mario Minervino / mminervino@lanueva.com

Con la muerte del arquitecto César Pelli, nacido en Tucumán hace 92 años y residente en Estados Unidos desde hace más de 60, se pierde a un profesional y docente de excelencia, protagonista de la arquitectura contemporánea, muchas de cuyas obras se han convertido en verdaderos iconos.

A pesar de la diversidad de trabajo desarrollado en su vida, la fama le llegó de la mano de sus decenas de rascacielos, al punto que algún momento sus torres gemelas de Kuala Lumpur, en Malasia, fueron las más altas del planeta.  

Las torres gemelas de Kuala Lumpur

Estudió arquitectura en la Facultad de Tucumán “casi de casualidad” --la carrera se había comenzado a dictar pocos meses antes--, cuando detectó que se trataba de una propuesta que le permitiría desarrollar "una actividad social vinculada al arte".

En la facultad aprendió a "amar la arquitectura", a conocer su historia e incorporar el lenguaje propio de la profesión (“Esto es importante: si no hablás en ese lenguaje no te toman en serio”, dijo), pero no a hacer arquitectura. “Eso viene con el trabajo. Para aprenderlo hace falta el fuego de meterse en un proyecto real, con clientes difíciles, con dinero limitado, con constructores complicados. Eso eso se aprende haciendo obras, metiendo la pata, limpiandolas y empezando de nuevo”

Más allá de su fama internacional y de ser incluido entre los arquitectos estrellas, siempre buscó que sus obras no respondieran a una moda o estilo.  “Nuestro estudio no apunta a hacer cosas diferentes, sino buenas. Es importante que se nos vea como parte de la sociedad”.

Defendió la idea de que un edificio nunca debe ser el centro o el punto crítico de su trabajo, sino que el mismo debe ser parte “de esa gran obra de arte que es la ciudad”

“Todos debemos colaborar para hacer la mejor ciudad posible. Nunca se debe olvidar el carácter social que tiene un edificio. Se trata de una intervención que afecta a la sociedad y a su gente de muchas maneras. Si es agradable, si se siente público, si es favorable a los que lo miran. No hay manera de hacer arquitectura sino es a partir de esas consideraciones”.

El estudio de César Pelli se ubica en Manhattan y desde hace varias décadas cuenta con varios socios y con la participación de sus hijos, Rafael y Diana.

Con La Nueva.

Hace algunos años, a través de una arquitecta bahiense que trabajó en el estudio de Pelli, el arquitecto tomó contacto con este diario, donde se publicaron, en la página de arquitectura, varias notas referidas a su obra. Prueba de su calidez humana es que no sólo agradeció, a través de un correo, esas notas sino que además remitió varias fotografía con el material recibido.