Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

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Tiempo perdido, tiempo ganado

   Se acerca la fecha en la que debo mandar “los Temas Vitales” a edición y siento que he perdido el tiempo…

   Seguramente a vos también te pasa. Situaciones en las que vamos “contrarreloj” porque dejamos todo para último momento.

   La sensación es que el tiempo se escurre, se diluye, y nos acecha una espantosa idea: ¡perdimos el tiempo!

   ¿Qué tan terrible es perder el tiempo? ¿No será momento de reivindicar el simple y complejo disfrute de no hacer nada?

   ¡El tiempo es oro!

   También para muchos/as el tiempo es dinero, productividad, y cada “tic-tac” que transcurre arroja a una carrera estrepitosa, a una lista interminable de tareas, actividades pendientes y responsabilidades.

   El mandato se centra en tener que hacer todo y de todo en el menor tiempo posible, de lo contrario se abre paso a la culpa abrumadora, que se agiganta ante cada postergación haciendo mella en nosotros/as por el tiempo perdido.

   ¿Más tiempo invertido en el trabajo equivale a mejor y más producción?

   Podríamos debatir “mucho tiempo” entre las ideas de Oriente y Occidente respeto de la relación entre tiempo y producción. Arraigada está la creencia de que a mayor cantidad de tiempo mayor productividad.

   Sin embargo, para sorpresa de muchos/as, los países más “prósperos” y las sociedades más felices no son aquellas en las que las jornadas de trabajo se extienden de la mañana a la noche; sino que contrariamente, países en los que el promedio anual no alcanza las 1.400 horas de trabajo son los que logran mayor productividad.

   El objetivo radica en que la gente se sienta a gusto, plena, que su tiempo se distribuya entre el trabajo, el descanso y también “haya tiempo” para compartir con la familia, realizar actividades recreativas o simplemente no hacer nada, aspectos fundamentales para lograr mejores resultados. Evidentemente para estas sociedades “perder el tiempo” es tan significativo como aprovecharlo.

   ¿Y el cerebro?

   Cuando repasamos las biografías de grandes celebridades como artistas, científicos, inventores, entre otros/as, hay un factor común: ¡perdieron el tiempo! o tal vez ya es momento de decir invirtieron el tiempo en nada.

   Trabajar alrededor de 6 horas, dormir 8 y hasta tomar alguna siesta, se traducen en sueño, descanso y relajación, y es allí donde se activa en el cerebro la red neuronal encargada de producir ideas creativas y originales.

   La Psicología coincide con las estrategias implementadas por grandes genios de la Historia. Sumergirse por un tiempo prolongado en el agua caliente, realizar una larga caminata a “paso tranquilo”, escuchar música, saborear un chocolate, degustar un vino, “tirarse” en el sillón con una mullida manta, son recetas regeneradoras que posibilitan no hacer nada.

   Dedicar tiempo a perderlo, resulta una paradoja, sin embargo el resultado es tan simple y complejo como restablecer el equilibrio psicológico, lograr un estado emocional más positivo y ofrece múltiples perspectivas para aquello que pareciera no tener solución.

   El tiempo no es dinero, el tiempo también es vida. ¡Dedicá tiempo a perderlo! a veces es el tiempo mejor empleado.