Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

Malvinas y el invento “berreta” de 2 puntaltenses que cambió un poco la historia

Luis Torelli (adelante) y Antonio Shugt (detrás) tenían poco más de 20 años cuando desarrollaron algo impensado para lanzar un misil Éxocet desde tierra. ¿Les copiaron la idea?

Foto: Gaceta Marinera

Por Gustavo Pereyra

 

   Un día como hoy de 1982 terminaba la guerra de Malvinas, con la rendición argentina. Es sabido que durante esa guerra, los aviones Súper Etendard de la Armada lograron hundir y averiar varios buques ingleses con los novedosos misiles franceses Exocet.

   Pero lo que no se sabe mucho es que 2 puntaltenses inventaron una “berreteada” que pudo haber cambiado un poco el curso de la guerra, pero seguro modificó las cuestiones bélicas de los años que siguieron.

   Es que en 1982 lanzar uno de esos misiles desde tierra era impensado. Además, los militares argentinos tenían pocos como para andar probando.

   No obstante, los puntaltenses Antonio Shugt y Luis Torelli lo hicieron posible.

   Tenían 22 y 24 años respectivamente y trabajaban como civiles en la División de Misiles del Arsenal Naval Puerto Belgrano.

(Fotos: gentileza Luis Torelli)

   Su jefe, el capitán Julio Pérez, les encomendó con urgencia la misión de lograr disparar un Exocet MarMar 38 desde la costa para contrarrestar el bombardeo británico sobre las defensas de Puerto Argentino.

   La “inventiva bajo presión” [así lo calificó un congreso internacional de historia militar en Europa] los llevó a desarrollar un lanzador de misiles nunca antes imaginado.

   "Lo llamamos ITB por Instalación de Tiro Berreta —cuenta Antonio—, porque era feo, improvisado… una berreteada", cuenta Antonio.

   Pero lo que parecía atado con alambre logró dejar fuera de combate al destructor HMS “Glamorgan”, en una de las batallas más cruentas de la guerra con Gran Bretaña, el 12 de junio de 1982, en el Monte Dos Hermanas.

   Luis llevaba 3 años como técnico electrónico, y junto con el capitán Pérez y Shugt habían estado en la fábrica francesa de los Exocet, cuando la Argentina los compró.

   "No existía ni en la Armada ni en ningún lado —cuenta Luis—. Había que construir algo portátil, móvil, transportable y llevarlo a las islas.”

   Usaron los equipos esenciales de los lanzadores de un buque, diseñaron otros y reformaron unos viejos remolques para construir esto:

   Se trabajó las 24 horas, se probó y a las 2 horas ya estaba rumbo a las islas. La Instalación de Tiro Berreta pudo llegar a las Malvinas el 31 de mayo.

   Cada carromato pesaba 5 toneladas y desplazarlos por el el suelo malvinense era dificilísimo, se hundían en la tundra. Tenían que hacerlo amparados en la noche y tardaban horas en armar todo, cuando amanecía desmontaban todo. Lo hicieron durante 12 días, esperando el momento ideal.

   En la madrugada del 12 de junio no había ni un buque a la vista de radar.  A un oficial se le ocurrió hacer la danza de la lluvia, pero para invocar a los barcos enemigos.

   Les pareció una ridiculez, pero igual probaron. “Crease o no, a la media hora había un buque inglés en la zona”, contó el capitán Pérez.

   Aprestaron todo, lanzaron y el misil dio en el blanco. La Argentina había disparado por por primera vez en la historia mundial un Exocet desde tierra contra un buque. Una hazaña producto del ingenio local.

   Eran las 3.37. El HMS “Glamorgan” se movió como si chocara contra el muelle y se quedó sin luces. Los daños provocados por el Exocet argentino dejaron al buque británico fuera de combate. Un  helicóptero en el hangar del buque estalló y el fuego hizo estragos. El misilazo dejó un hueco de 4 metros de diámetro en la cubierta. Tardaron 4 horas en apagarlo. El buque tuvo más de una decena víctimas y una veintena de heridos.

(Fotos: Archivo-La Nueva.)

   La guerra de Malvinas terminó 2 días después y la ITB desapareció. Los ingleses ordenaron destruirla y los restos del invento argentino aparecieron esparcidos en las islas.

(Foto: robtonks.co.uk)

   Pero el legado perdura. Cuenta Antonio que “los ingleses hicieron una versión mejorada llamada Excalibur y la instalaron en el peñón de Gibraltar. Siento el orgullo de haber trabajado en algo que funcionó”.

   “Se basaron en nuestros diseños. Sin dudas. Tendríamos que haberles cobrado la patente”, dice Luis, un poco en broma y un poco en serio.

   Mirá el relato del capitán Pérez, que operó la ITB en Malvinas: