Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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Juani Bellozas, un jugador que le pone alegría y música a su vida deportiva

El puntaltense es pieza clave en Napostá. También canta, toca la guitarra y el saxo. ¡Ah! Y estudia Educación Física...

Fotos: Emmanuel Briane y archivo-La Nueva.

Por Mauro Giovannini / mgiovannini@lanueva.com
(nota publicada en la edición impresa)

   Entra y sale de la cantina como si fuese el dueño. Se dirige a los vestuarios, pide una pelota, sonríe ante cada chico que se cruza y se chicanea con Matías Martínez, encargado de interrumpir la entrevista en dos oportunidades. 

   Juan Ignacio Bellozas está en su casa. Si bien nació en el Hospital Interzonal Dr. José Penna, este puntaltense de 26 años destila energía y alegría.

   Habitualmente, Juani comienza sus días temprano, cursando la carrera de Educación Física. Almuerza en la cantina de "Napo" y le dedica un par de horas a la música. Por la noche, deja los instrumentos y se pone el pantalón corto.

El 28 de diciembre del año pasado Napostá cortó 23 años sin poder gritar campeón en primera división. En el Casanova, el equipo de Sebastián Aleksoski le ganó la final extra a Villa Mitre por 69 a 65. Juani sumó 21 puntos y 19 rebotes.

   
   Su vida se divide en dos. Por un lado, el básquet.

   "Arranqué en Los Andes de muy chico, dejé y fui a jugar al fútbol en Sporting. Después hubo un tiempo que hice las dos actividades, hasta que a los 16 años me agarró Martín Faelis, que era el técnico de los Cadetes de Ateneo, y  me dijo que si volvía a ir con el pantalón de arquero y embarrado, no jugaba más. Así que esa fue la excusa para elegir el básquet definitivamente. Hasta los 18, cuando terminé la escuela, estuve en Ateneo. De ahí me quise venir a Napostá, pero Pantera (Gabriel Schamberger) me cerró las puertas, entonces caí en Liniers; estoy muy agradecido a Marcelo Allende y Sebastián Aleksoski que me recibieron en aquel momento. Después de tres años llegué a Napostá, pasé por Olimpo en el TNA y volví a Liniers. Me fui a Español de Plottier a jugar el Federal, fui a Liniers otro  torneo y el año pasado volví a Napostá. También, los dos últimos Provinciales los jugué en Deportivo Sarmiento de Suárez", repasó.

   Por otro lado, la música.

   "Toco la guitarra, el saxo y canto. Estoy estudiando saxo; hace un año y pico que arranqué. Tengo buen oído pero no sé de teoría musical, así que lo que estoy aprendiendo ahora es eso. Generalmente toco y canto solo, pero una vez por mes, más o menos, tocamos con una banda que se llama Éter Místico; hacemos rock nacional y algo de internacional.

   Junto a Bellozas, salen a escena Julián Demichiel, Lucho Luján e Ignacio Zanotti.

   —¿Qué es lo que más te atrapa?

   —Ahora, con el tema del saxo, me aboqué más al jazz; me tiene cautivado. El rock me gusta mucho y escucho de todo. En mi casa toco de todo y canto de todo, aunque después cuando voy al bar elijo lo que le gusta a la gente y lo que más aprendí de chico cuando empecé a tocar la guitarra.

   —¿Qué disfrutás más, la música o el básquet?

   —Las dos, no puedo elegir, me cuesta. Encontré la conexión y la estabilidad con las dos cosas. Por eso estoy cómodo acá (en Napostá) y no me quiero ir. Cuando estaba en Neuquén había encontrado un par de bares, entonces también jugaba y tocaba. Recuerdo que en un momento llevábamos 14 victorias seguidas e iba todo bien, pero un día perdimos y me dijeron ‘Che, Juani, a ver si paramos un poco con la musiquita...’. Lo que pasa es que yo tenía todo arreglado de antemano con el dueño del bar y no podía fallarle por más que habíamos perdido un partido (risas). Además, Plottier es un pueblito, así que cuando tocaba yo iban todos, las chicas del femenino, las de vóley, los cadetes, la familia... Se llenaba el bar y el tipo, chocho. Pero cuando perdimos me dijo que se terminaba, basta de cantitos. Ahí corté un poco, pero siempre traté de hacer las dos cosas.

   —¿Con el deporte descargás y la música va por el lado intelectual?

   —Parece que no, pero con la música también descargo mucho, más ahora que le estoy metiendo horas con el saxo. Quiero avanzar con esto que no es fácil, hay que estudiar mucho. Voy regularmente con un profesor, pero es prestigioso así que son clases muy caras. Él me da las herramientas, pero la clave es ejercitarte vos. Entonces, hasta que no me de más, quiero seguir haciendo las dos cosas, jugar al básquet y tocar. Si me pongo a pensar, la proyección musical va por tratar de tocar bien el saxo a los 35 años y con el básquet y mi carrera de Educación Física me veo trabajando en escuelas o con chicos, en alguna categoría formativa. Este año estuve cerca de agarrar alguna categoría, pero al final no se dio.

   —Se te ve muy bien acá en Napostá, ¿te sentís querido?

   —Más allá de Ateneo, que es mi club, allá en Punta Alta, yo a Napostá lo considero mi segunda casa. Vivo a una cuadra y por todo lo que me han dado desde la primera vez que vine, el club significa mucho para mí. El título en Napostá significó lo más grande en mi carrera. No se podría alcanzar algo mejor, salvo que salga campeón con Ateneo. Siempre me sentí muy cómodo acá; incluso, cuando me fui a Liniers sentía que quería estar acá en Napostá.

“Entrené con Ginóbili y toqué con Facu Soto de Guasones”

   Las anécdotas llueven en la memoria de Bellozas, pero hay dos que recuerda con mayor precisión: "Entrené con Ginóbili y toque con Facu Soto de Guasones", recordó.

   "En 2014 entrené con Bahía Basket, seguro me llamaron porque les faltaba gente. Y justo leí ese día en el diario que iba a entrenar Emanuel Ginóbili. Recuerdo que lo vio mi papá y me lo mostró; no lo podía creer. Así que fui, entrené con él; eso fue lo más. En una pelota, me encaró de frente, se la cacheteé de un costado y cuando se la quise buscar por el otro, me puso el codo en el pecho (risas). En la siguiente me hizo un caño y me la volcó en la cara. También recuerdo que el Puma (Montecchia) estaba dirigiendo y Manu se enojó mucho con él porque estaba boludeando y quería entrenar en serio. Me llamó mucho la atención, porque siempre fue competitivo, algo que lo caracterizó siempre", contó, con un dejo de nostalgia.

   "Musicalmente, tocar con el líder de Guasones fue lo más groso. Una vez vino Facundo Soto a una cervecería a la que yo voy siempre a cantar, entonces me dieron el gusto de estar con él. Hicimos tres canciones: 'Tan distintos', 'Farmacia' y 'Del olvido'".

   Inolvidable...