Los héroes en su mejor juego

Redacción de La Nueva.

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Hace 37 años, cientos de jóvenes eran arrancados de sus casas para ser parte de una locura.

Una decisión del gobierno de facto llevó a invadir las islas Malvinas, un acto de guerra inesperado, en un momento crítico del país, una acción impropia y sin razón.
La historia está, como muchas en nuestro país, surcada de reacciones encontradas.

La gente concurrió de a miles a apoyar la decisión, entusiasmados por recuperar esas islas arrebatas y usurpadas por los británicos.
Un general salió la balcón de la Casa Rosada y se sintió el héroe de la mejor de las películas.

A pesar de ser parte de un gobierno desgastado y dictatorial, sintió que el pueblo lo vitoreaba y hasta se animó a anticipar que si los ingleses venían, "se les presentaría batalla".
Fue el inicio de la Guerra de Malvinas. Una aventura que duró apenas dos meses, hasta que el mismo general debió reconocer la rendición de las fuerzas argentinas, vencidas por el profesionalismo del enemigo y la improvisación e ignorancia de las fuerzas propias.
Chicos de 18 años, algunos sin siquiera saber manejar un arma, recién salidos de sus casas maternas para caminar la vida, estaba en las frías y húmedas trincheras, disparando contra soldados enemigos, en medio de una guerra calamitosa y, hasta hoy, dolorosa.
Esos mismos soldados debieron soportar luego la humillación y el dolor de la etapa de "desmalvinización", cuando se quiso borrar lo ocurrido, ocultarlos, ignorarlos, evitarlos, no atender sus necesidades luego de transitar semejante experiencia.
Han pasado 37 años de aquellos hechos. Algunas cosas han mejorado para ellos. Otras no. Los más jóvenes tienen ya 55 años de edad. Hoy se los reconoce, se los ve como héroes, emociona verlos, se les agradece. Nuevas generaciones toman esa sana posta.
Por eso gratifica que los primeros días de octubre se reunirán en nuestra ciudad unos 1.500 excombatientes para participar de un encuentro, el 18º, de los juegos olímpicos y Paraolímpicos para veteranos de guerra.

"Estamos más viejos, pero esto nos renueva y nos permite sentir el calor de la gente", explican.
Una ciudad como Bahía Blanca, muchos de cuyos hijos dieron su vida en esa guerra, merece que todos los acompañen en este momento.

Quizás se estuvo lejos de ellos durante años. Es momento de estar cada día más cerca.