Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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La primavera sudamericana

El senador republicano ante Openheimer confesó que EE.UU. quiere “salvar la democracia en Venezuela como lo hizo Hillary Clinton con la Prima vera Árabe (300.000 civiles muertos en Siria, un millón en Irak y más de 100.000 en Libia, al precio de destruir sus instituciones y para nada democratizarlos: daños “colaterales”). Amnesia para Colombia -con bases de EE.UU. y miles de marines- que llevan los paramilitares asesinando 500 líderes sociales en 2018 más 20 en enero pasado: estado narco que abastece  de droga a los EE.UU. ¿Allí nada justifica una intervención “humanitaria”? ¿Los paramilitares no son su propia tropa? Esta invasión preanunciada a Venezuela, cambiada luego a alentar un golpe de Estado, tal como lo dijo en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, “no debe rechazarse porque se esté defendiendo a Maduro, sino porque EE.UU. y sus “alcahuetes” sudamericanos están afectando el derecho internacional: la Carta Orgánica de la ONU, la doctrina Estrada, etc.
¿Qué habría que hacer con Perú, que tiene el valle de Vraem tan amplio como Irlanda para llenar de cocaína al Reino Unido impunemente? Los radicales “a la Gualeguaychu” -o sea de trocha angosta-incorporados a Cambiemos se “olvidan” que De la Rúa -más allá de su desgobierno menos malo que el de Macri- debió padecer la crisis del 2001 fogoneada por Madeleine Albright, que  quiso imponer que nuestras FF.AA. participaran de la “fuerza conjunta” con la de EE.UU. en Colombia.Como el presidente le respondió: “Ningún militar argentino para derramar sangre americana”, selló su suerte.
En 1966 había corrido misma suerte el presidente Illia, vencido por los laboratorios norteamericanos. La guerra híbrida de los medios se encargó de preparar el clima contra “la tortuga”. ¿Dónde están los millones que dijeron que se habían robado Perón y Evita para derrocarlo e imponer una dictadura que terminó fusilando a los obreros en los basurales de León Suarez? Los cipayos locales le dieron a la aviación naval su bautismo de fuego bombardeando Plaza de Mayo: crímenes de lesa humanidad impunes hasta el día de hoy. Inglaterra estaba dándole armas en alta mar. No le había alcanzado con infiltrar en la vicepresidencia al masón Teyseire y a su secretario Bernardo Neustadt, ejecutores de la quema de las Iglesias. Perón pasó a ser para la gilada el “tirano prófugo”. En República Dominicana EE.UU. -diplomacia de las cañoneras- ocupó el país para cobrar sus créditos. El mismo EE.UU. que con su agente López Rega preparó el golpe a Isabel en 1976, aplicó el Plan Condor  y con asesores de Israel y Francia torturó a miles de argentinos financiando a dos puntas  a la Junta Militar y a las cúpulas guerrilleras. El mismo que participó activamente en la guerra de Malvinas apoyando al pirata inglés. ¿Y el TIAR? Ellos sostienen la doctrina imperial Monroe para su “patio trasero”. Los repudió el Papa. Los repudiaron en el Consejo de Seguridad, no lograron un pronunciamiento basado en la carta democrática.
Este fracaso diplomático que Trump utiliza para distraer la tensión interna que ya tiene a su jefe de campaña preso y al líder demócrata Sanders enfrentado a su injerencia. El enfriamiento de su economía, el juicio de destitución en marcha en cámara de diputados con mayoría demócrata: es un presidente debilitado que recurre a la torpeza de repetir la “Primavera Árabe” al precio colateral que fuere. El general Perón, en 1968 (“La hora de los Pueblos”) pronosticó que las guerras imperiales vendrían por nuestros recursos. Lo que tengo como seguro -lejos de hacer un panegírico del presidente Maduro- es que si Venezuela cae, cae Sudamérica. 
El tema no es, por un reduccionismo simplista, pretender que a Maduro hay que voltearlo, poner en su lugar al masón Guaidós “porque hay hambre e inflación en Venezuela y emigrados (muchos universitarios de la universidad gratuita de Chávez)”, porque entonces, ¿qué deberían hacer con Haiti (su carne de cañón de las guerras injerencistas en todo el mundo)? La cuestión debe analizarse a la luz de la geopolítica. El profesor de la Universidad Autónoma de México Alfredo Jalife ilustra al respecto: el bloqueo a Venezuela viene de 2014, generando desabastecimiento de medicamentos, etc. La invasión era una de las “cartas” de Trump como alternativa injerencista en Venezuela. 
¿Qué camino le quedó a Venezuela sino armarse para la defensa? La lección ya la había dado Corea del Norte. Su presidente, después de anunciar su arsenal, tomado en broma por la prensa internacional y por el propio Trump: “Si pisa un soldado de EE.UU. tierra Coreana, le pondré una ojiva nuclear al Madison Square Garden”. Lanzó un cohete que alcanzó 4.000 km por encima del lacayo Japón. Y ahí se termino la guerra híbrida contra Corea del Norte, que se unió amistosamente con la del Sur y EE.UU. sacó sus patas de la península próspera de Corea del Norte, que ahora está presidida por una persona alta, rubia y de ojos celestes. La misma que hoy apoya a Maduro. Irán, ante el desaire de EE.UU., que decidió salirse del acuerdo que había firmado el falso negro Obama Husein, ha anunciado que le cerrará el paso al estrecho de Ormuz -por donde pasa el 70% del petróleo que consume EE.UU.-, lo que “acelera” a los halcones del imperio a pasar por encima del derecho internacional, acosar y dar el golpe de estado en Venezuela con reservas de petróleo a solo 4 días de marcha de sus barcos con la instalación previa de un gobierno títere. Por eso,Venezuela adquirió aviones de última generación a Rusia, y tiene a su disposición un supersónico que supera con creces la potencia bélica de EE.UU. Pero para los que no acepten que los engrupan con blindaje mediático.