Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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Desarrollo rural: ¿la fórmula que puede transformar al sudoeste bonaerense?

Para Tomás Loewy, los sistemas de producción son la entidad mínima para abordar una sustentabilidad.

Desarrollo productivo en la zona de Corfo Río Colorado. / Fotos: Pablo Presti-La Nueva.

Guillermo D. Rueda
grueda@lanueva.com

  Finalidad: fomentar el desarrollo local y endógeno a partir de políticas activas.

  Objetivo: transformar las sub-unidades económicas en unidades agrosociales solventes y con arraigo generacional.

  Fundamentos: una propuesta sistémica y normativa contiene, irremediablemente, elementos políticos que impactan en toda la sociedad. Más aún cuando se involucra el criterio de sustentabilidad, en términos integrales y operativos.

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   Son los argumentos del ingeniero agrónomo M.Sc. Tomás Loewy, un estudioso del tema del desarrollo rural, de extensa trayectoria en el INTA Bordenave, para una de las claves de la transformación de nuestra región.

   “El sudoeste bonaerense podría liderar una transformación rural, en la región pampeana, a partir de un enfoque que priorice la sustentabilidad de sus sistemas agrarios”, aseguró.

Tomás Loewy, investigador del INTA Bordenave.

  El sudoeste bonaerense ocupa un 23 % de la superficie de la provincia de Buenos Aires. En población, implica un 4 % del total provincial, pero con un sexto de la densidad media bonaerense.

  En el censo de 2010, de los siete partidos que disminuyeron la población neta —en la provincia— seis corresponden a la Sexta Sección Electoral, que está integrada por 22 distritos.

  “Buena parte de este resultado se liga a una visión economicista de las pymes agropecuarias”, comentó Loewy.

  La unidad económica agraria (UEA) ya supera, en la región, las 1.000 hectáreas, mientras que el tamaño más frecuente de los establecimientos es de 630 hectáreas. “Este proceso, que lleva muchas décadas, debilita la comunidad y la calidad de sus producciones primarias”, aseveró.

Producción de ajo en en el distrito de Villarino.

   También dijo que el aumento de unidades, de carácter agroindustrial, concentra y deslocaliza la  economía, contribuyendo a la desertificación social y ecológica.

   “Para abordar este diagnóstico, varios profesionales de la región diseñamos una propuesta, a partir de un proyecto de investigación (Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, PICTO 2010/13, número 0027).

   Uno de los resultados es la publicación del libro que fundamenta esta ponencia: Buenas prácticas agrícolas con desarrollo local para el sudoeste bonaerense. Entre las razones, Loewy comentó que se trata de iniciar la transición de una producción comercial en territorial, promoviendo sistemas que respondan a un paradigma agrosocial.

Las escalas

  Esta nueva figura  se conforma con tres atributos básicos: escala (pequeña a mediana); buenas prácticas agrícolas (de procesos y bajos insumos) y multifuncionalidad (resultante), que integra producción de bienes comerciales y públicos.

   “El carácter social, productivo y ambiental de estos sistemas supera el criterio limitado de la UEA y la estrecha visión sectorial de la producción primaria. Condice, en cambio, con un enfoque multiescalar (local, nacional y global), acreditando patrones de resiliencia y sustentabilidad”, sostuvo.

   También que el tamaño de cada unidad, por debajo de la UEA, debe ser compensada por sus prestaciones sociales y ambientales.

  “Se asume que esta política de desarrollo es una óptima inversión, por todo concepto, de la sociedad. Entre otras cuestiones porque incluye valiosos aportes al ordenamiento territorial, a la salud pública y al paisaje”, añadió. 

Los métodos

  Existen tres métodos en los cuales el ingeniero Loewy ha particularizado.

   Uno de ellos es seleccionar y jerarquizar un grupo de buenas prácticas agrícolas, para dotar a las empresas de diversidad, calidad de productos y protección de los recursos naturales.

   Otro se refiere a protocolizar estas técnicas y promoverlas en unidades pequeñas y medianas, emblemáticamente de agricultura familiar.

  “La residencia local y propiedad de la tierra  son factores favorables, aunque no excluyentes”, aclaró.

   La tercera hace alusión a poder bonificar la adopción de estas tecnologías, bajo asesoramiento profesional, con el fin de empoderar y calificar esas unidades productivas.

Producción de olivos cerca de Bahía Blanca.

  “Como la tecnología nunca es neutra, en este caso la asociamos explícitamente con el desarrollo. La novedad de este proyecto es que establece una sinergia entre algunas buenas prácticas y determinados sistemas vigentes, irradiando un modelo agrosocial”, agregó.

   Agregó que, en ese paradigma, no existen buenas prácticas sin sustentabilidad del predio y viceversa. “La implementación de buenas prácticas agrícolas no requiere altas inversiones y se fundamenta en una evolución, espacio-temporal, que va acumulando autonomía y resiliencia territorial”, comentó.

   “La inversión cultural, empero, aparece como más relevante. No se trata solo de evitar el éxodo rural sino de contribuir, además, a solucionar cuestiones provinciales y nacionales”, afirmó.

   Durante el año 2018, el Consejo Regional del Plan de Desarrollo del Sudoeste Bonaerense (Ley 13.647) y el ministerio de Agroindustria de la provincia desestimaron esta iniciativa sin más.

   El ministerio, por caso, lo hizo sin mediar respuesta a la presentación. “Esto abre la necesidad de ensayar nuevas estrategias, incluyendo otros estamentos institucionales y de divulgación aún no explorados”, aseguró el ingeniero Loewy.

   “Adhiriendo al criterio de desarrollo horizontal y ascendente, parece razonable informar e interactuar con actores locales, autoridades municipales y gremiales, incluyendo estudiantes y universidades del medio”, explicó.

  Loewy sostuvo que tales acciones pueden modificar, también, actitudes oficiales sobre la cuestión. “La iniciativa es convergente y complementaria a los emprendimientos agroecológicos”, dijo.

   “Definitivamente, con énfasis en distintos aspectos del sistema, ambos modelos habilitan un mayor espectro de posibilidades para el desarrollo territorial de la zona”, concluyó.

Investigación y respuesta

    “A nivel nacional y provincial, abordar la ruralidad como una herramienta estratégica y no sectorial, aparece como el medio idóneo para dar respuesta a la dramática distorsión geodemográfica”, dijo el ingeniero Loewy.

   El texto aparece en el libro Buenas prácticas agrícolas con desarrollo local para el sudoeste bonaerense, de EdiUNS, cuyos autores son Fernando A. Milano, Guillermo R. Angeles, M. Cecilia Saldungaray, Domingo H. Campaña, Matías A. Alamo y Tomás Loewy.