Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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Cuatro lugares para relajarse, desconectarse y disfrutar

Chasicó, La Salada, La Chiquita y Fortín Mercedes constituyen los principales puntos turísticos del distrito. Cada uno de ellos con características propias que los hacen especialmente únicos en su tipo en toda la zona.

Fotos: Prensa Villarino

   Para aquellos que buscan una desconexión total del estrés diario y quieren volver a conectarse con la naturaleza y consigo mismos, el distrito de Villarino es un destino ideal.

   En su inmensidad esconde cuatro rincones con variadas propuestas para quienes que buscan tranquilidad.

   A 67 kilómetros de Mayor Buratovich se encuentra La Chiquita, un playa virgen de aguas calidad y un entorno natural único donde predominan el silencio y la inmensidad del mar. 

 

   Aislado del mundo y sin la intromisión de la tecnología ni señal móvil, este lugar cuenta con todo lo necesario para descansar y recobrar energías. Es una propuesta diferente que da una nueva perspectiva al descanso estival, lejos de las playas pobladas de sombrillas y extravagantes edificios.

   Para los amantes de la pesca existe una pequeño “refugio de pescadores” llamado Chapalcó. 

   Este balneario cuenta con todas las comodidades para disfrutar en familia en las orillas de la laguna Chasicó, predominada por una fauna singular y abundante vegetación. La pesca de pejerrey es uno de sus grandes atractivos pero también se puede observar fauna autóctona, como garzas rosadas, cisnes y flamencos entre otras especies que recorren libremente este destino declarado Reserva Natural. 

 

   En el sur del distrito, los turistas encontrarán un balneario en la orilla del río Colorado y el atrapante lago parque La Salada, a escasos kilómetros de Pedro Luro. Allí los visitantes pueden disfrutar de deportes acuáticos, caminatas alrededor de la laguna, cabalgatas, incomparables atardeceres y todo lo necesario para aprovechar al máximo un fin de semana con familia o amigos.

   Por último, a orillas del Colorado, se puede combinar un buen chapuzón en el río con un recorrido histórico y religioso por el complejo del Fortín Mercedes, construido por los salesianos en 1895.