Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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A organizar la comida después de los excesos del verano

La idea es plantear objetivos individuales y pensar un nutrición personalizada, con prioridades y metas propias.

Fotos: Emmanuel Briane - La Nueva. y Archivo

   En pocas palabras, no hay soluciones mágicas.

   Después del verano y las fiestas de fin de año, en los que normalmente lo único que se hace es cometer excesos en cuanto a la alimentación, llega el momento en que todos nos paramos de frente al espejo y nos preguntamos “¿qué pasó?”. 

   Automáticamente se piensa en dietas, gimnasios, exorcismos y demás, pero nada de esto termina teniendo buenos resultados si no hay una verdadera intención de cuidarse y, de paso, cambiar los hábitos alimenticios.

   “Si uno reflexiona sobre la forma en que se alimentó, es porque hay una intención de cuidarse –asegura la nutricionista Idina Coria-. Entonces, hay que organizarse”.


Idina Coria

 

   Este es el momento clave para comenzar a cuidarse y hacer actividad física, explica, viendo qué espacio se le va a dar en la semana al cuerpo y buscando alguna práctica o técnica que inviten a centrarse en forma mental.

   “El foco está ahí; y si podemos trabajar en ambas cuestiones en forma paralela, mejor aún”, cuenta. 

   La idea es plantear objetivos individuales y pensar la nutrición en forma personalizada, con prioridades y metas.

   “Es decir, no hay recetas mágicas. No sirve comenzar con culpa por lo que ya se comió; es necesario aceptar y actuar en consecuencia”, aconseja.


Bajar los kilos de más del verano y de las fiestas parece imposible, pero se puede hacer. Reemplazar alimentos, y concientizarse del cambio son algunas de las respuestas.


   Por ejemplo, si se venía de consumir cerveza todos los días, habrá que volver al vaso del fin de semana. La mitad del plato de las guías alimentarias para la población argentina está compuesto de frutas y verduras: si durante el verano se abusó de la panadería o del delivery, hay que tratar de intercambiar el consumo por esos alimentos.

   “También hay que planificar semana a semana, organizando lo que se va a comer durante el ratito que se tiene al mediodía; si se espera a ver qué pasa, se termina metiendo la pata y se descartan las opciones saludables”, cuenta.

   Otra cuestión fundamental, según Coria, es aprender a cocinar en el hogar.

   “Hay muchísimas opciones para hacer menúes saludables, alejándose de lo procesado e industrializado, yendo a lo natural. La verdad es que la industria alimenticia no ayuda para nada, y los chicos también necesitan que los orientemos en estas cuestiones”, dice.

 

   En ese sentido, asegura que arrancar desde el lunes una dieta a rajatabla, comiendo solo ensaladas al mediodía para desintoxicarse, no va a servir de nada si la persona no está preparada para mantenerla.

   “Es decir, son procesos que llevan tiempo. Tiene que haber una preparación desde lo físico y lo mental. Tenemos que reconocernos, sentirnos y aprender a cuidarnos, algo que no es fácil porque nadie nos lo enseñó”, explica.

   Además, hay que aprender a escuchar lo que dice el propio cuerpo.

   “Los hábitos que se sostienen en el tiempo, son los que tienen que importar y que el cuerpo te hace saber: si comés papas fritas dos días seguidos, al tercero te va a dar una señal”, remarca.

   “Entonces, cuando me preguntan qué hay que comer, la respuesta puede ser muy amplia y depende de quien tenga adelante. Puede haber posturas muy firmes en cuanto a determinados alimentos, pero también es cierto que hay algunos que se pueden reemplazar. No hay respuestas mágicas”, concluye.