Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

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La alternancia (propia) como supervivencia del modelo

Este año de elecciones no será fácil para nadie. Muchos, y en particular el presidente Mauricio Macri, deberán preguntarse cómo quieren ser recordados.
Podemos pensar que la caída en las encuestas de imagen de nuestro presidente se debe a que alguien tiene que pagar en términos políticos el ajuste aplicado en los primeros tres años de gestión. 
Acciones que no necesitó hacer cuando tomó las riendas de la presidencia de Boca, ni tampoco en la gestión como Jefe de gobierno porteño. 
Allí una economía saneada le permitió junto a su equipo mostrar satisfactoriamente sus acciones de gobierno. 
Era sabido que tratar de equilibrar las balanzas comerciales traería aparejadas medidas que generarían una baja sostenida en la imagen en la cabeza del Ejecutivo nacional. 
Decidió no refrescar los altos mandos de su gabinete y pagó en carne propia el costo del “necesario ajuste practicado”.
Está claro que todos los hinchas de Boca Juniors lo recuerdan de la mejor manera. Los habitantes de la ciudad autónoma de Buenos Aires lo saludan y recuerdan su gestión. 
¿Y en la Nación? De ganar las elecciones venideras, el actual mandatario supondrá  un ejercicio más y para muchos el último antes de dejarle la banda y el bastón a quien lo suceda, que en tiempos de alternancia podría ser de otro partido político. Sin embargo, un giro podría dejarlo como ya pasó en sus últimos dos bastiones. Boca y CABA.
Muchos sectores del gobierno, la política y la empresa, quieren  seguir con el cambio pero no arriesgarse a que el desgaste de Macri diluya un modelo que nunca se pudo poner a capacidad plena.
Esto sí sucedió en la Ciudad de Buenos Aires, hoy en día potenciado por la efectividad de Horacio Rodríguez Larreta, otro pope de Cambiemos.
La actual gobernadora, María Eugenia Vidal, es la política de mejor imagen en el país. Una victoria presidencial le brindaría, en términos hipotéticos, una presidencia de dos mandatos, otorgando los tiempos necesarios para seguir con el “cambio”. 
Está claro que el debate de este 2019 es  “seguir cambiando o volver atrás” y los ocho años posibles con Vidal otorgan una posibilidad más consagratoria.
Puede ser Gandhi, ser recordado como el hombre que presentó el cambio, el camino y dejó a  Vidal.  Incluso volver luego del mandato de Vidal y pronunciar el cambio si efectivamente es lo bueno que predica serlo. 
Puede, como sus ídolos, ser igual de respetado en la Nación como lo es con los hinchas de Boca y los habitantes de la ciudad de Buenos Aires.
Hoy las encuestas se dividen entre los desdoblamientos  y los escenarios de balotaje. Ninguno prevé que el presidente deje su legado a alguien más. 
Nadie piensa que él puede manejar las mismas miradas que uno de sus más leídos, Nelson Mandela. Puede el presidente, en un acto de grandeza, dejarle el camino a su discípula y revalidarse como en las elecciones pasadas.
En gran medida depende de él. Ni de Cristina ni de Massa ni de la propia Vidal. Elegir cómo querer ser recordado depende de Macri.
De suceder esta hipótesis, nuestro presidente podrá tener la posibilidad en un futuro de ir por el bronce cosa que de otra manera, puede que nunca ocurra...terminando de una forma poco feliz, su paso por el máximo cargo político de nuestra nación.