Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

“El entrenamiento, la exigencia y el trabajo en equipo me cambiaron la cabeza”

Rugby en la cárcel: el testimonio de Pablo Espinosa. Primer jugador de Warriors que recuperó la libertad gracias al programa. Hoy juega en Sociedad Sportiva.

Por Ricardo Sbrana - rsbrana@lanueva.com

   La semana pasada te presentamos el testimonio del profesor de educación física Lucas Armengol. Explicó por qué se dicta y cómo se utiliza el rugby como herramienta de recuperación social de los internos de la Unidad Penal Número 4 de Villa Floresta. Dijo que, como resultado positivo del programa, se llegó a la creación de Warriors, el equipo de internos que ya jugó dos veces afuera del penal -en el club Argentino- y participó del Provincial intercarcelario organizado por el ministerio de Seguridad de la Provincia.

   Hoy, en una segunda entrevista, ampliamos el tema con el testimonio de una persona que estuvo presa, se volcó al rugby, participó del programa Warriors y hoy, a un año de recuperar su libertad, los propios internos que continúan en Floresta lo consideran referente. Además Pablo Espinosa -33 años- tiene un lugar en el plantel de Preintermedia de Sociedad Sportiva, club que le abrió sus puertas tanto en lo deportivo como en lo humano.

   Esta es su historia:

   “Es muy bueno que dentro de un establecimiento penitenciario se desarrolle una disciplina como el rugby. El fútbol es el que predomina, pero el rugby es un deporte diferente. Es diferente la gente, el trato, el compañerismo... El fútbol lo viví, pasé por diferentes clubes... Fui futbolista veintipico de años. Debuté a los 15 en Primera en Libertad. En el fútbol me he roto las patas jugando por dos mangos. Por nada... Pero estando privado de mi libertad encontré en el rugby la posibilidad de cambiar el modo de pensar, de no volver a cometer lo mismos errores. Aprendí a poner esfuerzo y tener criterio para lograr objetivos. Por eso el rugby en la cárcel es esencial. Diría que vital”, dijo Espinosa.

   -¿Fue el rugby lo que te liberó?

   -El estudio también, pero el rugby es lo que te moldea el pensamiento, te ayuda a adquirir templanza a partir de un cambio de mentalidad. Mediante el entrenamiento, la exigencia y el trabajo en equipo la cabeza cambia. A mí me sirvió y a otros chicos que están en Warriors también. Lo que vivimos el otro día en el club Argentino nos mostró a otras personas, otro trato... No a reos, sino pibes que tuvieron una vida de mierda. ¿Se entiende?

   -¿Vos te equivocaste o tuviste una vida de mierda?

   -Yo le erré, pero creo que tuve situaciones desfavorables... A los 4 años perdí a mi vieja. Mi viejo quedó mal y yo me crié con mis hermanas. Son mi sostén. Inclusive cuando me fui a probar a Racing me pagaron la estadía. En muchos casos los pibes terminan cometiendo delitos porque no encuentran una alternativa de vida. El rugby justamente trabaja en esto, en lo que hago hincapié: te cambia, te templa el alma. A mí me dio contención.

   -¿Qué le decís a los que no creen en el programa, ni en el rugby ni en segundas oportunidades?

   -Cuando salí me costó, no lo voy a negar. Pero el estar entrenando... Lo que hizo Sportiva conmigo es para sacarse el sombrero. Eternamente agradecido. Me dieron una chance... Llegué gracias al Bere (NdR: Bernardo Stortoni). Me estoy desempeñando laboralmente en Sportiva, en la parte de las piletas. Pero lo que me abrió las puertas (de la cárcel) fue el haber sido formado en el deporte. Hay pibes que la han pasado peor. Por eso no me quejo. Pero la pérdida de mi ojo (derecho) me mató... Me mató moralmente y eso fue lo que llevó a que termine tras las rejas. Situaciones desfavorables que te van sucediendo. Pero tenés que levantarte y seguir, estudiar... El rugby es una disciplina hermosa. Ojalá todos los chicos lo practicaran.

   -¿Recordás el momento de salir de la cárcel?

   -Yo estuve dos años y ocho meses. Golpeé a una persona y me pusieron “tentativa de homicidio”. Igualmente tenía varias denuncias... Venía re mal barajado. Y bueno, las consecuencias siguen al día de hoy. Se siguen pagando. Una vez que pasó, el pasado te sigue condenando. La pérdida de este ojo me mató porque ese año me iba con Fito Cuello a jugar a La Armonía. Ese año habíamos ascendido con Comercial y me pasó esto. Me vine abajo totalmente, caí en un estado de depresión terrible. El no poder volver a competir me mató... Perdí familia, hijos... Fue una seguidilla de cartas negras.

   -¿Qué fue lo primero que hiciste al dejar Villa Floresta?

   -Salí un 30 de noviembre. Fui a ver a mi hija a lo de mi hermana. Estuve con ellas, las personas que me fueron a ver siempre. Por ella quiero hacer las cosas bien, verla crecer... Ahora a las cinco y media voy a buscarla al jardín.

   -¿Qué le dirías a quien no cree en la recuperación de los internos mediante este proyecto?

   -La gente opina sin saber. Hay unos problemas bárbaros en la sociedad, entonces la gente no cree en esto de que salen y van a hacer las cosas bien. Piensan que tarde o temprano van a volver a caer. A mí me cuesta un montón, pero me esforcé. Superé obstáculos gracias a la templanza que adquirí por el entrenamiento de rugby. Y me sirve al día de hoy. Después tuve la ayuda de mis hermanas, porque salí con una mano atrás y otra adelante. También los profes siempre estuvieron en contacto conmigo. Y ni bien salí empecé la pretemporada en Sportiva. Fue primordial.

   -¿Te interesa seguir jugando a nivel clubes?

   -Sí, por lo menos un año más le voy a meter. Porque ya estoy de vuelta en el deporte. Hay pibes que la descocen y están muy bien físicamente. Hay que dejarles el lugar. Pero jugar sirve para canalizar energía y por el hecho de practicar una disciplina.

   -¿Qué ves hoy en los Warriors?

   -Chicos que crecieron un montón. Que no podían expresarse, que tenían reprimidos sus sentimientos y no podían controlar impulsos. Y el rugby trata de eso: de tener disciplina, respetar las reglas, el rival no es tu enemigo, más allá de que es un juego de roce físico. Yo no sé si fui yo quien se abrió las puertas de la cárcel. Creo que fueron los profes y su motivación... El Bere, Lucas (Armengol), que es un prócer, un pequeño gigante.. Lo que ha renegado ese chabón a cambio de nada... Compartimos ese sentimiento hoy cuando vemos a los pibes, ya que colaboro con Lucas. Estuve yendo todo el año a la Unidad para entrenar. Me veían y no podían creer que volviera por ellos. Pero siento que tengo que compartir los conocimientos que he sumado de rugby en el último año, de jugar en Sportiva. Es lo que se hace que después el jugador se desarrolle mejor en el buen trato, en el juego, postura. Eso hace que los pibes estén mejor y tengan una chance. Yo ya estoy de vuelta. Ahora tengo que ocuparme de mi hija. De un día para otro no puedo resolver mi situación. Tengo que ir paso a paso. Armar fases de juego e ir para adelante. Y levantarme y seguir. ¿Cómo ganás terreno? Ganando tiempo. ¿Y cómo ganás tiempo? Teniendo pelota en mano y no cayendo. De eso se trata el rugby. En este deporte el pensamiento, ante una situación desfavorable, te da la capacidad para poder abordarla.

De chico, en Argentino

   Qué curiosidad: si bien a Pablo Espinosa se lo conoce por su carrera como futbolista, al deporte que primero se acercó cuando era chico fue el rugby.

   "Asistí a algunos entrenamientos en Argentino, pero más que nada iba a la pileta (de Argentino). Días atrás cuando hicimos el partido en Argentino lo comenté", recordó Pablo.

AT de Warriors

   Por ser un referente para Warriors hoy Espinosa se desempeña como asistente técnico del equipo de la cárcel de Villa Floresta.

   "De conocer a Luca Armengol surgió la posibilidad de colaborar. Warriors hoy es un buen equipo. Cuando hay unión, el destino se encarga de encaminar las cosas", afirmó.

Sin fotos

   Por expreso pedido del propio Pablo Espinosa, no se publican en esta nota, tanto papel como web, fotografías de su persona.

Notas relacionadas

   Warriors jugó su primer partido extramuros.

   Warriors se probó contra Argentino y Villa Mitre. 

   Un abrazo muy especial.

   La Municipalidad les entregó indumentaria.

   Por un rato, todos frente a las mismas posibilidades.

   La experiencia de "Tackle al destino" en 2011.

   Los Rústikos recibieron botines para entrenar.