Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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El pasaje de ómnibus, un tema sensible que exige actualización

El transporte urbano involucra un servicio público, con rutas y horarios establecidos por la Municipalidad y accesible a todos los ciudadanos.

   Cada seis meses, de acuerdo a lo que estipula la ordenanza que rige la cuestión, el Departamento Ejecutivo está obligado a analizar la tarifa del transporte de pasajeros urbano, si es que considera que ha habido variaciones en los precios de varios de los componentes que determinan su valor.
    En un país como el nuestro, en un momento como el actual, es claro que el pasaje, como la carne, la leche, la nafta, el helado, la telefonía y la comida para gatos aumentan cada mes, a veces cada semana, como consecuencia de una inflación que no se detiene.
   En ese contexto es lógico pensar que, luego de seis meses, no puede sorprender que el boleto de ómnibus, que involucra combustibles, sueldos, neumáticos, aceite, seguros y decenas de otros componentes, también haya tenido una variación.
   La gran diferencia en el valor del pasaje del transporte urbano es que involucra a un servicio público, con rutas y horarios establecidos por la Municipalidad y accesible a todos los ciudadanos.
   Es además un componente clave en el desarrollo de una comunidad, que da respuesta a las necesidades de miles de trabajadores y estudiantes, de vecinos que deben hacer trámites, ir a un hospital, hacer compras.
   Por eso la determinación del valor del pasaje tiene una incidencia, un impacto clave en el día a día de cada usuario, y eso obliga a que su instrumentación considere componentes que exceden al mero cálculo y análisis de los porcentajes de variación.
este es un elemento clave para establecer el costo son los subsidios que aporta el Estado (local, provincial y nacional) para que la tarifa tenga un valor razonable y lógico, ya que, de no existir ese aporte, el pasaje sería poco menos que inaccesible y las empresas deberían duplicar el valor del mismo.
    Por eso es necesario que el Estado municipal y el Concejo Deliberante analicen con conciencia, responsabilidad y conocimiento la situación, buscando su máxima eficiencia en el servicio.
    Es momento de repensar recorridos, de ajustar distancias, de considerar que quienes no usan el transporte urbano lo tienen igual disponible. De dejar atrás usos y costumbres de otras épocas y plantear una propuesta superadora y de avanzada.