Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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¿Por qué es inevitable, y necesario, reacomodar los precios en la cadena de ganados y carnes?

“La falta de oferta que se espera para este verano hará que los valores suban”, dijo Daniel Urcía, vicepresidente de FIFRA.

Guillermo D. Rueda / grueda@lanueva.com

   Para Daniel Urcía, vicepresidente de la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas (FIFRA), la recomposición de precios en la cadena de ganados y carnes es necesaria para que el negocio sea viable.

   “El reacomodamiento no tiene que ser visto como un problema. Las políticas del nuevo gobierno tienen que estar orientadas a potenciar al sector y a evitar la intervención que ya dieron resultados negativos en el pasado”, agregó.

   Urcía comentó que el precio de la carne bovina fue el más competitivo en el mercado doméstico en la última década y que eso sólo fue posible por varios factores.

   “Por un lado creció la producción de carnes porcinas y aviar, lo que se combinó con una crisis económica que se tradujo en menor consumo per cápita, no obstante que la oferta de las categorías de hacienda liviana, en novillitos y vaquillonas, destinada al consumo interno resultó alta”, explicó.

   La combinación de esos factores generó fuertes pérdidas en los feedlots que, actualmente, reponen menos de lo que venden y cuyo resultado por animal terminado es negativo en una cifra entre 1.500 y 2.500 pesos, lo que significa que ese eslabón es el que está soportando el mayor peso del atraso en la recomposición de las cotizaciones.

“La exportación fue un paliativo porque los envíos a China permitieron que la vaca tuviera un muy buen precio”, dijo Urcía.

   Urcía indicó que el resto de la cadena industrial y comercial, mayorista y minorista también está haciendo sus aportes y que este repunte de precios de la hacienda, tras las PASO y las elecciones generales, no se trasladaron en toda su magnitud a los precios de la carne al mostrador.

   “Como bien refleja la encuesta de precios que encarga el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA) en 200 puntos de venta, el precio de kilogramo de la media res de la segunda semana de octubre de 2019 era el mismo que en marzo, tras la recomposición”, comentó el dirigente.

   “Es decir que, durante seis meses de constante inflación, entre marzo y octubre, el precio de la carne estuvo estancado a nivel mayorista y con pequeños aumentos e inferiores a la inflación en el nivel minorista. Se estima que, en la medición interanual, tendría un atraso del 15 % respecto de la suba de promedio de la economía”, detalló.

   Urcía insistió en que el incremento de las cotizaciones de la hacienda y de la carne es inevitable y necesario, y que sólo resta saber en qué momento ocurrirá.

   “Es necesario aclarar que ninguna intervención estatal sería capaz de impedirlo, pero sí podría matar las expectativas del negocio ganadero iniciando una verdadera liquidación de stock que, al cabo de un tiempo, producirán efectos más gravosos y que llevarían mucho más tiempo corregir”, sostuvo, al tiempo que recordó que esto ocurrió con la liquidación de 2009 y que 10 años después todavía no se ha recuperado totalmente el stock perdido.

   “Esta situación fue paliada —en parte— por el crecimiento de las exportaciones traccionadas por China, como efecto de la enfermedad de la Peste Porcina Africana en su rodeo porcino”, dijo.

Durante 6 meses de constante inflación (marzo-octubre), el precio de la carne estuvo estancado a nivel mayorista y con pequeños aumentos.

   “El gigante asiático deberá importar carnes sin llegar a cubrir el déficit ocasionado por la enfermedad y lo llevará a mejorar los precios para asegurarse el producto”, agregó.

   “La exportación fue un paliativo porque, ante la situación económica imperante en nuestro país, los envíos a China permitieron que la vaca tuviera un muy buen precio que, en otras circunstancias, hubiera significado deterioro del stock”, señaló.

   “Con la venta de una vaca, muchos productores retuvieron dos terneras. Si la vaca no hubiera tenido ese precio, el productor habría vendido las dos terneras a faena y la vaca se hubiera muerto en el campo, tal como ocurría en los años 2007 y 2008”, indicó el doctor Urcía.

   “Pero ahora la presión de la olla está llegando a su máximo y, ante la disminución de oferta de hacienda terminada para consumo y la demanda sostenida para la exportación, las reglas de oferta y demanda harán su trabajo y, ante una oferta limitada y una demanda en crecimiento, habrá tensiones de precios hacia la suba”, mencionó.

   Urcía aseguró que esto, que podría verse como un problema, debería interpretarse como la solución en el largo plazo.

“Mejores precios en la ganadería harían interesar nuevos inversores al negocio, lo que mejoraría la oferta a futuro”, admitió Urcía.

   “Mejores precios en el sector de la ganadería harían interesar nuevos inversores al negocio ganadero, lo que mejoraría la oferta a futuro abasteciendo al mercado interno y la exportación”, afirmó.

   El dirigente dijo que intentar restringir las exportaciones, con cupos, gravámenes o cualquier otro tipo de intervención, significaría impedir la recomposición de precios y, por ende, quitar el atractivo de invertir en el negocio y así se dejaría de aprovechar la oportunidad que brinda el mercado internacional.

   “También debemos recordar que el cuero ha perdido valor, lo que termina impactando en el recupero”, dijo.

   “Algunas plantas lo están salando y, por ende, incurriendo en mayores costos. Hay casos, en el norte del país, donde los están enterrando (a los cueros), pero en definitiva no aporta valor y el costo de faena es mayor que el ingreso por la venta de subproductos”, sostuvo.

   También se refirió al sector engordador (en referencia a los feedloteros) al plantear las necesidad de revertir la situación de quebrantos y lograr un nivel de equilibrio.

   “Asimismo, el sector industrial y comercial también se ve afectado por la suba de costos, por lo que el negocio sólo será viable con un aumento de los precios en la carne al consumidor”, concluyó.

El desafío de estar enfocado

   Urcía recordó que, en la Argentina, se consumen más de 110 kilos de carne por habitante —y por año— entre las tres consideradas principales: bovina, porcina y aviar.

   “Pero como tenemos un porcentaje importante de la población con problemas económicos y sociales, está la obligación de ocuparnos de ellos”, manifestó.

   “Nuestro desafío debe estar enfocado en llegar a las personas que verdaderamente lo necesitan, pero sin afectar el desarrollo de un actividad que podría generar mayores recursos, riqueza y empleo genuino para quienes hoy debemos ayudar”, añadió.