Bahía Blanca | Martes, 16 de abril

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Tierras del ferrocarril: lugares que necesitan orden y más gestión

Vecinos toman a su cargo el cuidado y la restauración de espacios públicos ignorados por el Estados durante varias décadas.

   Han pasado casi diez años de la demolición del paredón existente sobre calle Malvinas, entre Rondeau y Juan Molina, que marcaba la línea municipal y delimitaba la propiedad privada de las tierras del exferrocarril Bahía Blanca al Noroeste.
   Una de las varias barreras urbanas existentes en la ciudad desde fines del siglo XIX, con la llegada de las líneas ferroviarias tendidas para llegar hasta las terminales portuarias de Puerto Galván e Ingeniero White.
   La intervención mencionada mejoró de manera notable la integración de los vecinos del barrio Noroeste, acaso el más antiguo de la ciudad, con el centro de la ciudad, consolidada con la extensión de calle Blandengues, que estableció un paso vehicular intermedio en un tramo de casi 800 metros.
   Pero acaso lo más destacado de la intervención es que dejó a la vista la gran superficie de terreno donde otrora se dispusieron las instalaciones del ferrocarril, con varias construcciones y galpones en desuso, la mayoría de ellos completamente vandalizados.
   Esas tierras, que son del Estado pero se mantienen desde hace al menos ocho décadas en el completo abandono, descuido y falta de destino y uso, fueron "tomadas" por los vecinos del sector, convencidos de que el mejor destino que pueden tener es servir como parque-espacio público.
   Así, sin necesidad de pedir permiso ni iniciar complejos trámites que generalmente no conducen a nada, se encargaron de empezar a dotar al lugar de un orden y de una calidad apropiada para ese destino.
   Se encargan de colocar árboles y plantas, de agregar bancos y juegos, de cuidar el sitio y mejorarlo cada día. De cuidarlo y evitar acciones inadecuadas o dañinas. Lo que han logrado en estos años es sin dudas digno de admiración.
   Algo similar a lo que han generado los vecinos de la avenida Parchappe, con tierras de similares características utilizadas por el Ferrocarril del Sud y ahora reconvertidas en un parque muy atractivo, alrededor del Puente Negro.
   Si bien la Municipalidad ha colaborado en los dos casos, sería trascendente ir avanzando en un orden legal sobre las tierras, en instrumentar algún plan maestro de intervención y definir de manera definitiva sus usos. La ciudad, agradecida.