Gay, Aramburu, Pera y Rucci, los nombres en un extraño graffiti

Redacción de La Nueva.

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Por Maximiliano Allica mallica@lanueva.com

   Una garita de colectivos de Bahía Blanca apareció el viernes con una pintada inesperada: “Gay = Aramburu”, “Pera = Rucci”, y una “V” con una “M” emulando el símbolo de Viva Perón, que en este caso podría ser Viva Montoneros.

   Aún se desconoce a los autores del graffiti, pero sí se puede intentar una alusión al extemporáneo mensaje.

   El general Pedro Eugenio Aramburu fue uno de los líderes militares que derrocó a Juan Domingo Perón en 1955. En rigor, el comandante del arma era el general Eduardo Lonardi, pero tras asumir como presidente de la Revolución Libertadora fue rápidamente desplazado por sus posturas conciliadoras.

   “Ni vencedores ni vencidos”, proclamó Lonardi a poco de colgarse la banda y motivó el golpe interno, encabezado por Aramburu y el almirante Isaac Francisco Rojas, quizás el más ferviente proscriptor del peronismo y defensor del bombardeo a la Plaza de Mayo en junio.

   Ante la salida de Lonardi, se ungió a Aramburu como comandante en jefe. Años más tarde, con Perón en el exilio y el movimiento justicialista en las sombras debido a la proscripción, un grupo de jóvenes encabezado por Fernando Abal Medina (tío del hoy encuadernado Juan Manuel) secuestró a Aramburu.

   Era 1970 y otro gobierno militar regía al país, bajo el mando de Juan Carlos Onganía. Tras un breve juicio popular, los incipientes Montoneros ejecutaron al viejo general en una quinta de la localidad bonaerense de Timote (dato de color: lugar de nacimiento de la actual diputada de izquierda, Myriam Bregman).

   El “Operativo Pindapoy” fue su carta de presentación como facción revolucionaria.

   Otro de los principales actos bélicos de la “Orga” fue uno jamás reivindicado, aunque múltiples testimonios coinciden en atribuírselo. Se trató de la muerte del líder de la UOM y la CGT, José Ignacio Rucci, en 1973.

   Ocurrió dos días después de las elecciones que consagraron para una tercera presidencia al retornado Perón y se interpretó como una provocación al anciano líder, que tenía entre sus muy pocos confidentes al jefe gremial.

   Montoneros veía a Rucci como un emblema del sindicalismo de derecha refractario a la Patria Socialista que buscaban imponer organizaciones como la dirigida por Mario Eduardo Firmenich, tras la muerte de Abal.

En los libros

    Hasta aquí, los hechos. Ahora, recomendaciones literarias: en su libro “Timote”, el filósofo José Pablo Feinmann describe con pluma virtuosa el secuestro y muerte de Aramburu, además de otras anotaciones sobre aquellos tiempos desmesuradamente violentos.

   Hombre vinculado a la izquierda, no necesariamente peronista, el autor de la obra no esconde su simpatía hacia las organizaciones que combatían al establishment de derecha, aunque en sus escritos reniega de la conducción de Firmenich, a quien responsabiliza de desestabilizar una oportunidad democrática para Argentina en los años '70.  Por sobre todas las cosas, Feinmann es muy inteligente.

   Con otro estilo, más periodístico y cuestionador de la izquierda, Ceferino Reato cuenta detalles de la muerte de Rucci en “Operación Traviata”. Su estilo es muy ágil y difícil de abandonar.

   Acido crítico de las historias oficiales, entre otras cosas, Reato no admite la cifra de 30 mil desaparecidos.

   Volviendo al origen de este artículo, ¿quiénes serán los responsables de la pintada contra Héctor Gay y el gremialista de la UTA, Ricardo Pera? ¿Cuáles son sus objetivos? ¿Es un “8” lo que figura al lado de la “V”? ¿Qué quiere decir?

   Por ahora no está claro, aunque seguro se equivocaron de clima político. Por decir lo menos.