Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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La sexualidad en la pareja durante el embarazo

   Entre los mitos que se diluyen podríamos mencionar al que sostiene que las relaciones sexuales durante el embarazo pueden ser perjudiciales.

   La realidad es que durante esta etapa pueden, las relaciones pueden ser muy placenteras y beneficiosas tanto desde el punto de vista físico como psicológico.

   Embarazo y sexualidad pueden integrarse perfectamente en beneficio de la pareja. 

   El único impedimento se da cuando se trata de un embarazo de riesgo y, en este caso, es el médico quien suele indicar la suspensión de las actividades sexuales.

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   Durante el embarazo los miembros de la pareja deben involucrarse; aprender y ser pacientes y comprensivos con los cambios que van sucediéndose conforme pasan los meses.

   El papel del varón durante este período es fundamental porque se trata de una etapa en que la mujer pasa por distintos estados emocionales y fisiológicos. Está más sensible, a veces irrumpe en llantos, otras no se siente cómoda, además de lidiar con mareos,  nauseas, vómitos y la sensación de cansancio o somnolencia.  

   Algunas mujeres tienen dificultades para unir sexualidad y embarazo. Generalmente, al principio sienten temor de hacerle daño al bebé y no quieren correr ningún riesgo.  La paciencia, el afecto, la cercanía, los mimos y las caricias ayudan a que se vaya perdiendo dicho temor y así se animem a reiniciar los encuentros sexuales. 

   Hay que tener en cuenta que estos encuentros sexuales deben ser siempre consentidos y sin presiones. 

   Como los cambios en el cuerpo se van haciendo evidentes y algunas mujeres no suelen sentirse cómodas es muy importante el apoyo del varón. Es él quien, con palabras dulces y halagos, debe acompañar para que ella se vaya adaptando a los cambios de su cuerpo.

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   Por otro lado, el deseo sexual de la mujer durante el embarazo puede ser significativamente fluctuante debido a  los cambios hormonales propios de esta etapa. 

   Hay mujeres que durante la gestación acentúan su deseo sexual, mejoran la calidad de las relaciones o la intensidad de los orgasmos. Otras, por el contrario, refieren haber perdido por completo el deseo sexual. 

   Por eso, ante el embarazo, la vida sexual varía según las condiciones físicas y psicológicas propias de cada mujer, sumado al contexto y al tipo de relación de pareja que se tenga. 

   En general, a partir del segundo trimestre de gestación mejora la predisposición para mantener relaciones sexuales. Las mujeres logran excitarse más rápidamente debido al aumento de la vascularización de su zona genital.

   Para que la pareja pueda disfrutar plenamente de su sexualidad existen prácticas amorosas con las cuales podrán intensificar los encuentros, como los masajes con aceites, compartir un baño de inmersión con sales, escuchar música o bailar juntos. Obviamente se deben buscar posturas cómodas que faciliten el encuentro. 

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    Entre las posiciones más comunes y cómodas se encuentra la postura del misionero, que al principio se podrá realizar sin dificultad. La posición tipo cuchara permite que el peso de la panza descargue cómodamente de manera lateral.

   Otra posición cómoda es la andrómaca, en donde ella está sentada sobre el varón mientras éste permanece tumbado boca arriba sobre la cama. 

   La postura del perrito puede resultar muy placentera para ambos, sin embargo se recomienda ser muy cuidadosos ya que todo el peso del cuerpo de la mujer recae en sus brazos. En este caso se recomienda el uso de un almohadón que facilite la postura. Además, algunas mujeres pueden referir dolores o molestias, por lo tanto hay que optar por otras posiciones, que eviten poner en riesgo a la mamá o al bebé. 

   A modo de conclusión, y salvo que el médico diga los contrario, embarazo y sexualidad son compatibles y saludables. Alivia las tensiones del embarazo, libera endorfinas y estimula la circulación sanguínea, además de compartir en pareja esta etapa de intimidad y crecimiento para ambos.