Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

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La responsabilidad de los peatones

   La evidente superioridad que en la calle tiene los automóviles sobre los peatones ha llevado a creer que en todas y cada una de las circunstancias que pueden generar un accidente en materia de tránsito en el ámbito urbano es siempre culpa de quienes conducen, nunca de quien camina.

   Los peatones parecen eximidos de toda responsabilidad amparados en que su contextura física lleva todas las de perder ante la velocidad y el porte de un automóvil, lo cual en parte es cierto (la disparidad) pero que también lleva una gran cuota de culpa que no le corresponde.

   La ley nacional de tránsito establece varios artículos donde considera que determinadas conductas de los peatones conforman infracciones. Y no solo eso: también establece multas que en muchos casos alcanzan valores tan significativos como las faltas graves de los conductores.

   Por ejemplo, cruzar la calle por lugares que no sean las sendas peatonales es una infracción. Caminar por la calle en lugar de la vereda es una infracción. Manejarse en la calle utilizando el celular o con auriculares, sin prestar la debida atención al tráfico, es una falta.

   Un reciente fallo de la justicia, en el caso de una mujer atropellada cuando cruzaba la calle a mitad de cuadra, ha establecido la culpabilidad de la persona por cruzar por un lugar indebido y riesgoso, señalando además que los conductores no son “superhombres” con capacidad de reacción para determinadas circunstancias.

   Critica además la justicia la conducta “despreocupada y casi suicida” de muchos peatones, que pareciera no tener conciencia del riesgo que implica manejarse en la vía pública sin tomar los cuidados mínimos, para ellos y para el resto de los protagonistas.

   Basta prestar atención unos minutos a cómo se comportan los peatones para asumir que muchos de los posibles accidentes pueden estar generados a partir de asumir comportamientos indebidos, como cruzar calles por sitios inadecuados, no prestar atención a los semáforos, hablar por celular y no mantener la atención ante cualquier situación extraña que pudiera ocurrir.

   Si somos una sociedad que responde al rigor, acaso sea tiempo de que los agentes de tránsito comiencen a tener una actitud más firme con las conductas de los peatones, acaso con un primer paso correctivo, sin multar, pero dejando en claro que determinadas conductas no corresponden y deben ser corregidas.