Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

A 20 años de un crimen casi calcado, que tuvo el sello de la impunidad

Viviana Roxana Aguilera era trabajadora sexual y también la ahorcaron para asesinarla. Su cuerpo apareció en otro camino vecinal. 

El juez Enrique Montironi -de saco oscuro- en el lugar del hecho. Archivo La Nueva.

   En agosto de 1996, Viviana Roxana Aguilera tenía 25 años y denunciaba públicamente que la policía le exigía 100 pesos semanales para permitirle ejercer como trabajadora sexual.

   Veinte meses después, aparecía asesinada en la zona de Ingeniero White.

   Fue el 17 de octubre de 1997 y si bien las primeras sospechas apuntaron naturalmente al fallecido comisario Héctor Horacio Iglesia, a quien la mujer había “apuntado” en su declaración televisiva, la investigación tomó otro rumbo: el proxeneta.

   Como Aída Caballín, Viviana apareció sin vida a primera hora de la mañana, en las afueras de la ciudad (a la vera del denominado camino viejo a Puerto Galván), ahorcada posiblemente con un lazo y sin otras lesiones visibles. También se sospechaba que había sido agredida en otro lugar.

   El exjuez en lo Criminal y Correccional Enrique José Montironi se hizo cargo de la investigación, porque el homicidio se registró antes de la reforma procesal de 1998, cuando los fiscales tomaron la instrucción de las causas penales.

   Las primeras diligencias y datos de la pesquisa llevaron a Montironi hacia Claudio Oscar “El Araña” Lapizondo, “compañero” de Viviana.

   Lapizondo fue detenido e imputado del crimen. También cayó Pedro Dálbora, su amigo, acusado de encubrimiento.

   Sin embargo, la prueba testimonial fue muy endeble. Las declaraciones cambiaron de tono y los imputados recuperaron la libertad. De hecho, Gabriela Aletti, colega de Viviana, terminó condenada por un falso testimonio, tras dar 4 versiones diferentes de los hechos.

   Lapizondo pasó casi 2 años preso hasta que en el juicio oral, el 24 de junio de 1999, fue absuelto porque el exfiscal Emilio José Marra desistió de acusarlo. Lo mismo sucedió con Dálbora.

   Todo volvió a fojas cero y el caso quedó impune. Hoy nadie sabe quién mató a Viviana Aguilera.