Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Juguetes sexuales: ¿los usaste o los usarías?

   Fue Alessandra Rampolla, la sexóloga portorriqueña, quien en el 2000 comenzó a hablar masivamente de juguetes sexuales, de forma muy didáctica y sin tabúes, en su programa de cable en Cosmopolitan TV.

   Al principio, muchas personas se asombraron al escuchar sobre el uso de consoladores o vibradores. Otras, además de expresar su rechazo, lo consideraban algo innecesario si se está en pareja o, incluso, algo asqueroso.

   Hoy siguen existiendo comentarios similares y, para algunos, usar juguetes sexuales solo es parte de una moda.

   Pero ¿sabés que no? El uso de consoladores o dildos es milenario. La costumbre de utilizarlos es mucho más antigua de lo que creemos. Según algunas referencias históricas, las imágenes de la vagina, el pene y el huevo han sido utilizados por la humanidad desde tiempos remotos,en las celebraciones de rituales de fertilidad. 

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   Desde hace ya muchos años los arqueólogos vienen descubriendo imágenes de pequeñas estatuillas fálicas. La pieza más antigua encontrada hasta el momento apareció en Alemania y se calcula que tiene en alrededor de 28 mil años. Lo que corrobora que el uso de dildos o consoladores no es nuevo. 

   Dicho hallazgo no fue el único que indica que el uso de consoladores se remonta a la prehistoria. Y nos enseña que, en materia sexual y sobre todo femenina, la sexualidad era vivida con mayor libertad, sin tantos prejuicios. 

   Se pueden encontrar pruebas de las costumbres sexuales en las civilizaciones de la antigua Mesopotamia, por ejemplo, en el papiro erótico de Turín, que muestra la imagen de una mujer que se masturba frotando su clítoris contra el cono de una vasija, mientras pinta sus labios. 

   Sobre las postrimerías de 1800, el consolador comenzó a ser utilizado con fines terapéuticos por el médico inglés Joseph Mortimer Granville, quien desarrolló el primer vibrador electromecánico con forma fálica.  

   En esa época, algunos casos de ansiedad, fantasías sexuales, irritabilidad, llanto excesivo y otros síntomas se debían a una supuesta enfermedad que los griegos habían descrito como ¨útero ardiente¨ y que llegó a ser conocida como histeria.

   La supuesta epidemia de histeria fue tratada por medio del uso de consoladores, para ¨calmar la frustración sexual femenina¨. 

   En la actualidad y desde el punto de vista terapéutico, muchos sexólogos y ginecólogos suelen indicar el uso de juguetes sexuales, tanto en mujeres como en varones, para el tratamiento de algunas disfunciones sexuales. También para el autoconocimiento o para ampliar el conocimiento de prácticas sexuales en pareja o en soledad. Pero NO para calmar ninguna clase de frustración femenina.

   Por ejemplo, la utilización del dildo puede ser muy útil en algunos casos de vaginismo, ya que con la práctica, este dispositivo permitirá la dilatación necesaria para favorecer la penetración. El vaginismo es un espasmo involuntario que impide la penetración por dolor. En otros casos, el uso de estimuladores clitorianos pueden ser muy útiles para ejercitar la zona del clítoris en los casos en que existan dificultades para tener orgasmos.

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   La industria de los juguetes sexuales se ha extendido mucho más allá de los consoladores o dildos prehistóricos. En la actualidad los sex shops ofrecen una amplia gama de “chiches” que van desde los más tradicionales y comunes, hasta los más modernos y tecnológicos, incluyendo los de diseño. Se pueden encontrar dildos con vibración y sin vibración, estimuladores de clítoris, anillo vibrador, vaginas plásticas, etc. 

   Como conclusión, los juguetes sexuales tienen una historia muy antigua y sus usos son remotos pero, a la vez, muy actuales. Pueden ayudar a descubrirse, a enriquecer las prácticas sexuales en pareja o pueden resultar muy útiles cuando alguna disfunción sexual impide disfrutar de una sexualidad plena y placenteramente.