Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Una puntaltense en la fragata: “Soy gaviera y es hermoso ver todo desde arriba”

María Florencia Neira Moya (24) es una de las pocas mujeres que desempeña un trabajo de altura.

  La puntaltense María Florencia Neira Moya navega por segunda vez consecutiva en la fragata ARA “Libertad”, donde desempeña un trabajo que exige mucha altura: casi 50 metros.

 

   “Soy gaviera y es hermoso ver todo desde arriba. Cuando entrás o salís de los puertos, la vista es única”, cuenta María Florencia, de 24 años y de la especialidad Mar. Su labor en navegación en un buque a vela como la fragata sucede en cubierta y subida al palo Mesana.

 

  “Al principio da miedo pero te vas acostumbrando de a poquito; la primera vez que pasé la copa me pregunté ¿Y ahora cómo bajo?”, dice una de las pocas mujeres que realizan esta tarea en el buque escuela de la Armada.

 

   La fragata ya lleva navegando 3 meses y se estima que lo hará hasta mediados de noviembre. Participa del Encuentro de Grandes Veleros 2018 y ya visitó los puertos de Río de Janeiro en Brasil, Punta del Este y Montevideo en Uruguay; Buenos Aires y Ushuaia en Argentina; y Punta Arenas, Talcahuano, Valparaíso y Antofagasta en Chile.

 

 

   “Está muy bueno llegar con otros veleros a los puertos que visitamos; hay mucha gente esperándonos en cada lugar y a nosotros mismos nos llama la atención poder conocer buques escuela de otras Armadas. Este año estoy conociendo el océano Pacífico”, rescató.

 

   María Florencia nació y creció en Punta Alta. Toda su vida cerca del mar y rodeada de uniformes navales pero nunca se le ocurrió ingresar a la Marina hasta que comenzó a ver el progreso personal de su hermano Nicolás: “Él es cabo primero y en sus años de la Escuela de Suboficiales me fue interesando su actividad; y así fue como también mi familia, al verlo bien a él, fueron motivándome a mí”.

 

   “Yo también veo que progresé mucho. Al primer intento no pude ingresar por problemas en la vista, trabajé para poder pagar la operación y con la ayuda de mis padres pude operarme a los 21 e ingresar”, contó. Hizo la primaria en la Escuela N°2 “Domingo Faustino Sarmiento”, y la secundaria en la Escuela Técnica N° 1 y practicó un tiempo handball en la ciudad. Le gusta el fútbol e ir a la cancha y alentar a Rosario en el clásico contra Sporting.

 

   En navegación, extraña mucho a los suyos, a sus papás Eliana y Pedro, y a sus hermanos mayores, el que es militar y otro que se encuentra en Carmen de Patagones y es policía. Sus grandes amores son su sobrina Franchesca de 2 añitos y su ahijada Carolina de 5, hija de su mejor amiga Natalia. “Me llevo bien con todos porque soy muy amiguera, pero comparto mucho con mi familia y mi amiga Natalia”, aseguró.

 

 

   Extraña su querida Villa del Mar, donde vive con su familia desde los 14 años; los mates a la orilla de la costera y el pastel de papas que hace su mamá. “El 26 de octubre es mi cumpleaños, y ya vi que cae agua –se ríe, haciendo referencia a que va a estar en navegación–. Voy a hacer unas empanadas así no me agarra la melancolía porque será el primer cumple sin mi familia”, se resignó, aunque no se arrepiente de ser parte de este viaje y pertenecer a la Institución.

 

   “Lo que más me gusta de la Armada son las posibilidades que te da, y de todas las puertas que te abre, son experiencias que te ayudan a crecer; si no fuera por la Armada, yo no podría estar haciendo este viaje por el mundo. Mis padres están muy contentos y orgullosos por mi decisión; para mí, la Armada fue mejor de lo que esperaba y hoy ocupa el lugar más importante en mi vida”, concluyó.