Bahía Blanca | Martes, 16 de abril

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Influencer indiscutido

   Mi querido lector, no lo quiero subestimar, pero si Usted, peina canas, o las tiñe, no le interesa la tecnología ni las redes sociales, y esta columna la lee en el tradicional y cada vez más exiguo formato papel, creerá que de lo que le hablo está un tanto alejado de su cotidianeidad.

   No es “chino básico”, tampoco ruso, pues con este último nos venimos familiarizando; pero el concepto en cuestión es bastante ajeno.

   Si en cambio, está dentro de la franja que se mueve como “pez en el agua” en este mar, a veces bastante revuelto de las redes sociales, seguramente comprenderá.

   Influir, influenciar, influyente, son conceptos que confluyen un vocablo muy en boga: Influencer. Para quienes desconocen cabe la pregunta: ¿qué es un influencer?

   Crecen rápidamente en comparación con otros procesos, y si bien algunas “celebridades” se han convertido en influencers, no es necesario ser famoso para lograr tal cometido. Un influencer (no tiene sinónimo) generalmente nace en un canal como YouTube, o en una red social como Twitter. Sus “opiniones”, comentarios y aportes hacen que aumente su credibilidad sobre determinados temas, llegando a convertirse en alguien “muy interesante” para una marca.

   En términos simples, un influencer, por su poder de influir, es una especie de líder o embajador por la confianza que “se gana” por parte de sus seguidores. A tal punto que son contratados y muy bien remunerados por la capacidad de influencia en las decisiones de la gente.

   Según un ranking, los influencers de Argentina son: Kun Agüero, Del Potro, Francella, Tinelli, Germán Garmendia, Mariano Bondar, obviamente Marley, y en poco tiempo más, su hijo Mirko.

   Hoy, en este día, quiero cuestionar y hasta contradecir esta cuestión de los influencers, pues si de influencias se trata, la relación padre-hijo, además de única, es la que mayor nivel de influencia posee, a tal punto que, por presencia, omisión o ausencia, no habrá otra igual.

   A un nivel estructural muy pero muy básico, un padre influye en el bienestar, la salud y la supervivencia de la especie; aunque lo esperable e ideal es que el vínculo que construye con su hijo, habilite no solo sobrevivir, sino desarrollar y alcanzar su máximo potencial.

   ¿Dónde y cuándo se aprende a ser padre? ¿Hay un influencer que diga en un par de renglones cómo ser padre?

   Nadie enseña a ser padre y quien es hijo aprende en función de los padres que ha tenido. Influencia sin final que pareciera transmitirse de generación en generación como información genética.

   En tiempos veloces y atroces, de aturdimiento y ensordecimiento, Usted, mi querido lector, ¿se detiene por un momento investido de valentía y piensa?

   Seguramente tiene pocos o muchos problemas que no le permiten establecer una pausa y pensar, a tal punto que se agota buscando soluciones “afuera”; le aseguro que la salida y los recursos están dentro de usted.

   ¡Anímese! ¡Pregúntese!

   ¿En qué condiciones emocionales fue gestado? ¿Deseo, planificación, accidente? ¿Qué relación tuvo con su padre? ¿Creció escuchando reproches? ¿Padre presente, “a medias”, ausente? ¿Amor o desidia? ¿Amor u obligación mutua? ¿Influencia negativa o positiva?

   Ya lo sé, algunas respuestas pueden ser dolorosas, desgarradoras, pero son el primer paso para la solución de muchos problemas. Luego de un tiempo habrá que integrar esas partes rotas y perdonar. Indultar mandatos, ausencias, defectos, fallas, devienen en lecciones para cuando llegue el momento de ejercer su paternidad; seguramente brillará con su propia y será un influencer. ¡Feliz día!